Cambiar de profesional de salud aumenta al doble el riesgo de abandonar los programas de pérdida de peso

Amapola Nava

21 de febrero de 2023

Evitar la rotación de los interventores y adaptar las intervenciones intensivas sobre el estilo de vida a los participantes más jóvenes y a los que experimentan más dolor puede reducir el riesgo de abandono de los programas de pérdida de peso saludable, según se desprende de un nuevo estudio publicado en Translational Behavioral Medicine.[1]

El peso corporal excesivo se relaciona con numerosos trastornos de la salud y una de las mejores formas de lograrlo es mediante intervenciones intensivas enfocadas en mejorar los hábitos alimentarios y de actividad física de los participantes. El problema es que más de la mitad de los pacientes abandona estos programas, según explicaron los autores.

El estudio analizó los datos de 268 adultos mexicanos que participaron en dos intervenciones intensivas de estilo de vida para la pérdida de peso, una en línea y otra con consultas físicas. Los fenómenos que más sorprendieron fueron que la intervención en línea no generó un mayor riesgo de deserción y el papel que tuvo el dolor en la deserción.

Alma Lorena Ruelas Yanes

Alma Lorena Ruelas Yanes, nutrióloga, candidata a doctora en ciencias de la salud y primera autora del estudio, comentó a Medscape en español: "Podría pensarse que quienes sufren más dolor tienen más motivos para permanecer en la intervención, considerando que les puede ayudar con la enfermedad. Sin embargo, la literatura muestra que quienes [viven con] obesidad y dolor a menudo se enfrentan a problemas de salud que pueden dificultar sus esfuerzos por adoptar hábitos saludables, como trastornos del sueño, depresión, osteoartritis, aumento de la inflamación sistémica, más miedo al movimiento y un mayor esfuerzo físico bajo una carga de trabajo comparable en comparación a personas en un rango de peso normal".

En cuanto al papel de los profesionales de la salud, los resultados mostraron que los pacientes a quienes se les cambió de facilitador o interventor durante el programa sufrieron 2,25 veces más riesgo de abandonar la intervención.

"Los profesionales de la salud o interventores necesitan tiempo para familiarizarse con el currículum y desarrollar una relación de confianza con los pacientes. Si se cambian antes del final de los 6 meses es posible que el tiempo no sea suficiente para que desarrollen las competencias requeridas o relaciones significativas con los participantes", añadió la especialista.

Dra. Carmen Castillo Galindo

La Dra. Carmen Castillo Galindo, especialista en medicina interna y endocrinología, en Zapopan, México y quien no participó en la investigación, destacó que gran parte del éxito de una intervención reside en que el paciente tenga el mismo profesional de la salud durante todo el programa, además de llevar un seguimiento muy estrecho, con visitas incluso semanales al nutriólogo. Esta situación suele ser difícil en instituciones públicas, pues los residentes van rotando y no siempre es posible asignar citas tan cercanas.

Factores clave: edad, dolor e interventor

Los mexicanos que participaron en el estudio tenían un índice de masa corporal mayor o igual a 25 kg/m², edades entre 18 y 65 años y fueron referidos por su médico o se inscribieron voluntariamente; 79,5% era de sexo femenino, con una media de índice de masa corporal de 34,7 kg/m2 (desviación estándar [DE]: 5,4) y 43,1 años (DE: 10,5) en promedio.

Tanto la intervención en línea como la intervención en persona tuvieron una duración de 6 meses y fueron adaptaciones del Diabetes Prevention Program Group Lifestyle Balance™ Materials.

Los resultados de la investigación mostraron que los pacientes mayores de 50 años tenían 66% más probabilidad de permanecer en la intervención, comparados con los menores de 35 años. Por otro lado, los participantes tenían 2,25 veces más riesgo de abandonarla si su interventor cambiaba. Además, por cada unidad de incremento en la puntuación de dolor corporal (menor dolor) el riesgo de abandonar la intervención disminuyó 2%.

"Aunque el efecto hallado puede parecer clínicamente pequeño, la desviación estándar [DE] del dolor corporal era grande (DE: 22,8). Así, por cada aumento de 1 desviación estándar en la puntuación del dolor (22,8 unidades) el participante tenía 30% menos probabilidades de abandonar la intervención (odds ratio [OR]: 0,70; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,62 a 0,78). Esto demuestra lo importante que es identificar a las personas con mayores niveles de dolor (puntuaciones más bajas)", explicaron los autores en el artículo.

Deserción, estigma y complejidad

La Dra. Castillo señaló que investigaciones como las de Ruelas y sus colaboradores son muy importantes, pues es necesario identificar cuáles son efectivas y tener múltiples herramientas de intervención que puedan servir de forma diferente a diferentes pacientes.

"La obesidad es muy compleja, pues hay diferentes fenotipos y es importante identificarlos en cada paciente. Quizá cierta estrategia no funcione en alguien que tiene obesidad por hedonismo o en quien tiene obesidad emocional. Es importante que el especialista identifique las características de la enfermedad y se enfoque en ellas. Por ejemplo, si es un tema más emocional lo tendrá que ver el terapeuta o el psiquiatra para poder descubrir si come para calmar una ansiedad o una depresión".

En la práctica privada la endocrinóloga ha encontrado que lo que más limita sus intervenciones radica en que su equipo multidisciplinario no ocupa un mismo espacio físico y a pesar de trabajar con nutriólogos y preparadores físicos, en muchas ocasiones sus pacientes no acuden a las consultas complementarias.

En cuanto a la salud pública, la Dra. Castillo señaló que tiene 5 años sin laborar en una institución de gobierno, pero que es común que en los centros de salud de primer contacto las intervenciones sean muy generales. Por ejemplo, trípticos con campañas como Muévete más o Mídete la cintura que destacan la importancia de un enfoque más personalizado con seguimiento continuo.

Asimismo, hizo hincapié en la dificultad que tienen los pacientes de mantener los cambios en su estilo de vida una vez que terminan el programa de intervención. "La obesidad es una enfermedad crónica y así se debe tratar. El problema es que muchos médicos, sobre todo en primer contacto, no lo abordan de esa manera".

Aunado a esto está el tema del estigma, que dificulta aún más el complejo proceso de pérdida de peso por el que pasan los pacientes.

"El estigma, desafortunadamente, es el día a día de las personas con obesidad y también los médicos lo tenemos, inclusive los especialistas. Existe la percepción de que el paciente tiene esa enfermedad porque quiere, siendo que ya se sabe que es una enfermedad multifactorial y es mucho más que 'calorías entran calorías salen'", detalló la Dra. Castillo.

La Dra. Castillo concluyó que la obesidad es una afección compleja y que los especialistas se encuentran con que incluso las mejores estrategias no funcionan para todos y como profesionales toca seguir indagando y realizando investigaciones para desarrollar mejores herramientas para tratar la obesidad.

Los materiales utilizados en el programa de intervención fueron adaptados para población mexicana y están disponibles para ser reutilizados con fines comerciales, educativos o de promoción a la salud por parte de cualquier profesionista de la salud y pueden descargarse en este enlace.

Ruelas Yanes y la Dra. Castillo han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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