En las últimas semanas la epidemia de fentanilo en Estados Unidos ha sido motivo de discusiones políticas y sociales, sin embargo, su uso, así como el de otras drogas intravenosas, tiene un profundo impacto en la salud pública, particularmente en infectología.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 11 millones de personas se inyectan drogas. La mortalidad en usuarios de drogas intravenosas es 22 veces más elevada que la población general ajustada por edad; a pesar de que múltiples países han establecido programas de distribución de nuevas jeringas para disminuir la transmisión de infecciones, los usuarios de drogas intravenosas se encuentran altamente vulnerables a un amplio rango de infecciones que pueden ser peligrosas para la vida.
Virus de la hepatitis B, virus de la hepatitis C y virus de inmunodeficiencia humana
En grandes cohortes de usuarios de drogas intravenosas se ha documentado que hasta 50% tiene anticuerpos positivos para hepatitis C. Por ejemplo, en Inglaterra 90% de los nuevos casos de hepatitis C ocurre en usuarios de drogas intravenosas.[1] En cuanto a la hepatitis B, su prevalencia es menor, se ha reportado tan baja como <1% de los usuarios de drogas intravenosas y esto probablemente sea por los esfuerzos de mantener esta población de pacientes vacunados. Y globalmente 10% de los nuevos casos de infección por virus de inmunodeficiencia humana ocurre en usuarios de drogas intravenosas.
Es muy probable que un programa de reducción de daño distribuyendo jeringas y agujas limpias tuviera impacto en estas cifras, así como intensificar la vacunación en esta población de pacientes.
Celulitis e infecciones de tejidos blandos
Las infecciones cutáneas y de tejidos blandos en las áreas de inyección son extraordinariamente frecuentes. En diferentes cohortes se ha documentado que entre 28% y 30% de las personas que usan drogas intravenosas han tenido alguna infección relacionada al sitio de aplicación, ya que no suelen esterilizar la piel. Estas inyecciones cutáneas pueden tener un amplio rango de presentaciones clínicas, como celulitis no complicadas y abscesos localizados hasta fascitis necrosantes y sepsis.
Entre las bacterias más frecuentemente aisladas se encuentran Streptococcus del grupo A y Staphylococcus aureus, aunque también se pueden encontrar infecciones por organismos gramnegativos e infecciones polimicrobianas. Los usuarios de drogas intravenosas tienen índices más altos de colonización por S. aureus; en un estudio se estimó que tienen 16,3 veces riesgo de infección invasiva por S. aureus, además de que la prevalencia de infecciones por este microorganismo ha aumentado 9,2% en los últimos años.[2] Entre las medidas preventivas adicionales a estrategias para disminuir el uso de drogas intravenosas se debe incluir la educación a los usuarios acerca de prácticas de inyección seguras y enseñarles a identificar de forma temprana infecciones cutáneas.
Neumonías
Los usuarios de drogas intravenosas tienen 10 veces más riesgo de una neumonía comunitaria, incluyendo neumonías por aspiración, tuberculosis e infecciones virales, como COVID-19, influenza, etcétera. Este alto riesgo se relaciona con uso de tabaco, abuso de alcohol, desnutrición, falta de vivienda y hacinamiento. Asimismo, se pueden presentar con mayor frecuencia complicaciones pulmonares, como presencia de émbolos pulmonares sépticos como siembra secundaria de endocarditis infecciosa en la válvula tricúspíde o incluso abscesos pulmonares típicamente por broncoaspiración.
Endocarditis infecciosa
La incidencia de endocarditis infecciosa en usuarios de drogas intravenosas es significativamente alta y tristemente se encuentra en aumento; en un estudio en el que se incluyeron pacientes de 77 hospitales de Estados Unidos se descubrió que en 2011 había 4 casos de endocarditis al día por cada millón de personas que usaban drogas intravenosas; en 2022 esta tasa aumentó a 30 casos al día por cada millón de usuarios.[3]
La endocarditis infecciosa es una patología de difícil manejo, puesto que se requiere un centro de tercer nivel con diferentes recursos, incluyendo cardiología, infectología, ecocardiografía y cirugía torácica; asimismo, tratamiento intravenoso durante varias semanas, el cual es difícil para estos pacientes completar y debido a su adicción a drogas intravenosas tener un acceso vascular como un catéter puede ser un medio para continuar inyectándose drogas.
El uso de fentanilo y otras drogas intravenosas no es solo un problema político o social, sino que implica una seria problemática de salud pública que requiere una estrategia de intervenciones conjuntas para disminuir la transmisión de enfermedades infecciosas y decesos por sobredosis. Estas intervenciones deben incluir fácil acceso a servicios de salud, distribución de jeringas, agujas y servicios de salud mental y adicciones. Sin embargo, el estigma, la discriminación y la falta de reconocimiento de los gobiernos de esta problemática contribuyen a una sinergia de epidemias que ocurren simultáneamente en usuarios de drogas intravenosas.
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CRÉDITO
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Citar este artículo: El impacto de la epidemia de fentanilo en las enfermedades infecciosas - Medscape - 5 de jun de 2023.
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