Las metodologías en la enseñanza de la medicina se han diversificado y fortalecido a lo largo de los años, apoyándose con nuevas herramientas tecnológicas, haciendo de la información un recurso de fácil alcance para todos. Pese a las grandes ventajas que esto supone para el estudiante en diversas facetas de su formación, el acompañamiento del médico en formación por parte del docente tiene muchas vertientes y aún más oportunidades de construirse como una colaboración académica que impulsa las habilidades y espacios de crecimiento tanto del educador como del educando.
Algunas implicaciones de la mentoría
La mentoría dentro del área médica se consolida como una práctica en la que un profesional con los conocimientos, experiencia y disposición necesarios, interactúa a largo plazo con un estudiante o "mentorado" con la finalidad de colaborar en favor de su desarrollo académico-profesional. En este contexto, el estudiante puede ser orientado, capacitado e impulsado por su mentor, a la vez que adquiere nuevas habilidades que le permitan desarrollarse por sí mismo.
En sistemas educativos tan complejos como el médico, la docencia es uno de los ejes principales durante la etapa formativa básica, pero podría comenzar a quedar corta paulatinamente conforme el estudiante pase menos tiempo en el salón de clases y más dentro de sedes clínicas, interactuando con el paciente y participando activamente en el contexto clínico-práctico.
El mentor se caracteriza no solo por proveer de conocimientos al estudiante, sino que realiza un acompañamiento activo de la integración de sus capacidades. Lo aprendido se complementa a través de consejos, experiencias y acompañamiento, permitiendo al estudiante entablar una interacción significativa con su mentor a largo plazo, desarrollar sus capacidades técnicas y fortalecer simultáneamente habilidades blandas fundamentales para la práctica médica, así como hábitos positivos.
La mentoría se proyecta como una oportunidad extraordinaria para impulsar el proceso formativo de las nuevas generaciones profesionales en la medicina, sin embargo, no todos los sistemas de educación médica cuentan con las redes adecuadamente diseñadas para implementarla y también se enfrentan a una serie de obstáculos para su desarrollo, por ejemplo:
Falta de estructuras formales de mentoría: el diseño de espacios que faciliten el desarrollo y seguimiento al aprovechamiento del estudiante, que mantengan el contacto y la productividad del binomio mentor/mentorado, etcétera. Estas estructuras pueden ser diseñadas y ofertadas por las escuelas, facultades o centros hospitalarios de enseñanza, así como por organizaciones de la sociedad civil.
Recursos materiales y tiempo: la carga laboral o académica de uno o ambos colaboradores en mentoría puede dificultar la implementación de una interacción significativa entre mentor y mentorado.
Pocos incentivos: definitivamente la mentoría es un trabajo que requiere tiempo, esfuerzo y dedicación hacia el estudiante y la falta de incentivos puede limitar el interés o la posibilidad del profesional de la salud interesado en colaborar con un alumno, pues frecuentemente este trabajo no tendrá una remuneración adicional.
Desigualdad en el acceso: en contextos académicos como el de México, en la actualidad solo algunos estudiantes podrán encontrarse en la posición de llevar a cabo una colaboración de mentoría, considerando las múltiples variables que intervienen en que esta pueda llevarse a cabo, en primer lugar porque no hay una cantidad suficiente de mentores para cada estudiante de medicina.
La lista de áreas de oportunidad es extensa, sin embargo, el impacto de la construcción de redes de mentoría dentro de las plataformas de educación médica podría ser una herramienta fundamental para la integración de los estudiantes en los contextos clínicos, hospitalarios y de investigación al exterior de las escuelas de medicina.
Para el estudiante los beneficios tendrían efectos positivos en su desarrollo profesional, permitiéndole obtener perspectivas enriquecidas de diversas áreas especializadas de su interés y conocer a fondo los procesos detrás de la labor operativa, así como familiarizarlo con el espacio al que desea acceder.
El efecto en el crecimiento personal, derivado de la guía moral obtenida del mentor, también es uno de los resultados más remarcables de esta colaboración. El alumno ejercerá una medicina enriquecida con una visión ética y humana, construida de manera conjunta y a través de la experiencia facilitada por el mentor.
Además la mentoría consolidada como una red de trabajo académico termina por convertirse en un espacio importante para hacer contactos (networking), impulsando las oportunidades laborales del alumno a corto, mediano y largo plazos, ampliando su espectro de colaboración con otros mentores, compañeros y profesionistas que se desarrollan en el mismo contexto.
El soporte psicoemocional, característicamente carente durante décadas dentro de la educación médica, podría verse fortalecido al permitir al estudiante construir una red de apoyo dentro de sus espacios educativos y profesionales y sabiendo que cuenta con el respaldo y acompañamiento de un equipo de trabajo interesado en su bienestar.
Finalmente, la posibilidad de contar con un modelo a seguir como profesionales es un factor que de manera personal cobra especial importancia. Se dice que la mejor forma de enseñar es a través del ejemplo y la mentoría se consolida como un método perfecto para convertir la educación médica en un proceso de acompañamiento y educación continua mediante este.
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Citar este artículo: El poder de la mentoría en educación médica - Medscape - 18 de abr de 2023.
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