Nuevas pistas sobre cómo la contaminación atmosférica favorece el cáncer de pulmón en no fumadores

Megan Brooks

Conflictos de interés

20 de abril de 2023

Al activar células pulmonares normalmente inactivas que albergan mutaciones cancerígenas, la contaminación atmosférica puede favorecer la aparición de cáncer de pulmón en personas que nunca han fumado, según indica una nueva investigación.[1]

"Este estudio contribuye a nuestra comprensión del mecanismo por el que los contaminantes atmosféricos promueven los estadios más tempranos del cáncer de pulmón, sobre todo en personas que nunca han fumado", dijo a Medscape Noticias Médicas William Hill, Ph. D., uno de los dos primeros autores e investigador posdoctoral del Francis Crick Institute, en Londres.

El estudio, en el que se evaluaron muestras de pulmón humano y modelos de cáncer en ratones, fue publicado en versión electrónica el 5 de abril en Nature.[1]

Si bien el tabaquismo sigue siendo el principal factor de riesgo de cáncer de pulmón, la contaminación del aire exterior causa aproximadamente 1 de cada 10 casos de cáncer de pulmón en el Reino Unido, según Cancer Research UK. En 2019, unas 300.000 muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo se atribuyeron a la exposición a partículas ambientales de ≤2,5 μm (PM2,5).[2]

Aunque la relación entre la contaminación atmosférica y el cáncer de pulmón es bien conocida, el mecanismo que la explica ha sido más difícil de precisar.

Una teoría es que los carcinógenos ambientales, como el humo del tabaco y la luz ultravioleta, causan mutaciones al dañar directamente el ácido desoxirribonucleico (ADN). Sin embargo, datos recientes apuntan a que podría no ser así.

En el estudio actual, Hill y sus colaboradores proponen que, en vez de actuar directamente sobre el ADN, los contaminantes atmosféricos podrían promover cambios inflamatorios en el tejido pulmonar que activan mutaciones cancerígenas inactivas, las cuales se acumulan de forma natural en estas células a medida que las personas envejecen. Esta idea concuerda con una teoría de hace décadas sobre el ascenso del cáncer, según la cual la carcinogénesis es un proceso de dos pasos: el inicial induce mutaciones en las células sanas, tras lo cual un paso promotor desencadena el desarrollo del cáncer.

El equipo del estudio se enfocó en el cáncer de pulmón impulsado por el receptor del factor de crecimiento epidérmico, que es más frecuente en quienes nunca han fumado y en quienes fuman poco, y en las partículas ambientales de ≤2,5 μm (PM2,5), que son lo bastante finas como para viajar hasta los pulmones y se asocian con el riesgo de cáncer de pulmón.

Hill y sus colaboradores analizaron datos de más de 400.000 personas en tres países. Compararon las tasas de casos de cáncer de pulmón por mutación del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) en zonas con distintos niveles de contaminación por PM2,5. El equipo halló una asociación significativa entre los niveles de PM2,5 y la incidencia de cáncer de pulmón en 32.957 de los casos impulsados por el receptor del factor de crecimiento epidérmico en Inglaterra, Corea del Sur y Taiwán.

A continuación, los investigadores estudiaron modelos de adenocarcinoma de pulmón en ratones modificados genéticamente para determinar si la exposición a partículas podía desencadenar la aparición de tumores pulmonares. En estos modelos funcionales de ratón, los contaminantes atmosféricos provocaron una afluencia de macrófagos en el pulmón y la liberación de interleucina-1β, un mediador clave de la respuesta inflamatoria.

En última instancia, este proceso "alimenta la carcinogénesis", concluyó el equipo del estudio.

El equipo también descubrió que el tratamiento con un anticuerpo antiinterleucina-1β durante la exposición a PM2,5 reducía la promoción del cáncer de pulmón por los contaminantes atmosféricos.

Una caracterización mutacional detallada del tejido pulmonar histológicamente normal de 295 individuos reveló mutaciones oncogénicas impulsoras de EGFR y KRAS en 18% y 53% de las muestras de tejido sano, respectivamente.

En conjunto, "nuestros datos señalan una relación mecánica y causal entre los contaminantes atmosféricos y el cáncer de pulmón", afirmó el equipo del estudio.

El estudio demuestra que la contaminación atmosférica activa en el pulmón células portadoras de mutaciones cancerígenas, "animándolas a crecer y, potencialmente, a formar tumores", afirmó Hill. "Comprender los procesos biológicos podría ayudar a identificar a los individuos en alto riesgo y, en el futuro, podría abrir caminos para prevenir el cáncer causado por respirar aire contaminado".

En un artículo relacionado, publicado en Nature, Allan Balmain, Ph. D., de la University of California en San Francisco, Estados Unidos, señaló que estos resultados tienen "implicaciones importantes para la forma de abordar la prevención del cáncer".[3]

"Actualmente no se puede hacer nada para eliminar las células mutadas que se acumulan en los tejidos normales, pero si existe una fase de ascenso que influye en el ritmo de desarrollo del cáncer, entonces la inhibición de esta fase podría ser una forma eficaz de prevenirlo", sugirió Balmain.

Otra opción de prevención, señaló Hill, es reducir los niveles de contaminación atmosférica. "Nuestro estudio establece un imperativo para la reducción de las emisiones de PM2,5 a escala mundial", indicó.

Hill también cree que los hallazgos pueden extenderse más allá del cáncer de pulmón.

"Es posible que este proceso inflamatorio esté implicado en otros tipos de cáncer y que pueda ser desencadenado por otros carcinógenos ambientales. Pero es necesario seguir investigando para averiguar qué otros carcinógenos ambientales podrían desencadenar este proceso, así como en qué otras partes del cuerpo podría tener lugar", concluyó.

El estudio fue financiado por Cancer Research UK, European Research Council, Francis Crick Institute, Mark Foundation, Lung Cancer Research Foundation, Rosetrees Trust y Ruth Strauss Foundation. La lista completa de las declaraciones de conflictos de intereses de los autores está disponible con el artículo original. Balmain, Ph. D., ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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