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En todo el mundo la pandemia de COVID-19 ha provocado cambios relativamente limitados en los síntomas de salud mental, en comparación con la época anterior a la pandemia, según nuevos datos.[1]
Al mismo tiempo algunos pacientes, incluidos mujeres, padres, estudiantes, adultos mayores y grupos minoritarios, han experimentado cambios más grandes en ciertos síntomas y necesitarán apoyo continuo de salud mental, señalaron los autores del estudio.

Dr. Brett Thombs
"La pandemia ha sido un grupo heterogéneo en términos de salud mental y mucho más matizado de lo que normalmente se ha informado", comentó a Medscape Noticias Médicas el autor principal, Dr. Brett Thombs, Ph. D., profesor de psiquiatría en la McGill University e investigador principal en el Lady Davis Institute of Medical Research del Jewish General Hospital, en Montreal, Canadá.
"Algunas personas han luchado terriblemente, mientras que otras se han mantenido bastante estables y otros incluso lo han hecho mejor: han reducido sus traslados al trabajo y han aumentado el tiempo con la familia o han vuelto a priorizar de maneras que han mejorado sus vidas. Sin embargo, en promedio la salud mental no ha cambiado mucho", destacó.
El estudio fue publicado en versión electrónica el 8 de marzo en BMJ.[1]
Efectos mínimos a pequeños
Los investigadores realizaron una revisión sistemática y un metanálisis de estudios que compararon la salud mental general, los síntomas de ansiedad o los síntomas de depresión en enero de 2020 o más tarde con los resultados de salud mental recopilados entre enero de 2018 y diciembre de 2019. Los estudios elegibles incluyeron 90% o más de los mismos participantes antes y durante la pandemia de COVID-19 o utilizaron métodos estadísticos para dar cuenta de los datos faltantes. Los autores observaron la diferencia de medias estandarizada (DME) en los síntomas para comprender los cambios.
Entre los 94.411 estudios de salud mental durante la pandemia que revisó el equipo de investigación, se incluyeron en el análisis 137 estudios que involucraron a 134 cohortes de personas de todo el mundo. La mayoría de los estudios procedían de países de ingresos altos o medios. Alrededor de 76% de los participantes eran adultos y 24% lo integraban niños y adolescentes de entre 10 y 19 años.
No se encontraron diferencias significativas para la salud mental general (cambio DME: 0,11) o los síntomas de ansiedad (cambio DME: 0,05) en las cohortes de la población general, aunque los síntomas de depresión aumentaron en una cantidad pequeña pero estadísticamente significativa (cambio DME: 0,12).
Entre las mujeres los cambios fueron algo mayores, con la salud mental general (cambio DME: 0,22), los síntomas de ansiedad (cambio DME: 0,20) y los síntomas de depresión (cambio DME: 0,22) empeorando ligeramente.
Además los padres tuvieron cambios pequeños o medianos en la salud mental general (cambio DME: 0,39) y síntomas de ansiedad (cambio DME: 0,25). Los síntomas de depresión mostraron mayores cambios entre los adultos mayores (cambio DME: 0,22), estudiantes universitarios (cambio DME: 0,14) y personas que se identificaron como pertenecientes a un grupo minoritario sexual o de género (cambio DME: 0,19).
En 3 cohortes con datos de marzo a junio de 2020 y luego de septiembre a noviembre de 2020 los síntomas en las evaluaciones posteriores parecían no haber cambiado con respecto a los niveles anteriores a la COVID-19 o aumentaron inicialmente y luego regresaron a los niveles anteriores a la pandemia.
Una historia de resiliencia
"Lanzamos nuestro estudio en abril de 2020 porque nos preocupaba que hubiera efectos importantes de la pandemia en la salud mental. Pero también nos preocupaba que la gente asumiera que este era el caso sin evidencia", manifestó el Dr. Thombs.
Para comprender realmente los cambios los investigadores deben medir tanto antes como después de un evento, por lo que los investigadores examinaron solo los estudios que evaluaron la salud mental antes y durante la pandemia.
"Muchos estudios administraron cuestionarios de salud mental a las personas durante la pandemia, interpretaron las puntuaciones como altas y concluyeron que deben haber cambiado debido a la pandemia. Pero este parece haber sido un caso clásico de dar forma a la evidencia para que se ajuste a lo que la gente pensaba que sabía, en lugar de usar la evidencia para aprender lo que está sucediendo", agregó.
Los investigadores notaron varias limitaciones de su estudio, incluyendo que solo uno de los 137 estudios fue más allá de 2020 y que hubo datos limitados sobre los subgrupos que pueden haber enfrentado efectos de salud mental más graves durante la pandemia. Además los estudios examinados exhibieron heterogeneidad significativa y riesgo de sesgo. Los autores continúan con la investigación y han identificado otros 100 estudios para agregar al análisis.
"La buena noticia es que muchos de ellos tienen datos sobre algunos de los grupos vulnerables sobre los que no pudimos decir mucho debido a la escasez de datos. También hemos identificado varios cientos de estudios que evaluaron la salud mental durante la pandemia, lo que sumará a la imagen", añadió.
En términos generales, los datos brindan una historia de resiliencia, escriben los autores del estudio. Planean analizar las intervenciones de salud mental que se han probado durante la pandemia, con el objetivo de comprender qué abordajes pueden ser útiles para brindar acceso a la salud mental durante otras situaciones difíciles en el futuro.
¿Falacia ecológica?

Dr. Mark Sinyor
Al comentar sobre los hallazgos para Medscape Noticias Médicas, el Dr. Mark Sinyor, psiquiatra del Sunnybrook Health Sciences Center y profesor asociado de psiquiatría en la University of Toronto, en Toronto, Canadá, que no participó en este estudio, señaló: "El bienestar mental no es únicamente producto de cuánta adversidad enfrentan las personas. La forma en que hacemos frente importa tanto o más y, en general, creo que las personas y las sociedades han hecho un buen trabajo al hacer frente a la adversidad de la pandemia".
"Dicho esto, es importante que los lectores entiendan que resultados como estos pueden ser susceptibles a algo llamado falacia ecológica: esta es la idea de que lo que es cierto para el grupo también es cierto para los individuos del grupo. Pero sabemos que este no es el caso. La pandemia ciertamente ha tenido un impacto negativo sustancial en la salud mental de ciertos individuos en todas las poblaciones", destacó.
El Dr. Sinyor ha investigado el riesgo y la prevención del suicidio durante la pandemia. Los primeros datos indican que las tasas de suicidio generalmente no aumentaron durante los meses iniciales de la pandemia, aunque actualmente está estudiando cómo la pandemia afectó el suicidio y los resultados relacionados después de los meses iniciales.
"Hay pasos que podemos tomar como sociedad (por ejemplo, protección de ingresos en tiempos de desempleo extremo) y como profesionales (por ejemplo, mejorar el acceso a la atención virtual) que pueden ayudar a proteger a las personas de nuestra comunidad del deterioro de la salud mental. Como personas que trabajan en el cuidado de la salud, debemos recordarle al público que pueden superar la adversidad y que estamos aquí para ayudar a abogar por las acciones apropiadas para ayudar a que ese objetivo se haga realidad", concluyó el Dr. Synor.
Este estudio recibió financiamiento de Canadian Institutes of Health Research y McGill Interdisciplinary Initiative in Infection and Immunity Emergency COVID-19 Research Fund. Los Dres. Thombs y Sinyor han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITO
Imagen principal: Dreamstime
Medscape Noticias Médicas © 2023
Citar este artículo: La pandemia de COVID-19 ha tenido poco efecto general en los síntomas de salud mental - Medscape - 21 de marzo de 2023.
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