Los españoles ven los insectos como una fuente de alimentación alternativa y sostenible para el futuro

Andrea Jiménez

Conflictos de interés

23 de febrero de 2023

Aunque no los consuman, la mayoría de los españoles ven los insectos como una fuente de alimentación alternativa y sostenible para el futuro. Así lo afirma una investigación realizada por científicos del FoodLab de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) que incluyó una encuesta donde participaron 1.034 personas.[1]

De acuerdo con los resultados, 58% de los participantes opinaron que en el futuro podrían ser una fuente alternativa y sostenible de proteína y que su integración en la dieta se podría convertir en una realidad en los próximos años. A pesar de que una inmensa mayoría de los encuestados, 86%, respondió que nunca había comido insectos y solo 13% los había probado, casi 50% de las personas encuestadas respondió que disponer de información sobre el potencial que tienen los insectos como alimento sostenible alentaría a consumirlos.

No obstante, hasta 82% mostró reticencia a incluirlos actualmente en su dieta, aludiendo como principal razón al asco (38%), la carencia de hábito (15%), dudas sobre su seguridad (9%) o razones culturales (6%), entre otras.

El objetivo del estudio, publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health, era identificar los parámetros que contribuirían a mejorar la aceptación del consumo de insectos a fin de introducirlos como fuente sostenible en la alimentación humana teniendo en cuenta que la dieta de proteína actual se ha vuelto insostenible debido, entre otras causas, al rápido agotamiento de los recursos naturales y el cambio climático.

Los anteriores factores ya están impactando en la inseguridad alimentaria en muchas regiones del mundo, con sequías e inundaciones cada vez más frecuentes e intensas que provocan problemas continuos en la cadena de suministro global y hambrunas, sobre todo en países de bajos ingresos. Por lo que la producción agrícola y ganadera tradicional no constituyen hoy en día soluciones sostenibles, pues estas industrias son en sí mismas un factor impulsor de la crisis climática.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) lleva años promoviendo la necesidad de examinar las prácticas modernas de la ciencia de los alimentos para aumentar el comercio, el consumo y la aceptación de insectos, recomendando el consumo de estos como forma de combatir el hambre en algunas regiones. Y cada vez son más los estudios que demuestran los beneficios de incluir insectos en la dieta de las poblaciones, suponiendo una gran alternativa para mejorar la seguridad alimentaria.

Son muchos los estudios han probado los efectos positivos del consumo de insectos para la salud tanto en animales como en humanos. Y, como concluye una investigación recién publicada en Science, los insectos comestibles pueden complementar otras dietas al proporcionar una lista diferente de nutrientes.[2] Por ejemplo, la cría de insectos para la alimentación generalmente requiere muchos menos recursos, en comparación con la producción de carne, presentándose como una gran oportunidad para mejorar la seguridad alimentaria.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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