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BUENOS AIRES, ARG. Aunque al parecer la pandemia de COVID-19 está quedando en el olvido y se van desmontando las iniciativas de rastreo o las mandatos de medidas de salud pública, la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) acaba de publicar una guía en la que concluye que es necesario vacunar con el esquema primario a los niños contra el SARS-CoV-2 a partir de los seis meses de vida y con vacunas en dosis pediátricas de ARN mensajero.[1]
El Dr. Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, miembro de la junta directiva de la World Society of Pediatrics Infectious Diseases (WSPID), comentó: "La vacunación contribuye a la disminución de la carga asistencial de las unidades de cuidados intensivos y a la reactivación de la vida escolar y social, con todas las implicancias positivas que conlleva para el desarrollo integral del niño. La evidencia científica respalda ampliamente el uso de las vacunas de ARN mensajero en la población pediátrica, cuyos beneficios son mayores que los riesgos. Por esta razón los pediatras debemos liderar la promoción y administración de esta medida preventiva".
Asimismo, el especialista manifestó a Medscape en español que es cuestionable la reciente actualización de las guías del Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ubicaron a niños y adolescentes sanos en una categoría de "bajo riesgo" y señalaron que el impacto en la salud pública de vacunarlos era "comparativamente mucho menor" que los beneficios establecidos de las vacunas esenciales tradicionales en esa edad,
"Esos nuevos lineamientos generaron mucha confusión porque hacen referencia a los refuerzos y no a los esquemas primarios de vacunación", aseguró.
"Anualmente en Latinoamérica nacen entre 1 y 12 millones de niños y no sabemos qué pasará cuando cumplan 6 meses. A diferencia de buena parte de la población de mayor edad en el mundo, no tuvieron la infección ni fueron vacunados, y la mejor forma para que un humano tenga contacto con un virus es a través de una vacuna".
Otra coautora de la guía, Dra. María Luisa Ávila, jefa del Servicio de Infectología del Hospital Nacional de Niños en San José, Costa Rica, destacó en diálogo con Medscape en español que los datos de prevalencia global muestran que la infección en niños y adolescentes está aumentando debido a la vacunación contra la COVID-19 entre adultos y al aumento de la circulación de las variantes delta y ómicron, que son más contagiosas.
"Por experiencia previa con otros virus y bacterias sabemos que las infecciones se desplazan hacia los [individuos] susceptibles. [El epidemiólogo brasileño] Dr. Ciro de Quadros decía que la enfermedad siempre encontrará al no vacunado", enfatizó la Dra. Ávila.
Razones de peso
De acuerdo con la nueva guía, hay 4 razones principales que justifican la recomendación de vacunar a los niños desde los 6 meses de edad:
1. Reducir las tasas de hospitalización.
De los más de 81 millones de casos reportados en Latinoamérica para enero de 2023, al menos 8 millones se presentaron en población menor de 18 años. Y aunque la mayoría de los cuadros es asintomática o leve puede haber complicaciones y según datos de distintos países, los menores de 18 años representan entre 2% y 5% del total de las hospitalizaciones. En Estados Unidos, entre agosto de 2021 y julio de 2022 la infección por SARS-CoV-2 (COVID-19) fue la octava causa de mortalidad en niños y adolescentes, y la primera por enfermedades infecciosas, según un estudio en JAMA Network Open.[2] Por otra parte, nunca se sabe qué podría pasar con la evolución viral. Por ejemplo, una nueva variante en el radar de la OMS está produciendo un repunte de casos en la población pediátrica de India con ciertos síntomas atípicos, como conjuntivitis, apuntó el Dr. Debbag.
2. Evitar el desarrollo del síndrome inflamatorio multisistémico infantil.
El síndrome inflamatorio multisistémico asociado a COVID-19 en niños y adolescentes corresponde a una afección médica infrecuente, pero grave y potencialmente mortal, que suele ocurrir en promedio a las cuatro semanas de la infección por SARS-CoV-2. Hasta diciembre de 2022, en Brasil se habían confirmado 1.970 casos con 135 decesos. Luego de la introducción de las vacunas de ARN mensajero, inicialmente en adultos y después en adolescentes y niños, la incidencia de este síndrome "ha disminuido paulatinamente en muchos países del mundo en el grupo etario donde este es más frecuente", siendo Chile uno de los primeros en documentarlo en la región, sostiene la guía.
3. Prevenir la COVID-19 persistente.
Fatiga, sensación de falta de aire, malestar general, disfunción cognitiva, anosmia e impacto en el desempeño escolar y la socialización con pares son algunas consecuencias prolongadas de la infección aguda en al menos 5% a 10% de los pacientes pediátricos. Los síntomas pueden aparecer de nuevo después de la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19 o persistir desde la enfermedad inicial, así como fluctuar o recaer con el tiempo, según la reciente definición de un panel de expertos convocado por la OMS. Y aunque la causa se ignora y el manejo no está establecido, "la literatura sugiere que la vacunación disponible contra el SARS-CoV-2 disminuye de forma significativa el riesgo de presentar COVID-19 prolongado en población tanto adulta como pediátrica", afirma el nuevo documento. Otra amenaza en el horizonte de los niños que se infectan es el aumento posterior en la incidencia de diabetes de tipo 1, además de efectos indirectos en términos de educación, desarrollo social y salud mental.
4. Contener la propagación del virus.
Niños y adolescentes no vacunados contribuyen a la circulación del virus SARS-CoV-2 en la comunidad, además de que la transmisión del virus de hijos a padres o abuelos, incompletamente vacunados, contribuye a la lacerante y creciente orfandad observada en todo el mundo, puntualiza la guía. "Este grupo podría ser causante de diseminación del virus en población inmunodeprimida o adultos mayores", agregó la Dra. Ávila.
"Hay que buscar a los niños a sus casas"
La mayoría de los países de Latinoamérica aprobó la vacunación en niños a partir de mediados de 2021, inicialmente desde los 12 años y luego o según el caso desde los 6 meses y 3 años. Sin embargo, las coberturas han sido heterogéneas, ha existido una brecha entre la autorización y la implementación efectiva de campañas, se incluyeron distintas fórmulas de menor efectividad o respaldo científico (p. ej., Argentina arrancó en niños con la vacuna inactivada de Sinopharm incluso antes que China, y México y Nicaragua aprobaron la vacuna cubana Abdala), aparecieron traspiés legales (Uruguay) y denuncias de trabas "burocráticas" (Brasil) y, por lo general, no existen datos confiables actualizados de la proporción de niños y adolescentes que completó esquemas.[3] A nivel mundial, para diciembre de 2022 6 de cada 10 infantes elegibles para vacunación no habían recibido aún su primera dosis.
Una barrera para ampliar la vacunación pediátrica en Latinoamérica es la pobreza, afirmó el Dr. Debbag. "La gente tiene otras prioridades, como comer. Los gobiernos de la región tienen que desarrollar acciones específicas, ir a buscar a los niños a la casa para ofrecerles la vacuna", exhortó.
Otro desafío es vencer la renuencia a la vacunación, que en parte puede atribuirse a una pérdida de confianza en las autoridades, destacó el especialista.
También remarcó que lo ideal sería que todos los niños sanos a partir de 6 meses completaran el esquema primario con 3 o 2 dosis, respectivamente, con las vacunas pediátricas bivalentes de Pfizer/BioNTech o de Moderna, mientras que la necesidad de refuerzos posteriores queda pendiente de discusión, sujeto a la evolución del virus. Aún es pronto para saber la necesidad y periodicidad de refuerzos de vacunación en el futuro, un escenario que podría ser similar a lo que tradicionalmente recomendamos contra la influenza, suscribieron los autores de la guía.
¿La recomendación de vacunar es válida aun cuando los casos de COVID-19 sigan disminuyendo y se oficialice a la brevedad el fin de la pandemia o de la emergencia de salud pública de importancia internacional? "¡Por supuesto! ¿Cuántos casos hay todos los años de poliomielitis? Sin embargo, seguimos vacunando y protegiendo a los niños. Cuando hay una enfermedad infecciosa prevenible por vacunación no hay nada que supere a las vacunas", puntualizó el Dr. Debbag.
"Que el virus se vuelva endémico no significa que sea menos agresivo o que no vaya a mutar. Y durante la endemia puede haber picos epidémicos y los más afectados serán los no vacunados", concluyó la Dra. Ávila.
La guía de SLIPE fue firmada por el Dr. Debbag, la Dra. Ávila y 14 colegas de Argentina, Brasil, Uruguay, México, Panamá, Colombia, Costa Rica, El Salvador y República Dominicana, además del Dr. Danilo Buonsenso, de Italia. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITO
Imagen principal: Stock/Getty Images
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Citar este artículo: COVID-19: 4 razones principales para vacunar a los niños (aunque termine la pandemia) - Medscape - 19 de abr de 2023.
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