Más de 140 millones de estadounidenses utilizan edulcorantes artificiales, un hábito impulsado por el hecho irrefutable de que el exceso de azúcar es perjudicial. Pero no dejan de sorprenderme los titulares alarmistas sobre el tema.
En mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe para apoyar su "recomendación condicional" contra el uso de edulcorantes no azucarados para el control de peso. A pesar de su objetivo de "proporcionar orientaciones basadas en evidencia", el documento incluye el descargo de responsabilidad de que "la recomendación se basa en evidencia de escasa certeza".
Los resultados de muchos de los más de 280 estudios incluidos en el informe se pueden calificar como poco fiables. El hecho de que las orientaciones no se apliquen a los pacientes con diabetes se perdió fácilmente en las repetidas menciones de los peligros percibidos de estas alternativas al azúcar.
La revisión incluyó diversos edulcorantes de mesa y para bebidas, como acesulfamo K, aspartame, sacarina, sucralosa y estevia y sus derivados. Se excluyeron los azúcares bajos en calorías y los alcoholes de azúcar, como eritritol.
La OMS examinó ensayos a corto y largo plazos, ensayos controlados aleatorizados, estudios prospectivos y estudios de casos y controles que medían una amplia variedad de criterios de valoración, desde caries dental hasta cáncer. El informe destacó que algunos resultados no pueden atribuirse directamente al uso de edulcorantes no azucarados, sino que pueden deberse simplemente a su sustitución por azúcar. Tampoco pudieron evaluarse las diferencias en los resultados debidas a sexo, grupo étnico y peso corporal. Y la OMS admitió la posibilidad de causalidad inversa en los estudios observacionales, en los que los individuos de mayor riesgo pueden consumir más edulcorantes no azucarados.
A los edulcorantes no nutritivos se les atribuye poco mérito en la reducción de peso. "Solo se observó una diferencia significativa en el peso corporal y el índice de masa corporal en los ensayos que informaron una reducción de la ingesta energética y no principalmente por una propiedad inherente a los edulcorantes no nutritivos que pueda modular el peso corporal (independientemente de la ingesta energética)", señala el informe. Pero, ¿no es el efecto deseado de utilizar un edulcorante artificial en vez de azúcar de mesa reducir la ingesta de calorías?
La OMS observó que la pérdida de peso no se mantenía, un hallazgo en casi todos los ensayos sobre reducción de peso de la historia y algo más atribuible a la naturaleza humana que al edulcorante que uno elija.
El documento subraya que los metanálisis de estudios prospectivos de cohortes muestran que una mayor ingesta de edulcorantes no azucarados se asoció con un mayor riesgo de diabetes de tipo 2 y glucosa elevada en ayunas, mientras que los metanálisis de ensayos aleatorizados no señalan ningún efecto significativo sobre los "biomarcadores utilizados en la evaluación y el diagnóstico de la diabetes y la resistencia a la insulina, incluidas glucosa en ayunas, insulina en ayunas y hemoglobina glucosilada".
Se observan desigualdades similares con el riesgo cardiovascular. Los ensayos prospectivos indican un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, incluido el ictus y su precursora, la hipertensión; pero de nuevo los ensayos controlados aleatorizados no mostraron datos que señalaran un efecto significativo "sobre los biomarcadores utilizados en la evaluación y el diagnóstico de las enfermedades cardiovasculares, incluidos presión arterial, colesterol de lipoproteínas de baja densidad y otros lípidos sanguíneos".
Splenda y stevia en el punto de mira
Como era de esperar, algunos miembros del sector de los edulcorantes no nutritivos están indignados.
Ted Gelov, director general de Heartland Food Products Group, fabricante de Splenda, respondió en un comunicado de prensa: "Cada cierto tiempo parece que tengo que acudir a ustedes para aclarar titulares engañosos. Sugerir que edulcorantes como Splenda no pueden tener beneficios a largo plazo es un perjuicio para los profesionales de la salud, para sus pacientes y para todos los consumidores".

Splenda está en el mercado estadounidense desde 1999 y Gelov utiliza de 3 a 8 paquetes diarios en su café y té.
Me puse en contacto con Heartland y me enviaron un documento de 8 páginas que consta de más de 50 declaraciones, resúmenes y ensayos clínicos que respaldan la seguridad de los edulcorantes artificiales, incluida la sucralosa, un ingrediente de Splenda. En 2016 Gelov refutó las afirmaciones de que la sucralosa estaba relacionada con el cáncer en ratones machos suizos.[1,2] Estos "titulares dramatizados se basan en un estudio defectuoso realizado por un laboratorio de investigación italiano aislado, el Istituto Ramazzini", afirmó Gelov.[3]
Otro titular reciente se refería a los efectos dañinos sobre el ADN derivados del acetato de sucralosa-6 que se observaron en un estudio in vitro publicado en Journal of Toxicology and Environmental Health.[4] Según los autores, las muestras comerciales de sucralosa contienen hasta 0,67% de acetato de sucralosa-6, una impureza de fabricación.
A pesar de muchos informes que vinculan este estudio a Splenda, Heartland declaró: "Splenda y sus ingredientes nunca fueron estudiados o probados en esta investigación. Nosotros y nuestros proveedores realizamos pruebas y controles rigurosos y sistemáticos para detectar cualquier impureza en nuestros productos. Podemos confirmar que el acetato de sucralosa-6 no está presente en la sucralosa de la marca Splenda hasta el límite de detección más bajo posible, que es el nivel de sensibilidad de 0,001%".
El Dr. F. Perry Wilson, director del Programa de Investigación Clínica y Traslacional de Yale y colaborador habitual de Medscape, recurrió a Twitter para poner este estudio en contexto: "La exposición humana equivalente a la sucralosa sería de 60 paquetes al día", señaló. Y los niveles de acetato de sucralosa-6 en sangre con un consumo normal "no se acercarían al umbral de daño del ADN señalado en el artículo".
Quizá el dato científico más preocupante que señala una relación entre el uso de edulcorantes artificiales y la mala salud sea un estudio de la Cleveland Clinic que muestra una asociación entre niveles sanguíneos más altos de eritritol y resultados cardiovasculares adversos, como infarto de miocardio, ictus o muerte.[5] Los investigadores también descubrieron que el eritritol, que se encuentra en la estevia y en algunos productos alimenticios ceto, facilitaba la activación de las plaquetas y la formación de coágulos.

Cuando pregunté por estos hallazgos, Heartland declaró: "El estudio se realizó principalmente en pacientes que presentaban un riesgo elevado de sufrir eventos cardiovasculares debido a su avanzada edad, su elevada masa corporal y sus enfermedades preexistentes... los hallazgos declarados eran solo una asociación y no pueden implicar causalidad".
La principal conclusión a la que he llegado sobre el tema de los edulcorantes artificiales es que se han malgastado muchos recursos en realizar ensayos con poca potencia y mal diseñados sobre compuestos que la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos ya considera generalmente seguros (GRAS). La "guía condicional" de la OMS se basa, según su propia descripción, en una gran cantidad de evidencia de "baja certeza" a "muy baja certeza".
El dinero destinado a elaborar el informe de la OMS y muchos de estos ensayos se habría empleado mejor en educar al público sobre la diferencia entre carbohidratos simples y complejos; los efectos inflamatorios y patógenos del exceso de azúcares; y cómo prevenir, diagnosticar y tratar la diabetes.
Si se planean más ensayos sobre edulcorantes artificiales deberían realizarse en personas haciendo cosas humanas, lo que no incluye ingerir 60 paquetes de cualquier edulcorante en un solo día.
En mi ensayo personal de N-de-1, consumir azúcar me hace tener más antojos, sentirme perezosa y aumentar de peso. No creo que el uso de edulcorantes no azucarados por sí solo controle mi peso, pero seguiré bebiendo dos tazas de café con estevia cada mañana, dando caminatas, evitando el alcohol, comiendo verduras y esperando lo mejor.
La Dra. Melissa Walton-Shirley (@mwaltonshirley) es originaria de Kentucky y se retiró de la cardiología invasiva a tiempo completo. Disfruta del trabajo de suplente en Montana y es una defensora de los derechos de los médicos y de la seguridad de los pacientes. Además de escribir artículos de opinión, le gusta pasar tiempo con su marido y sus hijas y hace de corista para grupos locales de rock. Su columna Heartfelt fue ganadora en 2022 del premio Azbee regional de oro y nacional de plata.
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CRÉDITO
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Figura 1: Billy Blume/Dreamstime
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Citar este artículo: En defensa de los edulcorantes artificiales - Medscape - 30 de jun de 2023.
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