La primera decisión en el manejo clínico de los pacientes con fibrilación auricular es la anticoagulación. El puntaje clínico recomendado para evaluar el riesgo de tromboembolismo es el CHA2DS2-VASc, que tiene alta especificidad para pacientes de bajo riesgo y baja especificidad para pacientes de alto riesgo.[4] Este paciente tiene un puntaje CHA2DS2-VASc de 3, por lo que se recomienda anticoagulación. Al iniciar terapia con anticoagulantes, se debe evaluar el riesgo de sangrado para identificar factores de riesgo potencialmente modificables y determinar el intervalo de seguimiento del paciente.[5,6] El puntaje clínico HAS-BLED es utilizado para medir este riesgo, en este caso para este paciente, la puntuación es 1. Las puntuaciones de 0 a 2 indican un bajo riesgo de sangrado.[7]
La elección de la medicación anticoagulante es el siguiente paso. Cuatro ensayos clínicos aleatorizados compararon dabrigratán (RE-LY), rivaroxabán (ROCKET-AF), apixabán (ARISTOTLE) y edoxabán (ENGAGE-AF) con warfarina, lo que indica que los anticoagulantes orales directos reducen significativamente el riesgo de ictus o embolia sistémica en 19%, sangrado grave 14%, sangrado fatal 51% y mortalidad 10%.
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Citar este artículo: Mini-examen clínico: Manejo clínico de la fibrilación auricular - Medscape - 16 de marzo de 2023.
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