Los suplementos de ácidos grasos omega 3 hacen afirmaciones sobre la salud sin fundamento

Marilynn Larkin

Conflictos de interés

20 de septiembre de 2023

Muchas etiquetas de contenido nutrimental de los suplementos de ácidos grasos omega 3 hacen afirmaciones infundadas sobre la salud, y los productos contienen dosis diarias variables de ácido eicosapentaenoico (EPA) más ácido docosahexaenoico (DHA), según señala un estudio transversal.[1]

En general, alrededor de 74% de los más de 2.800 suplementos que se examinaron tenían etiquetas de contenido nutrimental con al menos una declaración de propiedades saludables, y solo 19% incluía una declaración de propiedades saludables cualificada (QHC) revisada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos.

Los autores apuntaron que quizá sea necesaria una "regulación adicional" a las afirmaciones, para evitar la desinformación de los consumidores. Vale la pena mencionar que 20% de los adultos mayores de 60 años toman suplementos de aceite de pescado para la salud cardiaca, a pesar de que múltiples ensayos aleatorizados no muestran ningún beneficio cardiovascular.

"Basándome en lo que he visto personalmente en la tienda de comestibles y en la farmacia, no me sorprendió encontrar índices tan altos de afirmaciones de salud en los suplementos de aceite de pescado", dijo a Medscape Noticias Médicas la autora principal Joanna Assadourian, del UT Southwestern Medical Center de Dallas, en Texas, Estados Unidos. "Lo sorprendente, sin embargo, fue lo amplios que eran los tipos de afirmaciones que se hacían: desde la salud del corazón y el cerebro hasta la salud de las articulaciones, la salud ocular y la función inmunitaria".

La autora principal, Dra. Ann Marie Navar, Ph. D., también de UT Southwestern, añadió: "Como cardióloga preventiva, les digo a mis pacientes que si toman aceite de pescado para intentar evitar enfermedades cardiacas, pueden dejar de tomarlo porque no les está ayudando. Su dinero estaría mejor gastado en algo que realmente prevenga un infarto de miocardio, como más verduras frescas, su medicación para la presión o el colesterol, o una suscripción al gimnasio".

El estudio fue publicado en versión electrónica el 23 de agosto en JAMA Cardiology.[1]

"Declaraciones vagas"

Para evaluar las declaraciones de propiedades saludables que figuran en las etiquetas de contenido nutrimental de los suplementos de aceite de pescado en Estados Unidos, y examinar las dosis de ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico en las fórmulas comúnmente disponibles, los investigadores analizaron las etiquetas obtenidas de la base de datos de etiquetas de suplementos dietéticos de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos.

Los criterios de valoración principales fueron la frecuencia y los tipos de declaraciones (incluido el uso de una propiedad saludable cualificada revisada por la Administración de Alimentos y Medicamentos [FDA] de Estados Unidos) frente a una declaración de estructura y función, y el sistema y órgano al que se hacía referencia, así como las dosis diarias totales en suplementos combinados de ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico (EPA+DHA) de los principales fabricantes y minoristas.

Las propiedades saludables cualificadas son declaraciones relativas al potencial de un suplemento o alimento para tratar o prevenir enfermedades. Dichas afirmaciones se someten a una revisión de la evidencia por parte de la agencia regulatoria estadounidense y utilizan un lenguaje calificativo que refleja la falta de consenso científico o la incertidumbre.

Por ejemplo: "El consumo combinado de ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico puede reducir el riesgo de arteriopatía coronaria mediante la disminución de la presión arterial. Sin embargo, la FDA de Estados Unidos ha concluido que la evidencia es incoherente y no concluyente".

Por su parte, las afirmaciones relacionadas con estructura y función "describen el papel de un nutriente o componente dietético destinado a afectar la estructura o función en los seres humanos", pero no afirman que el suplemento prevenga, trate o cure ninguna enfermedad. Una afirmación de este tipo "no requiere ningún lenguaje atenuante sobre la posible incertidumbre científica de la afirmación".

Las declaraciones de estructura y función suelen afirmar que el suplemento "mantiene", "apoya" o "promueve" la función de determinados órganos. Algunos ejemplos son "promueve la salud del corazón" y "apoya el corazón, la mente y el estado de ánimo".

De 2.819 suplementos de aceite de pescado, para 2.082 (73,9%) se hacía al menos una declaración de propiedades saludables. De ellos, solo 399 (19,2%) utilizaban propiedades saludables cualificadas; los restantes únicamente hacían afirmaciones de estructura o función. Además de las declaraciones sobre la salud del corazón, muchos suplementos de aceite de pescado también tienen etiquetas con afirmaciones que implican beneficios para otros sistemas y órganos, como la salud cerebral o mental, la salud de las articulaciones y la salud ocular, a pesar de la falta de datos de ensayos clínicos aleatorizados que comprueben el beneficio.

El análisis de dosis de 255 suplementos de aceite de pescado de 16 marcas principales reveló una "variabilidad sustancial" en la dosis diaria de ácido eicosapentaenoico (mediana: 340 mg/día; rango intercuartílico (RIC): 135 a 647 mg/día), ácido docosahexaenoico (mediana: 270 mg/día; RIC: 140 a 500 mg/día) y ácido eicosapentaenoico + ácido docosahexaenoico total (mediana: 600 mg/día; RIC: 300 a 1100 mg/día).

Veinticuatro (9,4%) de los suplementos contenían una dosis diaria de 2 g o más de ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico.

"Existe una heterogeneidad significativa en la dosis diaria de ácido eicosapentaenoico y ácido docosahexaenoico en los suplementos disponibles, lo que conduce a una variabilidad potencial en la tolerabilidad y la eficacia entre los suplementos", concluyeron los autores. "Es necesaria una mayor regulación del etiquetado de los suplementos dietéticos para evitar la desinformación del consumidor".

La Dra. Navar añadió: "Ahora tenemos que entender lo que los consumidores deducen de afirmaciones vagas como "promueve la salud cerebral" o "favorece la función articular", y evaluar qué lenguaje podemos utilizar para describir con precisión la situación científica en torno al aceite de pescado y la salud cardiaca".

Entusiasmo frente a evidencia

"Estoy de acuerdo con estas inquietudes y creo que el entusiasmo por estos suplementos supera la evidencia derivada de los ensayos clínicos aleatorizados rigurosos", dijo a Medscape Noticias Médicas la Dra. JoAnn E. Manson, maestra en salud pública, doctora en salud pública, jefa de la División de Medicina Preventiva del Brigham and Women’s Hospital de Boston, Estados Unidos. "Los resultados de los estudios observacionales han tendido a ser mucho más favorables que los de los ensayos clínicos aleatorizados. Las etiquetas pueden resultar muy engañosas para el público en general", señaló. "La gente se enfrenta a un abanico vertiginoso de suplementos dietéticos, muchos de los cuales incluyen afirmaciones de estructura y función que requieren evidencia mínima, si es que la hay, de su eficacia".

"Los médicos deben recalcar a los pacientes que un suplemento dietético nunca será un sustitutivo de una dieta cardiosaludable y que muchos suplementos no son útiles para las personas que ya siguen una dieta sana", dijo.

El ensayo VITAL, del que la Dra. Manson fue investigadora principal, demostró que la suplementación con ácidos grasos n-3 no conducía a una menor incidencia de eventos cardiovasculares mayores o cáncer en comparación con el placebo.[2]

Un análisis de subgrupos mostró que 1 g/día confería una reducción de 20% en los eventos mayores solo para los participantes que comían menos de 1,5 raciones de pescado a la semana, agregó la Dra. Manson.

En cuanto a las etiquetas de los suplementos, los médicos deben recomendar a los pacientes que busquen un sello de la Farmacopea de Estados Unidos o un sello de la National Science Foundation o de ConsumerLab, aconsejó. Estos sellos garantizan que el producto ha sido auditado en cuanto a pureza y consistencia del contenido y que la dosis de la cápsula coincide con la que figura en la etiqueta.

A la Dra. Manson también le gustaría que las etiquetas explicaran que la mayoría de los productos no han sido revisados por la FDA de Estados Unidos. "Muchos miembros del público en general son engañados por estas etiquetas haciéndoles creer que van a recibir beneficios para su salud. Están gastando mucho dinero en suplementos que probablemente no confieren ningún beneficio e incluso pueden estar asociados a mayores riesgos".

No se informó sobre la financiación del estudio. La Dra. Navar ha recibido becas de BMS, Esperion, Amgen y Janssen y honorarios personales de AstraZeneca, Boehringer Ingelheim, Bayer, BMS, Esperion, Janssen, Eli Lilly, Merck, Silence Therapeutics, Novo Nordisk, Novartis, New Amsterdam y Pfizer al margen del estudio presentado y funge de editora adjunta de equidad, diversidad e inclusión en JAMA Cardiology.

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