Asocian el consumo de marihuana con insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio e ictus

Marlene Busko

13 de noviembre de 2023

En un nuevo estudio observacional, el consumo diario de marihuana se asoció a un aumento de 34% en el riesgo de insuficiencia cardiaca en un plazo de cuatro años, en comparación con la ausencia de consumo.[1]

En otro estudio, el trastorno por consumo de cannabis se relacionó con un aumento de 20% en el riesgo de sufrir eventos cardiacos y cerebrales adversos mayores durante la hospitalización en pacientes de edad avanzada con riesgo cardiovascular que no eran fumadores de tabaco.[2]

Los estudios se presentaron el 13 de noviembre en el Congreso de la American Heart Association (AHA) de 2023.

Se trata de datos observacionales, por lo que solo pueden demostrar asociación y no causalidad, subrayaron los investigadores, pero se basan en otros hallazgos recientes.

A pesar de las limitaciones del estudio, "¿es esto un indicio? Absolutamente", dijo Robert L. Page II, doctor en farmacia, mágister en salud pública, en una entrevista para Medscape Noticias Médicas.

Page es profesor de la Skaggs School of Pharmacy and Pharmaceutical Sciences en la University of Colorado, en Estados Unidos, y presidió el grupo de redacción de la Declaración Científica de la American Heart Association de 2020: Marihuana para uso médico, cannabis recreativo y salud cardiovascular. No participó en ninguno de los estudios actuales.

Consumo de marihuana y riesgo de insuficiencia cardiaca

El consumo de marihuana en Estados Unidos ha aumentado exponencialmente con la creciente legalización a nivel estatal, pero no está claro su efecto sobre la salud cardiovascular, escribieron el Dr. Yakubu Bene-Alhasan, mágister en salud pública, y sus colaboradores.

En su estudio, los investigadores evaluaron la asociación entre el consumo de marihuana y el riesgo de aparición inicial de insuficiencia cardiaca, en comparación con el riesgo en personas que no la utilizan, basándose en datos de encuestas y registros médicos de los participantes en el programa de investigación All of Us, auspiciado por los Institutos Nacionales de Salud de Estadps Unidos.

Identificaron a 156.999 adultos de 18 años o más que no tenían un diagnóstico de insuficiencia cardiaca al inicio del estudio. La edad promedio de los participantes era de 54 años y 61% era de sexo mujer.

Aproximadamente una cuarta parte padecía hipertensión (24%) o hiperlipidemia (23%); 9,2% diabetes de tipo 2, y 9% arteriopatía coronaria. Tenían un índice de masa corporal medio de 28 kg/m2; 17% eran fumadores actuales y 22% exfumadores. Casi todos estaban asegurados (95%).

En función del consumo de marihuana informado por los participantes, definido como no prescrito o superior a las dosis prescritas en los tres meses anteriores, se clasificaron como nunca consumidores (107.976 participantes), exconsumidores (33.816), o consumidores menos de una vez al mes (7.292), una vez al mes (1.686), una vez a la semana (2.326) o a diario (3.903).

Durante una mediana de seguimiento de 45,3 meses, se produjeron 2.958 episodios de insuficiencia cardiaca.

En comparación con los no consumidores, los consumidores diarios de marihuana tenían 34% más de riesgo de insuficiencia cardiaca tras el ajuste con respecto a edad, sexo, raza, grupo étnico, consumo de alcohol, tabaquismo, educación, empleo, ingresos, seguro médico, diabetes de tipo 2, hipertensión, hiperlipidemia e índice de masa corporal (hazard ratio [HR]: 1,34; intervalo de confianza [IC] de 95%: 1,04 a 1,72).

Sin embargo, tras un ajuste adicional por arteriopatía coronaria, el riesgo de insuficiencia cardiaca dejó de ser significativo (HR: 1,27; IC 95%: 0,99 a 1,62), lo que indica que la arteriopatía coronaria es una vía por medio de la cual el consumo diario de marihuana puede conducir a este resultado.

"Debido a que se trata de un estudio observacional, no podemos afirmar que el consumo de marihuana cause insuficiencia cardiaca", declaró el Dr. Bene-Alhasan, médico residente de Medstar Health, en Baltimore, Estados Unidos, a Medscape Noticias Médicas.

Aun así, "en el transcurso de los años ha habido cada vez más informes de efectos negativos asociados con el consumo de marihuana", señaló. "Este estudio y la mayoría de los estudios parecen indicar que el consumo de marihuana tiene efectos perjudiciales, especialmente para el sistema cardiovascular".

"Dado el creciente consumo de marihuana", continuó, "es algo con lo que todo médico se encontrará".

Sería difícil y probablemente poco ético examinar estos riesgos en un ensayo controlado aleatorizado, dijo el Dr. Bene-Alhasan. "Pero a medida que más y más estudios observacionales muestren la asociación entre la marihuana y otras afecciones", añadió, "un día la evidencia será abrumadora hacia una u otra dirección, y entonces los médicos podrán tomar decisiones informadas con sus pacientes".

Page señaló que ambos muestran asociación y no causalidad, pero que, no obstante, "estos datos son un indicio de posibles problemas cardiovasculares", dijo.

"No quiero que la gente piense: 'Bueno, si la fumo una vez al mes no tendré ese problema'", dijo Page. "No tengan una falsa sensación de seguridad", advirtió, porque otros datos observacionales han mostrado efectos cardiovasculares incluso cuando las personas consumían marihuana cada semana.

Otras limitaciones de ambos estudios radican en que son resúmenes y no han sido revisados por otros expertos, señaló.

Y lo que es más importante, los estudios no distinguían entre fumar o vapear cannabis y consumir comestibles. "Cuando se fuma o se vaporiza un producto a base de cannabis", en particular uno con mayor contenido de tetrahidrocannabinol o cannabidiol, explicó, "se obtienen efectos cardiovasculares más agudos, que tal vez no se observen con los comestibles".

Trastorno por consumo de cannabis y riesgo de eventos cardiacos y cerebrales adversos graves

En otro estudio, el Dr. Avilash Mondal y sus colegas examinaron el riesgo de eventos cardiacos y cerebrales adversos graves intrahospitalarios, definidos como un compuesto de mortalidad por todas las causas, infarto de miocardio agudo, paro cardiaco o ictus, en personas mayores no fumadoras de tabaco con riesgo establecido de enfermedad cardiovascular (hipertensión, diabetes de tipo 2 o hiperlipidemia) que tenían trastorno por consumo de cannabis, definido como consumir cannabis y ser dependiente de él, en comparación con aquellos sin este trastorno.

Los investigadores analizaron los datos (incluidos los códigos CIE-10) de la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados (2019) de individuos de 65 años o más con factores de riesgo de enfermedad cardiovascular establecidos (hipertensión, diabetes de tipo 2 o hipercolesterolemia) cuando ingresaron al hospital.

De 10.680.280 pacientes, 28.535 tenían trastorno por consumo de cannabis; en general, eran más jóvenes y tenían más probabilidades de ser hombres que los que no tenían este trastorno. Durante una hospitalización media de cuatro días, 13,9% de los pacientes con trastorno por consumo de cannabis declararon episodios de eventos cardiacos y cerebrales adversos graves.

En comparación con otros pacientes, los afectados por el trastorno por consumo de cannabis presentaron tasas más elevadas de infarto de miocardio agudo (7,6% frente a 6,0%) e ictus (5,2% frente a 4,8%), tasas similares de paro cardiaco (1,1% cada una), pero tasas más bajas de mortalidad por todas las causas (1,7% frente a 3,3%) y de arritmias (25,9% frente a 34,9%).

Los pacientes con trastorno por consumo de cannabis tenían más probabilidades de sufrir eventos cardiacos y cerebrales adversos graves (odds ratio: 1,20; IC 95%: 1,11 a 1,29), tras el ajuste con respecto a características demográficas, comorbilidades y características hospitalarias al inicio.

El Dr. Mondal, médico residente del Nazareth Hospital de Filadelfia, Pensilvania, señaló en una entrevista con Medscape Noticias Médicas que entre las limitaciones del estudio figuran que la información procede de una base de datos nacional y que distintos médicos pueden haber definido el trastorno por consumo de cannabis de manera diferente.

Los datos no indicaban si el cannabis se fumaba o se inhalaba o si era medicinal o recreativo, comentó.

El cannabis se legalizó en 1996 en California para uso medicinal, y después se amplió al uso recreativo, por lo que "lleva en circulación más de 20 años", dijo, "y ahora podemos ver algunos de sus efectos en la población de más edad".

Ahora que la generación más joven consume más cannabis, deben ser más conscientes de las repercusiones a largo plazo sobre la salud. Hay mucho que no se sabe actualmente sobre el cannabis, reconoció el Dr. Mondal, y añadió que no sería ético hacer un ensayo aleatorizado con cannabis.

Sin embargo, teniendo en cuenta lo que se sabe, acotó, "nosotros como proveedores de servicios asistenciales ─personal médico y de enfermería─ deberíamos estar más atentos" al obtener información sobre el consumo de cannabis de un paciente, al hacer su historial médico.

"Deberíamos ser más cuidadosos y preguntar: '¿Consume usted hierba o marihuana? ¿Con qué frecuencia? ¿Es medicinal? ¿Por qué la consume?ʹ".

Alrededor de un tercio de los pacientes con trastorno por consumo de cannabis de este estudio también tenían toxicomanía. Page observó que esto "enturbia un poco las cosas", porque drogas como la cocaína y la metanfetamina pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular ateroesclerótica.

No obstante, ambos estudios se suman a "la abrumadora evidencia que se ha generado en los últimos cinco años de que quizá el cannabis sea un factor de riesgo potencial de enfermedad cardiovascular ateroesclerótica o que contribuya a ella", recalcó el Dr. Mondal.

"Fumar cigarrillos era totalmente aceptable en los años 40 y 50, pero ¿cuánto tiempo pasó hasta que se comprendió que ocasionaba ictus, infartos y cáncer?", preguntó retóricamente.

"Las últimas investigaciones sobre el consumo de cannabis indican que fumar e inhalar cannabis aumenta las concentraciones de carboxihemoglobina en sangre (monóxido de carbono) y de alquitrán (materia combustible parcialmente quemada) de forma similar a los efectos de inhalar un cigarro de tabaco, ambos relacionados con enfermedades del miocardio, dolor torácico, alteraciones del ritmo cardiaco, infartos y otras afecciones graves", listó en un comunicado de prensa de la American Heart Association.

"Que algo sea natural no siempre significa que sea seguro", añadió Page. "Hay riesgos y estamos empezando a verlo. Como profesionales asistenciales, debemos asegurarnos de que los pacientes son conscientes de ello". Al mismo tiempo, añadió, es muy importante que los médicos no juzguen a los pacientes.

Los autores del estudio y Page han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

Este contenido fue publicado originalmente en la edición en inglés de Medscape.

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