El Comité Nacional de Alergia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) propone recomendaciones basadas en la evidencia actual para el diagnóstico y tratamiento de la rinitis alérgica en la población pediátrica, pues esta enfermedad crónica es una de las más frecuentes en la infancia y sigue siendo considerada como un problema de salud pública subdiagnosticado y subtratado, cuya prevalencia va aumento y varía entre 2% y 25%. A continuación se presentan datos destacados del documento.[1]
Definición
La rinitis alérgica es un trastorno sintomático de la nariz con inflamación de la mucosa nasal mediada por inmunoglobulina E e inducida por la exposición de alérgenos, ligada a factores ambientales y climáticos. La enfermedad inicia cuando la mucosa nasal se expone a un alérgeno que ocasiona la activación de células inflamatorias (mastocitos, linfocitos T, linfocitos B, macrófagos y eosinófilos), las cuales penetran la mucosa nasal promoviendo la producción de inmunoglobulina E específica en niños con predisposición a la patología.
Diagnóstico
Es necesario hacer un diagnóstico clínico basado en los signos y síntomas, además de un diagnóstico paraclínico.
En el diagnóstico clínico se deben identificar por los menos 2 de los siguientes síntomas:
Estornudos (de inicio y final repentino).
Obstrucción nasal.
Rinorrea acuosa.
Prurito nasal.
Asimismo, es necesario preguntar por la temporalidad, influencia de los cambios ambientales y síntomas persistentes en ausencia de fiebre, así como por la historia personal y familiar de atopía y la cronicidad o recurrencia de síntoma y hacer una adecuada rinoscopia evaluando la mucosa y el aspecto que esta tiene.
Como apoyo paraclínico se pueden solicitar los siguientes exámenes:
Eosinófilos en sangre periférica (> a 500 eosinófilos/mm3): marcador poco sensible e inespecífico.
Inmunoglobulina E sérica total: utilidad limitada.
Radiología de senos paranasales: para determinar alteraciones estructurales y comorbilidades.
Inmunoglobulina E específica: da un diagnóstico definitivo y etiológico de rinitis alérgica; se puede demostrar inmunoglobulina E específica con técnicas in vivo –prueba cutánea de lectura inmediata– o in vitro (radioinmunoanálisis o ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas).
Citología de la mucosa nasal.
Tomografía computarizada.
Pruebas de provocación nasal.
También es necesario tener en cuenta las comorbilidades asociadas; 40% de los pacientes con rinitis alérgica tiene asma y 80% de los pacientes con asma tiene rinitis alérgica, pero no se deben olvidar otras comorbilidades, como sinusitis, otitis media con efusión, hipertrofia amigdalina, conjuntivitis, faringitis, eccema, alteraciones en habla y audición, trastornos en el crecimiento, apnea obstructiva y alteraciones del sueño.
Abordaje terapéutico
El tratamiento tiene foco en prevenir y aliviar síntomas, evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida.
Medidas no farmacológicas |
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Control ambiental |
Evitar alérgenos e irritantes, educar a pacientes y familiares |
Solución salina nasal |
Para eliminar alérgenos y romper secreciones; adyuvantes de corticosteroides intranasales y antihistamínicos |
Medidas farmacológicas |
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Antihistamínicos |
Disminuyen prurito, estornudos y rinorrea, efecto en síntomas oculares y prurito palatino |
Corticoesteroides intranasales |
Para el tratamiento de congestión, rinorrea, prurito y goteo posnasal |
Bromuro de ipratropio |
Reduce la rinorrea; uso en mayores de 6 años |
Antileucotrienos |
Para paciente con asma concomitante |
Descongestivos y vasoconstrictores |
Reducen la obstrucción nasal; no se recomienda su uso en menores de 4 años |
Tratamientos inmunológicos • Inmunoterapia alérgeno específica (vacunas con alérgenos) |
Administración vía subcutánea o sublingual en pacientes correctamente seleccionados
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Biológicos • Omalizumab (anticuerpo monoclonal anti-inmunoglobulina E) |
Para disminución de síntomas y fármacos concurrentes; puede usarse con inmunoterapia alérgeno específica |
Datos clave
Pensar en los diagnósticos diferenciales como:
Enfermedades infecciosas (aguda o crónica) producidas por virus, bacterias u hongos.
Pólipos.
Alteraciones estructurales (desviación septal, cuerpo extraño, atresia de coanas, adenoides).
Rinitis inducida por fármacos (antiinflamatorios no esteroideos u otros).
Granunolomas (granulomatosis con poliangeítis, sarcoidosis, infecciosos, granuloma letal de línea media).
Defectos ciliares.
Rinorrea cerebroespinal.
Rinitis no alérgica con síndrome eosinofílico (NARES).
Otros desencadenantes (irritantes, alimentos, reflujo gastroesofágico).
El diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado son primordiales para reducir sus comorbilidades y el impacto negativo en la calidad de vida.
Este contenido fue realizado por la Dra. Natalia Martínez Medina (@nataliamame).
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CRÉDITO
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Citar este artículo: Recomendaciones para el diagnóstico y manejo de la rinitis alérgica en la población pediátrica (2023) - Medscape - 13 de abr de 2023.
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