COMENTARIO

Brotes de actividad de enfermedades autoinmunes posterior a la vacunación contra la COVID-19

Dr. F. Javier Merayo Chalico

Conflictos de interés

26 de mayo de 2023

Encuentre las últimas noticias y orientación acerca de la vacunación contra la COVID-19 en el Centro de información sobre la vacuna contra el SARS-CoV-2.

Los pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes debido a los tratamientos que reciben y a alteraciones inmunológicas constituyen un grupo con mayor riesgo de presentar complicaciones infecciosas, incluyendo COVID-19 grave. Aunque la vacunación parece ser una estrategia efectiva para prevenir las complicaciones por esta infección, un porcentaje importante de los pacientes ha decidido no recibirla.[1] Una de las razones más frecuentemente mencionadas es el temor a que la vacuna desencadene la actividad de la enfermedad de base.

Se ha reportado que hasta 5% de los pacientes presenta un brote de la enfermedad que requiere de un cambio en el tratamiento inmunosupresor.[2] Sin embargo, es importante notar que no existe una definición universal de un brote de actividad, por lo que los pacientes pueden reportar una exacerbación de síntomas que no amerite un cambio terapéutico, pero que altere los desenlaces reportados.

Brotes en pacientes con enfermedads autoinmunes tras vacunación 

Con el fin de valorar la incidencia de brotes reportados por los pacientes posterior a la vacunación contra la COVID-19, un grupo de investigadores realizó un estudio internacional, transversal, con datos de cuestionarios electrónicos.[3]

En dos cuestionarios se evaluaron los eventos adversos a corto y largo plazos posterior a la vacunación contra la COVID-19. En estos se recolectó información propia de la enfermedad, demográfica sobre comorbilidades, tratamiento, y desenlaces reportados por pacientes, así como como sobre actividad de la enfermedad y otros eventos adversos.

Se incluyeron 3.453 cuestionarios de pacientes con enfermedades reumáticas autoinmunes. La mediana de edad fue de 48 años (37 a 59) y 84,8% de los participantes era de sexo femenino. Las enfermedades reumáticas autoinmunes incluyeron: artritis reumatoide (32,7%), lupus eritematoso generalizado (20,9%), espondilitis axial (9,7%), esclerosis sistémica (5,5%), enfermedad mixta del tejido conectivo (2,3%), algún síndrome de sobreposición (14,5%) y 14% otra patología.

Treinta y siete por ciento de los pacientes recibía tratamiento con esteroides y 60,7% reportó enfermedad activa, la mayoría recibió la vacuna de Pfizer/BioNTech (43,2%); 11,3% de los pacientes reportó tener un brote de la enfermedad con un tiempo mediano al brote de 57, 5 días (10,7 a 188,0); 14,8% tuvo un brote que requirió un aumento en los fármacos inmunosupresores. Los síntomas más frecuentemente reportados incluyeron artritis (61,6%), fatiga (58,8%) y dolor muscular (53,4%).

Los pacientes que reportaron brotes de actividad tenían más frecuentemente alguna comorbilidad (51,9% frente a 45,3%; p = 0,013), trastornos de la salud mental (39,9% frente a 26,6%; p <0,001) y síndromes de sobreposición de enfermedades reumáticas autoinmunes (36,4% frente a 26,9%; p <0,001), en comparación con aquellos que no reportaron un brote de actividad.

Los brotes de la enfermedad reportados fueron disminuyendo, con 16,9% reportado en la segunda dosis, 8,6% en la tercera y 6,7% en la cuarta. El análisis de regresión encontró mayor riesgo de reportar un brote en pacientes con sobreposición (odds ratio [OR]: 1,4; IC 95%: 1,1 a 1,7), enfermedades de la salud mental (OR: 1,7; IC 95%: 1,1 a 2,6) y en aquellos que recibieron la vacuna de Moderna (OR: 1,5; IC 95%: 1,09 a 2,2). El uso de mofetil micofenolato y glucocorticoesteroides tuvo un efecto protector contra los brotes de la enfermedad.

Los autores mencionaron que es difícil tener una definición de un brote de la enfermedad, por lo que diferentes indicadores podrían alterar la incidencia reportada en distintos estudios. Sin embargo, esta investigación destaca el desenlace desde el punto de vista de los pacientes. Aunque un porcentaje importante presentó un brote de actividad, no existe un grupo control, por lo que no se puede adjudicar definitivamente este efecto a la vacuna.

Opinión del experto

Hasta ahora no se conoce por qué algunos pacientes alcanzan la remisión de la enfermedad de manera mantenida y cómo la vacuna altera este estado de nueva homeostasis.

Otro punto interesante fue la relación entre los brotes y las alteraciones en la salud mental de los pacientes, lo que podría atribuirse a una peor percepción de la enfermedad debido a estresores mentales o a un menor cumplimiento terapéutico asociado a estos desórdenes.[4] Es posible que el uso de inmunosupresores, como micofenolato o esteroides, disminuyera la inmunogenicidad de la vacuna y, por tanto, su asociación a brotes de la enfermedad.

Este estudio aporta información importante sobre la seguridad de la vacunación contra la COVID-19 en este grupo de pacientes que pueden tener incertidumbre sobre los efectos de la vacuna en su enfermedad de base. Es por esto que tener un estudio grande, con un seguimiento a largo plazo y con énfasis en los desenlaces reportados por pacientes ayuda a guiar la conversación con ellos. Si bien la vacunación es lo más recomendable en todos los casos, debemos ser claros sobre los riesgos y eventos adversos que esta puede conllevar. Como médicos es nuestro deber dar información relevante para ayudar a tomar decisiones en conjunto que apoyen las preferencias y prioridades de nuestros pacientes.

Siga al Dr. Javier Merayo Chalico de Medscape en español en Twitter @merayo_dr.

Para más contenido suscríbase a nuestros boletines y siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Contenido relacionado

Comentario

3090D553-9492-4563-8681-AD288FA52ACE
Los comentarios están sujetos a moderación. Por favor, consulte los Términos de Uso del foro

procesando....