La vasculitis reumatoide es una manifestación sistémica poco común pero potencialmente grave de la artritis reumatoide. Se caracteriza por la inflamación de los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a daños en diversos órganos y tejidos. La serología de estos pacientes muestra una predominancia de positividad para el factor reumatoide (FR), los anticuerpos antipéptido cíclico citrulinado (anti-CCP) y los anticuerpos antinucleares (ANA).
La edad media de aparición de la vasculitis reumatoide es entre los 62 y 68 años, con una duración previa de artritis reumatoide de 10 a 16 años en promedio. La patología se asocia con un pronóstico desfavorable y mayores efectos adversos relacionados con el tratamiento inmunosupresor. Además, los pacientes con vasculitis reumatoide tienden a presentar más frecuentemente manifestaciones extraarticulares de artritis reumatoide, como síndrome de Felty, pericarditis o enfermedad pulmonar intersticial.
Una revisión reciente abordó el tema mediante una exhaustiva búsqueda en la base de datos Medline de artículos pertinentes publicados hasta diciembre de 2022.[1] Los criterios de inclusión consideraron el idioma y la fecha de publicación posterior a 1998, año en que se aprobó el primer inhibidor del factor de necrosis tumoral para enfermedades reumáticas. Se seleccionaron 60 artículos que fueron revisados y analizados en detalle para obtener una visión integral sobre la epidemiología, patogénesis, manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamientos de la vasculitis reumatoide.
Los resultados obtenidos revelaron una disminución en la incidencia media de vasculitis reumatoide desde la introducción de terapias biológicas para la artritis reumatoide, incluidos inhibidores del factor de necrosis tumoral y rituximab. Estos avances han permitido una mejora significativa en el manejo de la artritis reumatoide y han contribuido a la reducción de casos de vasculitis reumatoide en pacientes tratados con estas terapias.
Se identificaron como factores de riesgo para el desarrollo de vasculitis reumatoide: sexo masculino, tabaquismo al momento del diagnóstico de artritis reumatoide y coexistencia de enfermedad vascular periférica o enfermedad cerebrovascular. Además, se encontraron vínculos genéticos con la homocigosidad para el epítopo compartido HLA-DRB104 y la presencia de HLA-C3, lo que podría actuar como un predictor significativo de vasculitis.
En cuanto a las manifestaciones clínicas, se destacaron las cutáneas, neurológicas y cardiacas como las más comunes en vasculitis reumatoide, a menudo acompañadas de síntomas constitucionales, entre ellos, las lesiones de Bywater en la piel se presentaron como hallazgos específicos. Las neuropatías vasculares periféricas y la vasculitis del sistema nervioso central también se observaron en un porcentaje considerable de pacientes.
El diagnóstico definitivo de vasculitis reumatoide se basa en la demostración histopatológica de vasculitis en biopsias de piel o músculo que suelen mostrar vasculitis leucocitoclástica o vasculitis necrosante.
En cuanto al tratamiento, aunque no existen recomendaciones formales, se han utilizado históricamente metotrexato, glucocorticoesteroides y ciclofosfamida. Sin embargo, los agentes biológicos, especialmente los inhibidores del factor de necrosis tumoral y rituximab, han ganado terreno como opciones terapéuticas de primera línea. Se ha observado que los inhibidores del factor de necrosis tumoral generan una respuesta satisfactoria en casos de vasculitis reumatoide refractaria grave.
Aunque se ha considerado que rituximab es una alternativa prometedora para el tratamiento de vasculitis reumatoide, los estudios sobre su eficacia son limitados y se requieren de más datos.
Opinión del experto
En conclusión, la vasculitis reumatoide es un desafío diagnóstico debido a su complejidad clínica y la falta de criterios diagnósticos actualizados. Aunque los avances en la comprensión de su patogénesis han sido significativos aún se requiere una mayor cantidad de estudios observacionales y ensayos terapéuticos prospectivos para mejorar el manejo de esta complicación de la artritis reumatoide.
La identificación de factores de riesgo, la evaluación de biomarcadores y el desarrollo de tratamientos más específicos y efectivos son áreas fundamentales que deben seguirse explorando en la investigación clínica. La información obtenida hasta la fecha proporciona una base sólida para el avance en el manejo y tratamiento de la vasculitis reumatoide, lo que podría tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes afectados.
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CRÉDITO
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Citar este artículo: Vasculitis reumatoide, una manifestación rara pero potencialmente grave en artritis reumatoide - Medscape - 15 de agosto de 2023.
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