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Las pesadillas son frecuentes y rara vez son un signo de problemas de salud importantes. Sin embargo, en varios estudios nuevos se han observado asociaciones potencialmente preocupantes entre las pesadillas frecuentes o persistentes y la cognición ulterior. Estos hallazgos, junto con los recientes descubrimientos sobre una posible intervención resolutoria, han dado lugar a la Tendencia Clínica de esta semana. En investigaciones anteriores se ha encontrado una relación entre los problemas de sueño en la edad adulta, incluidas las pesadillas y la aparición de enfermedades neurodegenerativas. En un análisis reciente se estableció una posible asociación entre los sueños angustiosos durante la infancia y los problemas de salud cognitiva (ver infografía).[1]
En el análisis prospectivo y longitudinal se utilizaron datos que incluían a todas las personas nacidas en Gran Bretaña durante una única semana de 1958.[1] A la edad de 7 (en 1965) y 11 años (en 1969), se les pidió a las madres que informaran si su hijo había experimentado "pesadillas o terrores nocturnos" en los últimos 3 meses. De 6.991 niños (51% niñas), 78,2% nunca tuvieron pesadillas, 17,9% tuvieron pesadillas transitorias y 3,8% tuvieron pesadillas persistentes. A la edad de 50 años (2008), 262 participantes habían desarrollado deterioro cognitivo, y a 5 se les diagnosticó enfermedad de Parkinson.
Tras ajustar todas las covariables, tener más pesadillas regulares durante la infancia se asoció de forma "lineal y estadísticamente significativa" con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo o enfermedad de Parkinson (p = 0,037) tanto para hombres como para mujeres. En comparación con los que nunca tuvieron pesadillas, los que tuvieron pesadillas persistentes mostraron 85% más de riesgo de sufrir deterioro cognitivo o enfermedad de Parkinson a los 50 años (odds ratio ajustado [ORa]: 1,85; intervalo de confianza [IC] de 95%: 1,10 a 3,11; p = 0,019).
Estos hallazgos reproducen resultados similares en adultos de mediana edad y mayores. Los resultados de un reciente estudio de cohortes a gran escala revelaron que los adultos sanos de mediana edad que tenían pesadillas al menos una vez a la semana mostraban cuatro veces más probabilidades de experimentar un deterioro cognitivo durante la década siguiente.[2] Los adultos mayores con la misma frecuencia de pesadillas tenían el doble de probabilidades de que se les diagnosticara demencia, en comparación con sus homólogos que nunca tenían pesadillas. En el análisis participaron 605 adultos de mediana edad (de 35 a 64 años), a los que les dieron seguimiento hasta por 13 años, y 2.600 adultos mayores (de ≥ 79 años) a los que les dieron seguimiento por hasta 7 años. Tras ajustar todas las covariables, una mayor frecuencia de pesadillas se asoció significativamente con un mayor riesgo de deterioro cognitivo para los adultos de mediana edad (p = 0,016) y con un mayor riesgo de demencia para los adultos mayores (p = 0,001). En el modelo totalmente ajustado, para quienes declararon tener una o más pesadillas semanales se incrementó cuatro tantos el riesgo de deterioro cognitivo (ORa: 3,99; IC 95%: 1,07 a 14,85), en comparación con los que no tuvieron ninguna. Los adultos mayores que tenían una o más pesadillas semanales presentaban un riesgo más de dos veces mayor de demencia (ORa: 2,21; IC 95%: 1,35 a 3,62).
Para quienes padecen un trastorno de pesadillas diagnosticado clínicamente, un nuevo estudio indica que escuchar sonidos positivos mientras se duerme puede ser una intervención significativa. En un estudio realizado en Suiza se incluyó a 36 participantes en una clase diurna de terapia de ensayo de imágenes, que les enseñó a redirigir sus pesadillas hacia sueños positivos.[3] Se les enseñó a los participantes a recordar una pesadilla, cambiarla mentalmente por algo positivo y practicar después el "sueño reelaborado" durante el día. A la mitad de los participantes también se les reprodujo un sonido especial mientras practicaban los sueños positivos. Durante 2 semanas, el sonido se reprodujo durante sus ciclos de sueño de movimientos oculares rápidos (MOR). Los que escucharon el sonido tuvieron significativamente menos pesadillas. "Esta diferencia mostró una magnitud de efecto de mediana a considerable y fue sostenible en el seguimiento de 3 meses", informaron los autores.
Aunque es probable que los sueños angustiosos infrecuentes sean inofensivos, la preocupación por las implicaciones para la salud asociadas a las pesadillas frecuentes, y las intervenciones necesarias para detenerlas, son tan significativas que han impulsado la Tendencia Clínica de esta semana.
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CRÉDITO
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Citar este artículo: Deterioro neurocognitivo - Medscape - 17 de marzo de 2023.
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