Inhibidores de quinasas e inmunoterapia: mayor avance de la década en dermatología oncológica

Dr. Javier Cotelo

31 de mayo de 2023

MADRID, ESP. Los inhibidores de quinasas, en combinación con la inmunoterapia, representan el mayor avance en la última década en dermatología oncológica. La incidencia del cáncer de piel aumentó 40% en los cuatro últimos años y se estima que en 2040 el melanoma sea el segundo tumor en incidencia global.

Las últimas novedades en dermatología oncológica fueron presentadas en el 50º Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebrado en Santiago de Compostela, España, entre las que resaltaron los avances en el diagnóstico y tratamiento de los distintos tipos de cáncer, las peculiaridades de estos tumores en poblaciones especiales, como en trasplantados, pacientes hematológicos, población pediátrica o adultos de edad avanzada, así como los factores ambientales y socioeconómicos que predisponen y marcan la evolución de estos tumores.[1]

Según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología, 7,3 millones de europeos están afectados por esta patología (1,7% de la población). Los carcinomas de piel en España tienen una tasa de incidencia de 47 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que la tasa de incidencia del melanoma es bastante menor (12 casos por cada 100.000 habitantes).

Se calcula que en España la incidencia del cáncer de piel ha aumentado 40% en los cuatro últimos años; anualmente se diagnostica a más de 78.000 nuevos pacientes y se espera que en 2040 el melanoma se convierta en el segundo tumor en incidencia global y el primero en incidencia en varones, por delante de los cánceres de colon y pulmón.

El efecto solar décadas después

Dr. Eduardo Nagore/Fuente: AEDV

El Dr. Eduardo Nagore, jefe clínico del Instituto Valenciano de Oncología, comentó a Medscape en español: "Durante los últimos años hemos padecido el aumento de esta patología, que es consecuencia del cambio de hábitos, en relación con la exposición solar, de varias generaciones". Conviene recordar que hasta finales de la década de los años 90 o incluso a principios del siglo XXI, no se tenía conciencia del riesgo asociado a las quemaduras solares y la exposición prolongada al sol para padecer un cáncer cutáneo. "La concientización es posterior y progresiva y dado que mayormente los efectos dañinos del sol se observan varios años después, no sorprende que sigamos viendo un aumento progresivo de la incidencia".

El cambio del estilo de vida laboral rural hacia el sector servicios acontecido a lo largo del siglo pasado también tiene un papel, pues "la exposición intermitente, recreacional o estival, comunes en las profesiones de este sector, aumentan el riesgo de desarrollar un melanoma". Por otro lado, "parece observarse una disminución de la incidencia en gente joven, dando evidencia a lo mencionado, pues estos jóvenes ya se han criado en entornos familiares y sociales que favorecen las precauciones frente a la radiación solar", agregó.

En cuanto al diagnóstico de los tumores cutáneos, el Dr. Nagore destacó los avances más relevantes en los últimos años: "Se están desarrollando herramientas basadas en inteligencia artificial que no tardarán mucho tiempo en estar disponibles para su uso rutinario". A la par, avances con aplicación en la práctica clínica habitual actual "van relacionados con el uso de la biología molecular para clasificar adecuadamente algunas lesiones de la piel de diagnóstico difícil".

También se ha avanzado mucho en los sistemas de imagen, "tanto para el diagnóstico de lesiones individuales, como es la microscopía confocal, como para la detección de lesiones sospechosas en pacientes con múltiples nevus".

Primero cirugía, con o sin adyuvantes

"En general, el tratamiento de un tumor cutáneo es la cirugía como principio básico", explicó el Dr. Nagore, "sin embargo, cuando llegamos tarde y observamos metástasis en otros órganos o metástasis ganglionares, o bien si detectamos algún riesgo de que el paciente desarrolle metástasis en el futuro, se suelen utilizar tratamientos adyuvantes (inmunoterapia e inhibidores de quinasas)".

"Los inhibidores de las quinasas, en combinación con la inmunoterapia, representan sin duda el mayor avance en dermatología oncológica de la última década", aseguró el experto. Cada año aparecen nuevos fármacos que actúan sobre diferentes puntos de control inmunitario y se buscan nuevas combinaciones con la inmunoterapia, con vistas a reducir los efectos secundarios que presentan este tipo de tratamientos.

Espectacular sobrevida en melanoma

El Dr. Nagore concretó los motivos de la espectacular mejora de la esperanza de vida en melanoma: "El principal motivo es la mejoría del tratamiento de la enfermedad metastásica y las mejores prestaciones del tratamiento adyuvante". El uso de los nuevos fármacos desarrollados frente a objetivos terapéuticos y especialmente de los nuevos inmunoterapéuticos, ha mejorado enormemente la sobrevida relacionada con la enfermedad. "Estos fármacos han sido determinantes para que la [sobrevida] de la enfermedad metastásica, entre10% y 15% a los 2 años, haya pasado a aproximadamente 60% a los 5 años.

La edad es otro factor a tener en cuenta al momento de valorar la posible evolución de los tumores cutáneos. El melanoma en la infancia es muy poco frecuente, inferior a 1% de los casos, no obstante que los estudios que han evaluado este hecho en este periodo de la vida abarcan casi hasta la edad adulta, de los 0 a los 18 años". Sin embargo, en el adulto mayor el melanoma es bastante frecuente, ya que la vejez conlleva una disminución de la respuesta inmunitaria".

En el adulto mayor, "el melanoma se presenta sobre todo en la cabeza, el cuello y las zonas acrales. Además, como la mayoría de casos se suelen diagnosticar en estadios ya avanzados, los pronósticos suelen ser mucho peores que para otros grupos de edad. Los pacientes de edad avanzada tienen más posibilidades de fallecer por melanoma que los jóvenes, con un incremento anual de 1,7%. Prueba de ello es que mientras los melanomas en el adulto mayor suponen 40% de los diagnosticados, acaban provocando 60,2% de los decesos por esta enfermedad", subrayó.[2]

Edad y estado inmunitario predisponen

En relación a las personas que tienen más riesgo de padecer cáncer cutáneo y si existe algún tipo de población especialmente propensa a desarrollarlo, el Dr. Alejandro Vilas, dermatólogo del Hospital Universitario de Ferrol, destacó: "No solo los pacientes que han estado expuestos a mayor cantidad de radiación solar durante su vida suelen tener una predisposición a desarrollar este tipo de tumores, también existen otras poblaciones que por edad o por estado inmunitario ven aumentadas las posibilidades de padecerlos [pacientes postrasplante de órgano debido al empleo de la terapia inmunosupresora]".

Además, mientras que los tumores con mayor incidencia en la población general (pulmón, próstata o mama) no suelen experimentar incrementos en las personas receptoras de trasplante, sí lo hacen los carcinomas epidermoides de la piel o de células escamosas, así como las neoplasias estrechamente vinculadas con infecciones víricas (linfomas no Hodgkin, carcinoma de cérvix, sarcoma de Kaposi, etc.)".[3]

Marcadores socioeconómicos y ambientales

Por otra parte, hay determinadas características ambientales y socioeconómicas, como nivel de renta, profesión, lugar de residencia y acceso a los servicios de salud, que se asocian con el riesgo de padecer y fallecer por cáncer de piel.

Así lo constata un reciente estudio publicado en el International Journal of Dermatology, donde factores como la renta per capita o el lugar de residencia pueden influir en las tasas de mortalidad del cáncer de piel.[4] El trabajo, elaborado por dermatólogos del Hospital Universitario Virgen del Rocío, expone que además del principal factor de riesgo para cáncer de piel, como la radiación ultravioleta, existen otros: ocupacionales, socioeconómicos y ambientales, que se relacionan también con el aumento de riesgo, aunque los resultados difieren bastante entre el melanoma y el cáncer de piel no melanoma.

El estudio mostró una correlación positiva entre mayores rentas y la mortalidad por melanoma y una correlación negativa con la mortalidad por cáncer cutáneo no melanoma. Tener una mayor renta implica un nivel de vida elevado, así como poder practicar hábitos recreativos de exposición aguda al sol, como veranear en la playa o esquiar, que son aquellos que se relacionan con el aumento de la mortalidad por melanoma. El cáncer de piel no melanoma está más asociado a una exposición crónica al sol y a ciertas profesiones como agricultura, ganadería y jardinería, que suelen asociarse a pacientes con una menor renta o con menos acceso a los servicios sanitarios al vivir en zonas rurales.

El enemigo: la radiación ultravioleta

Respecto a los factores ambientales para tratar de disminuir la incidencia de estos tumores, el Dr. Nagore manifestó: "El único factor modificable conocido que puede disminuir la incidencia es la reducción de la exposición inadecuada a la radiación ultravioleta". Los rayos ultravioleta artificiales son altamente nocivos, como reconoce la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace años. "Se deben evitar las quemaduras solares, esto es, que la piel enrojezca tras la exposición al sol, en especial las que producen ampollas. También es conveniente reducir la cantidad de radiación solar total que se recibe a lo largo de la vida".

Un comentario realizado por el Dr. Nagore en cuanto a una presentación de lo que es verdaderamente importante en carcinoma basocelular, resaltó que se debe recordar que es el cáncer más frecuente del mundo, pero el desconocimiento que tiene la población sobre este es debido a su crecimiento local y a que solo excepcionalmente puede dar metástasis y matar. Sin embargo, "no es una lesión benigna; si no se trata oportunamente, el tumor puede crecer de forma desmesurada, aunque lenta y destruir los tejidos próximos a la piel. Pero si se diagnostica a tiempo, como habitualmente sucede, se cura con una sencilla intervención".

No menospreciar al carcinoma basocelular

Hay tratamientos alternativos no quirúrgicos para estos tumores, como cremas, que también son eficaces. "En algunas circunstancias es preceptivo realizar cirugía de Mohs con un control exhaustivo de los márgenes por las complicaciones potencialmente importantes de una recidiva, como puede ocurrir en los tumores próximos al ojo o los localizados en la nariz", añadió el especialista.

Finalmente, respecto a otro de los tumores cutáneos frecuentes, el carcinoma escamoso, en concreto el de alto riesgo, el Dr. Nagore recalcó: "Es un tipo de cáncer que está a mitad camino entre el carcinoma basocelular y el melanoma”. Cuando se clasifica como de alto riesgo, por sus características clínicas e histológicas, "se debe abordar desde una perspectiva multidisciplinaria en la que el dermatólogo juega un papel crucial y la aparición de la inmunoterapia también ha producido una revolución en el tratamiento de estos cánceres", concluyó.

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