Un extenso manual publicado recientemente por la Sociedad Española de Neurología (SEN) analiza el papel que pueden desempeñar las nuevas tecnologías en los trastornos del movimiento. El documento se ha organizado en doce capítulos cubriendo de una manera panorámica todas las perspectivas que atañen al uso de nuevas tecnologías o dispositivos inteligentes en el hospital y en el domicilio. También las aplicaciones clínicas del ultrasonido terapéutico o el uso de la inteligencia artificial.
Este trabajo de equipo, en el que participan 24 autores, está coordinado por Álvaro Sánchez Ferro, del grupo de estudio de los trastornos del movimiento de la SEN, Esther Cubo del Servicio de Neurología, Hospital Universitario de Burgos y Pablo Mir Rivera de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
"El libro analiza las tecnologías que ya están accesibles y las que están en desarrollo, con la filosofía de que todas ellas sean aplicables. En el manual se recogen las soluciones para las patologías más frecuentes como pueden ser el párkinson, el temblor o la enfermedad de Huntington. Son las que más desarrollos tienen", explicó Sánchez Ferro a Univadis España.
Inteligencia artificial: uso en neurología
Para el especialista no hay duda que "la inteligencia artificial será una gran aliada para el diagnóstico y el tratamiento".
Entre sus usos destaca su aplicación en el diagnóstico diferencial. Por el momento, la mayoría de estudios se han centrado en el desarrollo de algoritmos para poder diferenciar el temblor parkinsoniano del temblor esencial, en general con buena capacidad de discriminación. En el caso de la enfermedad de párkinson algunos algoritmos están entrenados para detectar una característica concreta como la bradicinesia, explicó.
Además, los algoritmos pueden producir un patrón del movimiento que puede dar información, por ejemplo, sobre cómo está el paciente. Sin embargo, su traslación completa a la práctica clínica está todavía pendiente de consolidar, continúa.
Las llamadas Unidades de Medida Inercial, generalmente sensores basados en acelerómetros, giróscopos y ocasionalmente magnetómetros permiten medir el movimiento del paciente y obtener los datos.
Telemedicina y monitorización a distancia: las grandes aliadas tras la pandemia
Los sensores y las tecnologías basadas en wearables permiten la evaluación de las manifestaciones clínicas de los pacientes. Por ello Sánchez Ferro se muestra a favor de la telemedicina: "la vemos muy necesaria después de la COVID-19. La combinación con la monitorización remota de las diferentes manifestaciones motoras y no motoras constituye una buena alternativa asistencial para aquellos pacientes con dificultades de acceso a la consulta presencial".
El uso de teléfonos inteligentes se ha generalizado. Estos permiten mensajería instantánea y videoconferencia. Actualmente se trabaja para mejorar la calidad de las aplicaciones especializadas para estos dispositivos y adaptarlas a pacientes con movilidad reducida, alteraciones cognitivas, o alteraciones conductuales, como el trastorno del control de los impulsos. "El mundo de las apps ya es muy amplio, pero todavía no se puede recomendar una sobre otra. Hay mucha oferta que se irá seleccionando por su utilidad", opinó Sánchez Ferro que junto con el análisis del movimiento mediante sistemas basados en vídeo permitirán diagnósticos más precisos.
Ultrasonidos y robótica
Otra de las tecnologías que recoge el texto es el uso del ultrasonido en el tratamiento de trastornos del movimiento. La ablación mediante haces de ultrasonidos de alta intensidad y frecuencia HIFU (high-intensity focused ultrasound) por ejemplo, puede considerarse una alternativa más entre el arsenal terapéutico en el abordaje de los trastornos del movimiento incapacitantes y farmacorresistentes.
"El ultrasonido, disponible desde hace unos 5 años para nuestro campo, puede tratar a personas con párkinson y temblor y corregir las alteraciones que producen estas enfermedades. Mediante un casco para la cabeza, se hace confluir los haces en un punto concreto para restablecer ciertas funciones cerebrales. Se tiene que hacer lógicamente en un hospital y es parecido a lo que hacen los cardiólogos con un catéter", explicó Sánchez Ferro.
La rehabilitación y la ingeniería biomédica han aplicado la robótica en el tratamiento de los trastornos neurológicos del movimiento, dirigiendo sus aplicaciones a las afectaciones con mayor prevalencia como la enfermedad de párkinson o las distonías. Las ortesis inteligentes son dispositivos capaces de adaptarse al cuerpo del paciente o a una parte de este. Estos actúan como sistemas inteligentes de procesamiento y de reconocimiento de múltiples patrones para la toma de decisiones en la ejecución de alguna función por medio de actuadores, con el fin de realizar una tarea previamente definida.
Sánchez Ferro señalo que, sin embargo, "todavía hay muchos retos en la parte no motora de estas enfermedades. En la última década diversos dispositivos, plataformas e iniciativas tecnológicas permiten evaluar de forma cuantitativa y objetiva las funciones cognitivas, los trastornos del sueño, las alteraciones sensoriales y la disautonomía en los pacientes con trastornos del movimiento. El conjunto de estas tecnologías cambiará el modelo asistencial. Es bueno que vayamos utilizándolas de manera beneficiosa. Los cambios cuestan y se necesita conocer sus potencialidades para no producir efectos secundarios. Este libro puede ayudar a los médicos a acercarse a ellas y saber cómo aplicarlas a los pacientes ya que tienen beneficios para ellos", concluyó.
Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.
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CRÉDITO
Imagen principal: Dreamstime
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Citar este artículo: Manual de Nuevas Tecnologías aplicadas a los trastornos del movimiento - Medscape - 13 de marzo de 2023.
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