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Cuando era un niño que crecía en Brooklyn, Estados Unidos, al Dr. Anthony Fauci le encantaba practicar deportes. Como capitán del equipo de básquetbol de su escuela secundaria, quería ser atleta, pero con apenas poco más de 1,70 m, dice que eso no estaba en las cartas. Entonces, decidió convertirse en médico.

Dr Anthony Fauci
El Dr. Fauci, que cumplió 82 años en diciembre, renunció como director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAD) ese mismo mes, dejando atrás una carrera de alto perfil en el gobierno que abarcó más de medio siglo, durante la cual asesoró a 7 presidentes, entre ellos Joe Biden. El Dr. Fauci trabajó en National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos durante 54 años y se desempeñó como director del instituto durante 38. En entrevista con WebMD a finales de enero habló sobre su carrera y sus planes para el futuro.
Esta entrevista ha sido editada y condensada.
Medscape: Solo han pasado unas pocas semanas desde su "jubilación" oficial, pero ¿qué sigue para usted?
Dr. Anthony Fauci: Lo que sigue para mí ciertamente no es la jubilación clásica. Probablemente me queden algunos años más de mantenerme activo, vigoroso y apasionado en mi campo de la salud pública, el servicio público en el campo de las enfermedades infecciosas y la inmunología. He tenido el privilegio de asesorar a 7 presidentes de Estados Unidos en áreas que se centran fundamentalmente en nuestra respuesta y preparación para infecciones emergentes que se remontan a los primeros años del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), la influenza pandémica, la gripe aviar, el ébola, el zika y ahora, más recientemente, los últimos 3 años con SARS-CoV-2. Lo que quiero hacer en los próximos años es escribir, dar conferencias y servir en un papel de asesor principal, para, con suerte, inspirar a los jóvenes a ingresar al campo de la medicina y la ciencia, y tal vez incluso a considerar ingresar al área de servicio público.
Es casi seguro que empezaré a trabajar en mis memorias. Así que eso es lo que me gustaría hacer en los próximos años.
¿Tiene ganas de regresar a la atención de pacientes y estar fuera del ojo público?
Es casi seguro que me asociaré con un centro médico, ya sea localmente en el área de Washington D. C. o algunos de los otros centros médicos que han expresado interés en que me una a ellos. No voy a desvincularme de la medicina clínica, ya que es una parte muy importante de mi identidad y lo ha sido literalmente durante más de 50 años. Entonces, no estoy exactamente seguro del lugar en el que lo haré, pero ciertamente tendré alguna conexión con la medicina clínica.
¿Qué es lo que más espera de volver a dar consulta?
Bueno, siempre me ha atraído mucho el concepto de medicina, la aplicación de la medicina. He atendido a miles de pacientes en mi larga carrera. Pasé una cantidad considerable de tiempo en los primeros años del virus de la inmunodeficiencia humana, incluso antes de que supiéramos del virus, cuidando a pacientes gravemente enfermos. He estado involucrado en una serie de proyectos de investigación clínica y siempre me ha fascinado porque hay mucha gratificación y buenos sentimientos cuando se cuida, personalmente, a un solo paciente, cuando se hace una investigación que avanza en el campo y que esos avances de los que uno puede haber sido parte benefician a un mayor número de pacientes que están siendo atendidos por otros médicos en todo el país y tal vez, incluso, en todo el mundo.
Entonces, esos son los aspectos de la medicina clínica con los que quiero alentar a las personas más jóvenes, que vean las oportunidades de las que pueden ser parte, que pueden ser muy gratificantes y ciertamente productivas en el sentido de salvar vidas.
Mirando hacia atrás en su carrera, ¿cuáles fueron algunos de los altibajos que experimentó?
Me involucré por primera vez en el cuidado personal y la investigación de personas que viven con virus de la inmunodeficiencia humana, literalmente, en el otoño de 1981. Eso fue semanas o meses después de que se reconocieran los primeros casos.
Mis colegas y yo pasamos los siguientes años cuidando a pacientes enfermos de gravedad sin terapias efectivas, porque los primeros años ni siquiera sabíamos cuál era el agente etiológico. Incluso después de que se reconoció, después de 1983 y 1984, pasaron varios años antes de que se desarrollaran terapias efectivas, por lo que hubo un tiempo en el que estuvimos en una situación muy difícil. Básicamente, estábamos poniendo curitas en las hemorragias, metafóricamente, porque no importaba lo que hiciéramos, nuestros pacientes seguían empeorando. Ese fue un periodo bajo y oscuro de nuestras vidas, inspirado únicamente por la valentía y la resistencia de nuestros pacientes.
Un momento muy alto fue a finales de la década de 1990 e inicios del siguiente siglo con el desarrollo de fármacos altamente efectivos en la supresión prolongada y eficaz de las cargas virales, hasta el punto en que las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana, si tienen acceso a la terapia, podrían esencialmente llevar una vida normal.
Elaboramos el programa President's Emergency Plan for AIDS Relief conocido como PEPFAR, que ahora, al celebrar su vigésimo aniversario, ha salvado entre 20 y 25 millones de vidas. Entonces, diría que ese es... el punto más alto en mi experiencia como médico y científico, haber sido una parte importante en el desarrollo de ese programa.
¿Siente que hay algún asunto pendiente? ¿Algo que cambiaría?
Ciertamente, hay asuntos pendientes. Una de las metas que me hubiera gustado alcanzar, pero que va a tener que esperar unos años más, es el desarrollo de una vacuna segura y eficaz contra el virus de la inmunodeficiencia humana. Se ha hecho mucha ciencia muy elegante en ese sentido, pero aún no hemos llegado allí, es un problema científico muy desafiante.
El otro asunto pendiente son algunas de las otras enfermedades que causan una cantidad considerable de morbilidad y mortalidad a nivel mundial, como la malaria y la tuberculosis. Hemos logrado un progreso extraordinario durante los 38 años que he sido director del instituto. Tenemos una vacuna, aunque no es una vacuna perfecta contra la malaria y tenemos anticuerpos monoclonales que ahora son altamente efectivos para prevenirla. También tenemos fármacos más nuevos y mejores para la tuberculosis, pero no tenemos una vacuna eficaz para ella. Así que las vacunas contra la malaria y la tuberculosis son asuntos pendientes. Creo que llegaremos allí.
Estas nuevas variantes del SARS-CoV-2 se vuelven cada vez más contagiosas. ¿Ve el potencial de una nueva variante seria que podría volver a sumergirnos en algún nivel de restricciones públicas?
Todo es posible. No se puede predecir con exactitud cuál es la probabilidad de volver a contraer otra variante tan diferente que eluda la protección que tenemos de las vacunas y de infecciones previas. Nuevamente, no puedo dar un número al respecto. No obstante, no creo que sea muy probable que eso suceda.
Desde que apareció ómicron hace más de 1 año, hemos tenido sublinajes de esta que parecen eludir progresivamente la respuesta inmunitaria que se ha desarrollado. Lo único bueno, y que se ha mantenido, es que la protección contra la gravedad de la enfermedad parece resistir bastante bien. No creo que debamos hablar de restricciones en el sentido de métodos draconianos para cerrar las cosas. Quiero decir, eso solo se hizo durante un periodo muy breve de tiempo cuando nuestros hospitales estaban saturados. No anticipo que eso suceda en el futuro, pero se debe estar preparado para ello. Hay algunas cosas que han tenido mucho éxito: las vacunas que se desarrollaron en menos de 1 año. ¡Ahora nuestro desafío es lograr que más personas obtengan sus refuerzos actualizados!
Ya ha habido críticas a la discusión de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos sobre una vacuna anual contra la COVID-19. Una crítica es que la eficacia parece disminuir después de varios meses, por lo que no ofrecería protección durante gran parte del año. ¿Es esa una crítica legítima?
No existe una solución perfecta para mantener al país protegido de manera óptima. Creo que todo se reduce a: "No es perfecto, pero no dejes que lo perfecto sea enemigo de lo bueno". Queremos entrar en una cadencia regular para que las personas se actualicen con un refuerzo que, con suerte, se desempeñe razonablemente bien con respecto a la variante circulante. Sin duda, habrá personas (quizás adultos mayores, algunos inmunocomprometidos y quizás niños) que necesitarán una dosis más de una vez al año, pero la FDA de Estados Unidos se inclina por que sea una dosis programada con la vacuna de la influenza, eso al menos traería cierto grado de orden y estabilidad al proceso de volver a la rutina regular, y mantenerse actualizados y protegidos en la mayor medida posible.
¿Cree que debemos pasar de las vacunas de ácido ribonucleico mensajero (ARNm) a algo que, con suerte, tenga una protección más duradera?
Sí, ciertamente queremos vacunas de próxima generación, tanto vacunas que tengan un mayor grado de amplitud, es decir, que cubran múltiples variantes, como un mayor grado de duración. Entonces, la verdadera pregunta es: "¿La plataforma de vacunas de ARNm es la que induce una respuesta poco duradera o la respuesta contra los coronavirus no es una respuesta duradera?". Todavía no tenemos la respuesta a esta pregunta. Sin duda necesitamos hacerlo mejor, pero ¿es la opción una mejor plataforma o una mejora en la plataforma? Eso podría significar agregar adyuvantes, como una vacuna nasal además de una vacuna sistémica.
¿Siempre usa cubrebocas cuando sale al exterior? ¿Cómo evalúa el riesgo relativo de las situaciones cuando sale en público?
He recibido ya la vacunación y mi doble refuerzo, me he infectado y he recibido el refuerzo bivalente. Entonces, evalúo las cosas dependiendo del nivel de actividad viral en el lugar particular donde estoy. Si voy a subirme a un avión, por ejemplo, no tengo idea de dónde vienen estas personas, generalmente uso cubrebocas en el avión.
En realidad, no voy a lugares de reunión a menudo. Pero muchos de los eventos a los que asisto son situaciones en las que un requisito para asistir es obtener una prueba negativa ese día. Cuando estás en una situación como esa, incluso si se trata de un entorno cerrado lleno de gente, no tengo ningún problema en no usar un cubrebocas. Pero cuando no estoy seguro de cuál es el estado del virus en el entorno y podría estar en un área donde hay un grado considerable de actividad viral, usaría cubrebocas. Creo que solo se tiene que usar su propio juicio, dependiendo de las circunstancias en las que uno se encuentre.
Los médicos y profesionales de la salud han pasado por un infierno durante la pandemia del SARS-CoV-2. ¿Cree que esto podría traer un cambio permanente en la forma en que los médicos perciben su trabajo?
Todo el sistema de salud ha estado bajo una cantidad considerable de estrés porque nos encontramos en una situación sin precedentes. Esto es algo que no hemos visto en más de 100 años. Espero que no se vuelva permanente, no creo que lo sea, considero que, en última instancia, llegará un punto en el que el nivel del virus sea lo suficientemente bajo como para que no afecte a la sociedad, al sistema de atención médica o a la economía.
No estamos allí todavía. Aún tenemos alrededor de 500 muertes por día, que es mucho, mucho mejor que las 3.000 a 4.000 muertes que estábamos viendo hace más de 1 año, pero aún no es lo suficientemente bajo como para poder sentirse cómodo.
Como científico, incluso semirretirado, ¿qué le asusta? ¿Qué lo mantiene despierto por la noche?
Lo mismo que me ha preocupado durante 40 años: la aparición de un virus respiratorio altamente transmisible con un grado de morbilidad y mortalidad que realmente podría ser muy perjudicial para nosotros en este país y en todo el mundo.
Desafortunadamente, estamos en medio de esa situación ahora, terminando nuestro tercer año y entrando en el año 4. Entonces, lo que me preocupa es otra pandemia. Ahora eso podría ser dentro de 1 año, dentro de 5 años, dentro de 50 años. La última vez que ocurrió una pandemia de esta magnitud fue hace más de 100 años.
Mi preocupación es que nos mantengamos preparados. Podemos no prevenir necesariamente la aparición de una nueva infección, pero con suerte podemos evitar que se convierta en una pandemia.
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CRÉDITO
Imagen principal: Drew Angerer/Getty Images
Figura 1: Getty Images
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Citar este artículo: Preguntas y respuestas del Dr. Fauci: sobre los cubrebocas, las vacunas y lo que lo mantiene despierto por la noche - Medscape - 13 de feb de 2023.
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