El diagnóstico de la insuficiencia cardiaca en pacientes con obesidad representa un auténtico "desafío clínico" porque su principal síntoma, la intolerancia al esfuerzo, se suele atribuir a la propia obesidad en lugar de a la insuficiencia cardiaca.
Por ello la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) han elaborado un documento de consenso que repasa las pruebas complementarias que se aconseja solicitar en las consultas de endocrinología y en atención primaria ante la sospecha de insuficiencia cardiaca en los pacientes con obesidad, así como el tratamiento inicial a seguir. También incluye un abordaje global de los factores de riesgo y recomendaciones sobre la derivación y coordinación con cardiología.[1]
"El objetivo es poder identificar, con los primeros signos y síntomas, a los pacientes en riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca para poder tratarla activamente lo antes posible. Implantando medidas de mejora de hábitos dietéticos, prescripción de ejercicio individualizado, control de comorbilidades asociadas y tratamiento farmacológico más adecuado en cada caso", comentó a Univadis España el Dr. Vicente Arrarte, uno de los autores del documento y miembro de la SEC.
Obesidad e insuficiencia cardiaca
La obesidad es una enfermedad compleja y crónica, por lo que no siempre será posible evaluarla en su conjunto en una primera visita médica. Se estima que un 20 % de la población adulta española presenta obesidad. El riesgo de insuficiencia cardiaca se incrementa un 5% en hombres y un 7% en mujeres cuando se incrementa el índice de masa corporal.
"El diagnóstico de la insuficiencia cardiaca en estos pacientes, especialmente en fases iniciales, constituye un auténtico desafío clínico porque los pacientes con obesidad presentan con frecuencia otras comorbilidades que hacen aún más complejo su diagnóstico", subrayó en nota de prensa la Dra. Raquel Campuzano, una de las autoras del documento y presidenta anterior de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC.
Pruebas complementarias
El documento señala que ante la sospecha clínica de insuficiencia cardiaca se debe solicitar en primer lugar un electrocardiograma. Seguido de una analítica con función renal, iones, hemoglobina, enzimas hepáticas, hemoglobina glicosilada, pro-péptido natriurético de tipo b N-terminal (proNT-proBNP) y hormona estimulante de la tiroides (TSH).
El segundo escalón ante una sospecha clínica alta, una alteración electrocardiográfica o elevación de biomarcadores es la realización de una ecocardiografía. Como tercer paso, y sobre todo ante la presencia de síntomas de fatigabilidad o cansancio diurno, en el documento se sugiere descartar el síndrome de apnea obstructiva del sueño.
En este sentido, ponen a disposición de los facultativos un cuestionario que combina preguntas y exploraciones que ha demostrado ser una herramienta válida y sencilla para seleccionar pacientes con probabilidad alta o moderada de tener síndrome de apnea obstructiva del sueño para ser derivados al especialista correspondiente. Si se dispone, se recomienda también utilizar pulsioximetría nocturna domiciliaria como cribado.
"Además de la intolerancia al esfuerzo, hay algunas características que hacen que la disnea sea más específica de la insuficiencia cardiaca, como la presencia de bendopnea (disnea al atarse los zapatos) y ortopnea (disnea más evidente al acostarse)", explicó el Dr. Arrarte.
Derivación a cardiología
El documento recoge cuándo hay que derivar al paciente a cardiología. Se recomienda en los siguientes casos:
Sospecha de insuficiencia cardiaca, de cardiopatía isquémica o fibrilación auricular de novo.
Electrocardiograma patológico, ecocardiograma anómalo o porción N-terminal del propéptido natriurético cerebral N-terminal tipo B (NT-proBNP) ≥125 pg/ml (o cifras ≥60-70 pg/ml y alta sospecha clínica).
En casos de dolor torácico típico y elevación del segmento ST en el electrocardiograma, insuficiencia cardiaca franca en primera consulta o fibrilación auricular >130 latidos por minuto o con hipotensión se recomienda la derivación inmediata.
El Dr. Arrate incide en que "conocer aquellas situaciones en las que es prioritario derivar a cardiología para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento más adecuado en cada caso es fundamental. El diagnóstico y tratamiento precoz de la insuficiencia cardiaca en personas con obesidad conlleva mejor pronóstico, por lo que aunar esfuerzos entre especialidades siempre es positivo".
Tratamiento desde la primera consulta
En el documento se establecen una serie de pautas de tratamiento, incluyendo modificaciones del estilo de vida y tratamiento farmacológico.
Dentro de los hábitos dietéticos se recomienda la dieta mediterránea hipocalórica por sus demostradas evidencias en reducción de eventos cardiovasculares. En los cambios de estilo de vida no puede faltar el ejercicio. En adultos con sobrepeso u obesidad se recomiendan al menos 150 minutos por semana de ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada de 3 a 5 veces por semana. Pero la prescripción de ejercicio físico debe ser individualizada.
Entre el tratamiento farmacológico encontramos el uso de inhibidores del cotransportador de sodio glucosa tipo 2 (iSGLT2), los diuréticos, el sacubitrilo-valsartán, los betabloqueantes y la espironolactona/eplerenona.
La publicación recomienda también el control de las comorbilidades tales como la hipertensión, la dislipemia, la diabetes tipo 2, la obesidad, el tabaquismo y la insuficiencia renal.
Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.
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CRÉDITO
Imagen principal: Dreamstime
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Citar este artículo: Detección y manejo de la insuficiencia cardiaca en el paciente con obesidad - Medscape - 24 de marzo de 2023.
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