Se extrae nematodo vivo del cerebro de un paciente en un caso sorprendente

Tara Haelle

2 de octubre de 2023

Cuando iniciaron la biopsia abierta, los cirujanos no sabían lo que iban a encontrar, pero desde luego no esperaban esto: un nematodo parecido a una cuerda de casi 8 mm de largo, vivo y moviéndose.[1]

"Sorprendió a todos en el quirófano", dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. Sanjaya Senanayake, profesor asociado de enfermedades infecciosas de la Australian National University, en Canberra, Australia, y autor principal del informe del caso. "Cuando operas un cerebro, no esperas encontrar un parásito vivo".[1]

El nemátodo parásito tenía aproximadamente la mitad del ancho de una moneda de diez centavos. Los helmintos normalmente se ven a simple vista, pero es más común encontrarlos en los intestinos de pacientes infectados tras ser transmitidos por la tierra e infectar el tubo digestivo. Pero este llegó al cerebro de una mujer en un caso inédito del que se informa en Emerging Infectious Diseases.

"No sospechábamos en absoluto de un nemátodo", relató el Dr. Senanayake. "Allí había algo anormal. ¿Iba a ser una lesión granulomatosa? ¿Iba a ser cáncer? Quién sabe, pero había que hacerle una biopsia, y un nemátodo era lo último que se le hubiera ocurrido a cualquiera”, prosiguió.

Un año de síntomas inexplicables

La paciente de 64 años fue inicialmente diagnosticada con neumonía y presentó leucocitosis, hemoglobina baja, plaquetas elevadas y proteína C reactiva muy alta (102 mg/l; referencia: <10 mg/l).

No se había recuperado del todo de su enfermedad cuando empezaron los dolores abdominales y la diarrea. Luego tuvo tos seca y diaforesis nocturna.

Después de tres semanas de malestar, fue ingresada en el hospital. Tenía antecedentes de diabetes, hipotiroidismo y depresión, y los médicos empezaron a buscar respuestas a su enfermedad aguda. Le hicieron pruebas para detectar enfermedades autoinmunes e infecciones parasitarias, y le recetaron prednisolona para aliviar los síntomas.

Sin embargo, tres semanas después, su fiebre y tos persistían, así que la ingresaron de nuevo en el hospital. Los médicos solicitaron más pruebas, sus eosinófilos seguían altos, además de que había lesiones en el hígado, el bazo y los pulmones. Pero las pruebas fueron negativas para los cultivos bacterianos, fúngicos y micobacterianos. Sus heces no mostraban indicios de parásitos.

Se le prescribió micofenolato y luego ivermectina en caso de que sus pruebas parasitológicas dieran un falso negativo. Los médicos sospechaban estrongiloidiasis, pero las lesiones permanecieron en su bazo incluso cuando las lesiones hepáticas y pulmonares mejoraron.

La reducción de la dosis de prednisolona afectó a los síntomas respiratorios, por lo que en enero de 2022, un año después de que comenzaran los síntomas iniciales, el equipo médico añadió el anticuerpo monoclonal mepolizumab. Pero sus síntomas empeoraron y presentó pérdida de memoria y síntomas depresivos más intensos.

Después de que una resonancia magnética cerebral revelara una lesión en el lóbulo frontal derecho, el equipo recomendó una biopsia abierta y descubrió el nemátodo.

El espécimen era Ophidascaris robertsi, un nemátodo típico de la pitón alfombra (Morelia spilota). Nunca se había visto en un ser humano, y los únicos animales que intervienen en su ciclo vital son pequeños marsupiales o mamíferos consumidos por las pitones.

El parásito de una serpiente

Aunque se trata del primer caso de infección por Ophidascaris en un ser humano, en su informe los autores advierten que pueden ocurrir otros casos.

La mejor conjetura sobre cómo contrajo la infección la paciente fue por el consumo inadvertido de huevos de larvas en la vegetación silvestre que recolectaba cerca de su casa para comer. Vivía cerca de un lago conocido por albergar pitones alfombra, por lo que los huevos podrían haber estado en las plantas que recolectó o en sus manos o utensilios de cocina.

"Si se forrajea o utiliza hierbas o plantas autóctonas en recetas, sería una buena idea cocinarlas en lugar preparar una ensalada", recomendó el Dr. Senanayake. "Esto reduciría aún más las posibilidades de contraer una infección rara".

No está claro cómo o por qué el nemátodo, que normalmente permanece en el intestino, se abrió camino hasta el cerebro de la paciente, pero su largo tratamiento con fármacos inmunosupresores puede haber desempeñado un papel, sugirió el equipo. "Si se reducen las barreras inmunitarias normales, es más fácil que el parásito se desplace entre los sistemas y órganos", explicó el Dr. Senanayake.

Los médicos también se preguntaron si podría haberse reinfectado cuando volvía a casa entre los ingresos hospitalarios. Tras la extracción del nemátodo, recibió tratamiento con albendazol durante cuatro semanas para eliminar cualquier otra posible larva en otros órganos, sobre todo porque se sabe que las larvas de Ophidascaris sobreviven durante largos periodos, por ejemplo, más de cuatro años en ratas de laboratorio. "La esperanza es que se haya curado de esta infección parasitaria", expresó el Dr. Senanayake.

Mientras las personas de todo el mundo se enfrentan a la pandemia mundial de COVID-19, es posible que no se den cuenta de que cada año surgen nuevas infecciones en todas partes, sentenció.

Nuevas infecciones parasitarias

"La realidad es que en los últimos 30 años han aparecido 30 nuevas infecciones, y tres cuartas partes de ellas son zoonóticas, es decir, infecciones de animales que se extienden a los seres humanos", explicó el Dr. Senanayake.

Si bien algunas de esas infecciones son el resultado de la mejora de la vigilancia y el diagnóstico, se ha producido un aumento real a medida que los asentamientos humanos siguen expandiéndose.

"Esto no es más que un reflejo de cómo las crecientes poblaciones humanas están invadiendo los hábitats de los animales y estamos teniendo más interacciones entre humanos y animales salvajes, animales domésticos y animales salvajes, y humanos y flora natural, lo que está aumentando el riesgo de que se reconozca este tipo de infección", continuó.

El nematodo Ophidascaris hallado en este caso se encuentra también en otras especies de serpientes de distintos continentes del mundo. "Es de esperar que la concientización sobre este caso conduzca al diagnóstico y tratamiento de otros casos", añadió el Dr. Senanayake.

Aunque es ciertamente sorprendente encontrar este parásito en particular en un humano, hallar un organismo zoonótico en una persona no es tan extraño, según la doctora en medicina veterinaria, Janet Foley, DVM, Ph. D., profesora de medicina veterinaria de la University of California, en Davis, Estados Unidos. Esto es en especial cierto si el huésped habitual está estrechamente relacionado con los humanos, como los primates, o pasa mucho tiempo cerca de ellos, como las ratas.

"Todavía hay muchos parásitos y enfermedades en la fauna silvestre que no se han descubierto y desconocemos el riesgo", dijo Foley. "Pero aun así, el riesgo tendría que ser bajo en general o veríamos más casos humanos".

En Estados Unidos, el nematodo común en las heces de los mapaches es Baylisascaris procyonis y puede ser peligroso para las personas. “Ha habido muertes en humanos expuestos a estos parásitos, que sí parecen preferir trasladarse al cerebro humano”, subrayó Foley.

En un informe de 2016 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos se describieron siete casos identificados entre mayo de 2013 y diciembre de 2015, incluidos seis que causaron enfermedad del sistema nervioso central.[2] Otro informe de caso de 2018 se refería a un niño pequeño que había comido tierra y heces de animales en su patio trasero.[3]

Y el pasado mes de junio, en un informe de un caso publicado en Emerging Infectious Diseases se describió una infección por Baylisascaris procyonis en un niño de 7 años con trastorno del espectro autista y antecedentes de pica. Se había metido en la boca material del suelo cerca de un árbol donde los epidemiólogos encontraron posteriormente heces de mapache.[4]

Aun así, el Dr. Senanayake advirtió a las personas que no saquen conclusiones precipitadas sobre las infecciones parasitarias cuando experimentan síntomas que no son inmediatamente explicables de otro modo.

La típica persona que presenta accesos de pérdida de memoria, depresión y fiebre probablemente no tenga un nematodo en el cerebro ni necesite una resonancia magnética inmediata, acotó. "Puede haber otros casos por ahí, pero las cosas comunes ocurren comúnmente, y esto es probable que sea raro", enfatizó el Dr. Senanayake.

Este caso demuestra el reto que representa elegir un tratamiento cuando el diagnóstico diferencial de los síndromes hipereosinofílicos es tan amplio.

Síndromes hipereosinofílicos complicados

Uno de los trastornos que hay que tener en cuenta en el diagnóstico diferencial de los síndromes son las infecciones parasitarias, para las que el tratamiento serían agentes antiparasitarios, pero otro es una afección autoinmunitaria que requeriría inmunosupresión.

"Desde luego, como en este caso, no hay que dar a alguien un tratamiento inmunosupresor si tiene un parásito, por lo que hay que buscar muy bien un parásito antes de iniciar un tratamiento inmunosupresor para una afección inmunológica", dijo el Dr. Senanayake.

No obstante, todos los análisis de sangre para detectar diferentes anticuerpos resultaron negativos para parásitos, "y este era simplemente difícil de encontrar hasta que lo sacaron de su cerebro", señaló.

Los médicos especializados en enfermedades infecciosas siempre buscan lo inusual y exótico, reconoció el Dr. Senanayake, pero es importante excluir primero lo común y fácil, añadió. Primeramente, hay que agotar todas las causas probables y después "empezar a pensar realmente de forma lateral y destinar recursos a pruebas inusuales".

Esta noticia fue publicada originalmente en Medscape.

Para más contenido suscríbase a nuestros boletines y siga a Medscape en Facebook, X (antes conocido como Twitter), Instagram y YouTube.

Comentario

3090D553-9492-4563-8681-AD288FA52ACE
Los comentarios están sujetos a moderación. Por favor, consulte los Términos de Uso del foro

procesando....