Notable aumento de ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria y autolesiones en las consultas pediátricas españolas

Carla Nieto Martínez

28 de marzo de 2023

MADRID, ESP. "¿Qué está pasando con la salud mental y emocional de los adolescentes?", bajo este título, y con el objetivo de dar respuesta a este interrogante, se organizó una mesa redonda durante el 19º Congreso Actualización Pediatría 2023 de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), en la que se analizó el preocupante incremento de los casos de salud mental infanto-juvenil española y se expusieron los principales retos y estrategias de abordaje.[1]

Dra. Margarita Sánchez Calderón

"La salud mental de este grupo de población ha empeorado en los últimos años", señaló la Dra. Margarita Sánchez Calderón, pediatra del Centro de Salud Mejorada del Campo, Velilla San Antonio, en Madrid, y miembro del comité científico del Congreso. "A nivel clínico, se han incrementado las demandas por estas patologías tanto en atención primaria como en especializada y urgencias".

La Dra. Sánchez Calderón explicó a Medscape en español los principales problemas de salud mental infanto-juvenil a los que se enfrentan actualmente los pediatras españoles en las consultas que incluyen los trastornos de ansiedad y depresivos, los trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos de conducta oposicionista o disocial, las adicciones tecnológicas o tóxicas, las autolesiones y las conductas suicidas.

"Además, los pediatras de atención primaria también han constatado un aumento de las autolesiones y los intentos autolíticos", añadió la experta, quien aludió a los datos que reflejan este incremento: en 2019, murieron por suicidio en España 7 menores de 15 años, mientras que en 2020 (año del inicio de la pandemia) el número de suicidios en esta franja de edad fue el doble, llegando a 22 suicidios en 2021.[2]

En cuanto al perfil o características de los jóvenes que incurren en intentos autolíticos, la Dra. Sánchez Calderón comentó que "son pacientes de sexo femenino y con una edad media de 14 a 15 años. Un alto porcentaje presenta antecedentes de trastorno psiquiátrico (depresión más frecuentemente); autolesiones no suicidas e intentos previos de suicidio. Los factores implicados en esta conducta son múltiples y de diferente índole. En nuestro medio, el método más frecuente de intento autolítico es la sobreingesta medicamentosa voluntaria".

La pandemia como "foco" visibilizador

Durante la mesa se expuso el impacto que la pandemia generada por la COVID-19 ha tenido en la salud infanto-juvenil española. "Según los datos disponibles tanto en urgencias pediátricas como en Atención Primaria se ha visto un incremento de hasta un 47% en los trastornos de salud mental en niños y de hasta un 59% en los comportamientos suicidas, comparado con los datos de 2019", declaró a Medscape en español el Dr. Jorge Olivares, responsable de la consulta de pediatría general, social y adolescentes del Hospital Universitario de Torrejón, en Madrid.

"Se han visto incrementados problemas como la ansiedad y la depresión como respuesta a las dificultades que ha supuesto el confinamiento inicial, las restricciones a la movilidad, las dificultades económicas graves y la enfermedad grave o la muerte, que han llegado a muchas familias.  Asimismo, las autolesiones, las conductas suicidas o los trastornos de conducta se han visto aumentados en los últimos años, en una tendencia que probablemente no implique solo a la pandemia, sino que creo que ya venía de antes, y lo que ha hecho la pandemia ha sido ‘destaparla’ y poner el foco sobre algo que ya existía", añadió el Dr. Olivares.

De la misma opinión fue la Dra. Sánchez Calderón, quien destacó que datos previos a la pandemia ya mostraban un aumento de la psicopatología en los adolescentes. "A raíz de la crisis generada por la COVID-19, estas situaciones se han agravado. Desde diferentes sociedades médicas se viene alertando sobre el claro aumento de la demanda asistencial en niños/as y adolescentes por causas relacionadas con la salud mental y, más allá del incremento del número de casos, también señalan que los pacientes están llegando en situaciones de mayor gravedad y a edades más tempranas".

Sobreexigencia, mala gestión emocional y otros factores

En relación con esto, el Dr. Olivares apuntó que la pandemia ha puesto en evidencia una atención a la salud mental infanto-juvenil que ya era deficitaria, tanto en recursos personales como en lo que se refiere a la formación por parte de los profesionales, "pero también ha hecho posible que seamos conscientes de la existencia de carencias a nivel de los individuos, de las familias y del conjunto de la sociedad para gestionar los miedos, frustraciones y sufrimientos vitales".

Preguntado sobre qué otros factores o circunstancias pueden haber propiciado este incremento de casos, el Dr. Olivares señaló que "sin duda, vivimos en una sociedad muy exigente con el individuo y con las familias (y, por tanto, con los niños), en la que la perfección y la productividad enfocada a ser útiles para el sistema está por encima del respeto a los ritmos de desarrollo de cada niño o del objetivo personal de la felicidad y el bienestar. Creo que la capacidad de adaptarnos a las circunstancias o comprender y gestionar nuestras emociones por parte de los individuos es muy limitada; por lo tanto, como padres, difícilmente podemos ofrecer a nuestros hijos una base sólida y segura sobre la que crecer de forma protegida pero a la vez estimulando la autoestima, la autonomía responsable y el autoconocimiento".

El Dr. Olivares también se refirió a otros agentes que, en su opinión, condicionan gravemente la salud mental de los niños y adolescentes: las condiciones económicas precarias, la crisis medioambiental, el abandono de la vida rural, la masificación de las urbes, el empeoramiento de las ratios de alumnos en la educación pública y las carencias del sistema público de salud insuficiente e ineficientemente gestionado.

Consultas masificadas y falta de formación específica

En cuanto a cómo se ha hecho frente, desde la consulta de pediatría, a la situación asistencial generada por este incremento de casos, la Dra. Sánchez Calderón se refirió a la nueva estrategia de salud mental del Sistema Nacional de Salud para los años 2022-2024, que contempla una línea estratégica específica para la prevención, detección precoz y atención a la conducta suicida, y otra para el mejor desarrollo de la salud mental infanto-juvenil.[3]

"La mayoría de las Comunidades Autónomas están elaborando sus propios planes de prevención del suicidio, con mayor o menor grado de implementación. Las principales medidas van en la línea de aumentar el número de profesionales contratados, crear líneas específicas de prevención del suicidio, así como fomentar la creación de nuevas unidades de hospitalización breve de adolescentes, hospitales de día y equipos de hospitalización domiciliaria para menores con patologías complejas. Sin embargo, en atención primaria faltan recursos para poder ejercer la labor de prevención y detección precoz de estos trastornos".

Directamente relacionadas con esto último se sitúan las principales limitaciones con las que se encuentran los especialistas a la hora de hacer frente a la situación creada por este incremento de casos.

"Los pediatras necesitamos formación en salud mental, mejorar e incrementar los recursos personales y materiales de atención a la salud mental infanto-juvenil, así como huecos en nuestras agendas para abordar estos trastornos, en los que es fundamental el tiempo de coordinación con los equipos de salud mental de zona y los servicios sociales, así como los centros educativos", apuntó la Dra. Sánchez Calderón.

En la misma línea, el Dr. Olivares puso de relieve la falta de formación por parte de los pediatras para comprender las problemáticas de salud mental que no siempre tienen que ser objeto de abordaje en centros de salud mental.

"Las consultas masificadas que no permiten explorar adecuadamente lo que le ocurre a los pacientes; y la falta de comunicación y de trabajo en equipo con los especialistas en salud mental, los centros educativos o los servicios sociales son otras de las limitaciones a las que tenemos que hacer frente".

Paciente adolescente: la importancia del seguimiento

Tal y como comentó la Dra. Sánchez Calderón en la mesa redonda, es "crítico" vigilar la salud mental tanto en la infancia como en la transición a la adolescencia, ya que la incidencia de los problemas mentales aumenta a partir de los 12 años. "El paso de la consulta de pediatría de atención primaria a la de medicina de familia de estos niños puede suponer un problema, debido a la pérdida de continuidad. En este sentido, el pediatra de atención primaria es clave para vigilar las conductas de los adolescentes, pues se trata del profesional más cercano, y en esta etapa es difícil establecer la línea que separa lo que se considera sano de lo que puede ser patológico".

"Por ejemplo, la tristeza, la irritabilidad, la preocupación por la imagen corporal, el cuestionamiento de las normas sociales o familiares o la dificultad para controlar el uso de aparatos tecnológicos son conductas que serán patológicas si son tan frecuentes que ocasionan una incapacidad para el disfrute, ataques de pánico, cambios drásticos de peso o problemas de adicciones", continuó la Dra. Sánchez Calderón.

El Dr. Olivares, por su parte, incidió en la importancia de asegurar el seguimiento de los pacientes en esta etapa, ya que hay que tener en cuenta la dificultad que supone el hecho de que, al ser un periodo de transición, los padres llevan con menos frecuencia a sus hijos a los centros de salud y es habitual que los adolescentes no acudan a la consulta por su propio pie.

"Han sido atendidos, desde que nacieron, teniendo siempre a sus padres como filtro de comunicación, y los adolescentes necesitan su lugar propio. Por eso es recomendable que los profesionales les ofrezcamos la consulta como un lugar seguro y confidencial, libre de juicio, donde el paciente pueda hablar de sus preocupaciones, sean del tipo que sean. Aunque la adolescencia es un periodo complejo, los pediatras de atención primaria pueden establecer con ellos un vínculo sano y honesto, que les ayude a crecer y evolucionar hacia la madurez. Además, para los profesionales, ser testigos de ese crecimiento personal resulta enormemente satisfactorio".

Los doctores Sánchez Calderón y Olivares declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente

Siga a Carla Nieto de Medscape en español en Twitter @carlanmartinez.

Para más contenido suscríbase a nuestros boletines y siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

Comentario

3090D553-9492-4563-8681-AD288FA52ACE
Los comentarios están sujetos a moderación. Por favor, consulte los Términos de Uso del foro

procesando....