COMENTARIO

5 claves contra los eventos adversos de los análogos del receptor del péptido similar al glucagón de tipo 1

Dr. José Gotés Palazuelos

Conflictos de interés

14 de agosto de 2023

En el tratamiento de la diabetes de tipo 2, los análogos del receptor del péptido similar a glucagón de tipo 1 (GLP-1) son fármacos eficaces para la reducción de los niveles de glucosa, pero además pueden reducir el peso y algunos de ellos, como liraglutida, semaglutida o dulaglutida, han mostrado beneficios en la disminución de eventos cardiovasculares en diversas poblaciones con diabetes. Actualmente su uso se ha expandido y deberían considerarse como una opción de primera línea en el contexto de la diabetes y de alto o muy alto riesgo cardiovascular o como primera terapia inyectable.

No obstante, estos fármacos se asocian frecuentemente (incidencia de 15% a 70%) con la aparición de reacciones adversas gastrointestinales que pueden ser una barrera para su uso o una causa para la descontinuación del tratamiento.[1,]Por lo anterior, es importante conocer algunas estrategias para mitigar estas reacciones.

1. Conocer el tipo de reacciones y educar al paciente.

Es conveniente tener una conversación abierta con el paciente, dándole a conocer la posibilidad de presentar estos eventos: náusea, vómito, diarrea y constipación son las reacciones más reportadas.

Por lo general varían de acuerdo al tipo de fármaco, con los de acción corta, como liraglutida, las más frecuentes son náuseas y con los de acción prolongada, como semaglutida, efectos intestinales (diarrea o constipación).

Las reacciones gastrointestinales son, en la mayor parte de los casos, transitorias, de intensidad leve a moderada y ocurren en la porción inicial del tratamiento o en la elevación de una dosis.

En todo momento se le debe recomendar al paciente que deje de comer una vez que se sienta satisfecho, evitar comer sin hambre, comer en porciones pequeñas, así como evitar los alimentos muy irritantes, picantes o de alto contenido de grasa. También se sugiere moderar el consumo de alcohol, tabaco y bebidas con gas. Todas estas recomendaciones ayudan a limitar las reacciones.

2. Si el paciente tiene una enfermedad gastrointestinal previa no controlada se debe buscar su mejoría antes.

Este paso es muy importante. Una gran cantidad de pacientes pueden tener mal control de una enfermedad ácido-péptica, síndrome de intestino irritable, malabsorción, enfermedad intestinal inflamatoria, etcétera, que pueden exacerbar la sintomatología. Por ello, de ser posible hay que buscar el trabajo multidisciplinario para buscar el tratamiento adecuado de estas entidades que puedan exacerbar la aparición de los síntomas antes de prescribir el uso de análogos del receptor del péptido similar al glucagón de tipo 1.

3. Iniciar con la dosis más baja y titular lentamente (start low and go slow).

Cada análogo del receptor del péptido similar al glucagón de tipo 1 posee una dosis baja con la que hay que iniciar.

Si bien existe un protocolo específico para cada medicamento (la mayoría probado en los estudios clínicos), es necesario tener flexibilidad para implantarlo y considerar el subir o bajar dosis de acuerdo con la respuesta del paciente. Por ejemplo, si una persona presenta náusea o vómito persistente en una dosis determinada, entonces se puede mantener esa dosificación por 1 o 2 semanas más hasta que el paciente lo pueda tolerar.

Por otro lado, si los síntomas son muy molestos, una opción es reducir a la dosis previa por unos días hasta que haya tolerancia y subir más adelante.

4. Si los síntomas aparecen, se pueden dar recomendaciones nutricionales para su mitigación.

En este sentido, la hidratación adecuada es esencial, en particular para los pacientes con vómitos y diarrea. Si la náusea es la reacción predominante, se pueden sugerir los alimentos en porciones pequeñas, alimentos secos o salados, u otros como pera o manzana, líquidos fríos claros, entre otros.

En el caso de constipación, se sugiere aumentar el consumo de fibra y líquidos.

Para la diarrea, se puede reducir el consumo de alimentos lácteos o de aquellos altos en fibra y aumentar la ingesta hídrica por medio de caldos claros.

5. En la persistencia sintomática, usar medicamentos para reducirlos.

Si se han planteado todas las estrategias anteriores y aún así el paciente sigue con reacciones adversas, entonces se pueden emplear medicamentos para disminuirlos.

Para el manejo sintomático de la náusea y el vómito pueden ser usados: antieméticos antihistamínicos como dimenhidranato; antagonistas del receptor 5 de serotonina, como ondansetrón; o los procinéticos, como metoclopramida o domperidona.

Si el paciente presenta diarrea, el uso de loperamida puede ser efectivo.

Para la constipación se pueden considerar los senósidos o el docusato de sodio para facilitar la evacuación.

Si a pesar de todas estas recomendaciones el paciente sigue muy sintomático, se debe valorar la suspensión del tratamiento con dos alternativas plausibles. La primera es cambiar a otro análogo del péptido similar al glucagón de tipo 1, dado que la tolerabilidad entre medicamentos es variable, y la segunda es modificar el esquema de tratamiento a otras clases de medicamentos hipoglucemiantes.

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