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La hipertensión y la demencia son dos enfermedades preocupantes que están aumentando rápidamente en todo el mundo debido al envejecimiento de la población. En un nuevo estudio se examinó el efecto de diferentes tipos de medicación para la presión arterial en el desarrollo de la demencia (ver infografía). Estos hallazgos, junto con nuevos estudios sobre los factores de riesgo vascular de la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones relacionadas, han dado lugar a la Tendencia clínica de esta semana.
Los estudios anteriores que indicaban que los medicamentos antihipertensivos que estimulan los receptores de angiotensina II de tipo 2 y 4 se asociaban a menores tasas de demencia tuvieron un número de participantes relativamente pequeño. Sin embargo, un nuevo estudio de cohortes retrospectivo incluyó una muestra aleatoria de 57.773 beneficiarios de Medicare. Los participantes tenían al menos 65 años (edad promedio: 73,8 años) y padecían hipertensión de nueva aparición. La mayoría (62,9%) eran mujeres y 86,9% eran blancos. Tras los ajustes, los tratamientos con medicamentos antihipertensivos que estimulaban exclusivamente los receptores de angiotensina II de tipo 2 y 4, en lugar de inhibirlos, se asociaron con un riesgo 16% menor de presentar inicialmente enfermedad de Alzheimer y demencia relacionada durante un seguimiento de unos 7 años (hazard ratio [HR]: 0,84; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,79 a 0,90; p < 0,001). Con respecto a la demencia vascular, el uso de fármacos estimulantes frente a inhibidores de la presión arterial se asoció con un riesgo 18% menor (HR: 0,82; IC 95%: 0,69 a 0,96; p = 0,02).
Hallazgos anteriores habían demostrado que los medicamentos antihipertensivos que cruzan la barrera hematoencefálica estaban potencialmente asociados con un menor deterioro de la memoria. En un metanálisis de 2021 se evaluaron los datos de 12.849 individuos de 14 cohortes que recibieron antihipertensivos que cruzaban o no la barrera hematoencefálica. Se evaluaron la función ejecutiva, la atención, el aprendizaje de la memoria verbal, el lenguaje, el estado mental, el recuerdo y la velocidad de procesamiento. Los que tomaban fármacos que cruzan la barrera hematoencefálica tenían una memoria verbal (recuerdo) superior a la de los individuos que tomaban antihipertensivos que no cruzan la barrera hematoencefálica , con una magnitud de efecto máxima de 0,07 (p = 0,03). Sin embargo, los individuos del grupo tratado con medicamentos que cruzan la barrera hematoencefálica tenían una capacidad de atención relativamente inferior, con una magnitud de efecto mínima de -0,17 (p = 0,02). No se observaron diferencias significativas entre los grupos en cuanto a las demás medidas cognitivas.
Los expertos señalan que optimizar las intervenciones sobre la presión arterial puede ser crucial para prevenir el deterioro cognitivo. Un metanálisis de ensayos clínicos aleatorizados de 2020 mostró que la reducción de la presión arterial con antihipertensivos se asociaba significativamente con un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia de nueva aparición. Un nuevo estudio de Li y sus colegas esclareció aspectos de estos hallazgos. Incluyó datos de casi 17.000 adultos cognitivamente sanos de 50 años o más. Los investigadores descubrieron que el aumento de la presión arterial diferencial y de la presión arterial sistólica acumulada se asociaba de forma independiente con un deterioro cognitivo global más rápido, al igual que con un mayor riesgo de demencia y de mortalidad por todas las causas. Estos estudios han llevado a algunos expertos a proponer un posible objetivo de presión arterial sistólica de 110 a 130 mm Hg para los pacientes de mediana edad y mayores, junto con un objetivo de presión arterial diastólica de 70 a 80 mm Hg para ayudar a mantener una presión diferencial adecuada.
Investigaciones recientes indican que los factores de riesgo vascular específicos de la demencia varían con la edad. Nuevos datos del Framingham Heart Study muestran que, a los 55 años, la diabetes y la presión arterial sistólica elevada son los factores de riesgo vascular más importantes para el aumento de los nuevos casos de demencia a los 10 años. A los 65 años, las cardiopatías son un factor de riesgo de demencia más importante. Entre 4.899 individuos de 55 años (57% mujeres), los individuos con diabetes a los 55 años tenían un riesgo cuatro veces mayor de demencia a 10 años (HR: 4,31; IC 95%: 1,97 a 9,43). En estos pacientes, el riesgo de demencia también aumentaba aproximadamente 12% por cada aumento de 10 puntos en la presión arterial sistólica (HR: 1,12; IC 95%: 1,02 a 1,24 por incremento de 10 mm Hg). Por otra parte, los pacientes que padecían una enfermedad cardiovascular cuando tenían 65 años tenían casi el doble de probabilidades de desarrollar demencia (HR: 1,95; IC 95%: 1,24 a 3,07).
Por otro lado, abordar los factores de riesgo modificables es esencial a falta de tratamientos específicos para el deterioro cognitivo y la demencia. Un estudio de cohortes publicado en The Journal of the Alzheimer Association evaluó el riesgo individual a la exposición de los componentes presentes en las partículas en suspensión de diámetro igual o inferior a 2,5 micras (PM2,5) y encontró que una larga exposición se asocia significativamente con un aumento de la demencia y la enfermedad de Alzheimer, y que los diferentes componentes de las PM2,5 pueden provocar neurotoxicidad diferencial. Estas partículas (PM2,5) provienen del tráfico y de fuentes de combustión fósiles, por lo que resulta crucial se gestione adecuadamente su emisión para evitar el desarrollo de afecciones por el aire que se respire en las áreas urbanizadas. Estudios anteriores ya habían advertido de la relación entre la polución ambiental y el riesgo de desarrollar demencia, como recoge, por ejemplo, una publicación de la Alzheimer's Association International Conference (AAIC) del 2021.
A medida que aumenta la incidencia de la hipertensión y la demencia, las intervenciones adecuadas adquieren aún más importancia. Saber cuáles intervenciones son las más adecuadas y cuándo deben aplicarse es un componente esencial de las estrategias de prevención. Estos nuevos hallazgos ayudan a esclarecer aún más tales enfoques y han dado lugar a la Tendencia clínica de esta semana.
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Citar este artículo: Antihipertensivos y demencia - Medscape - 20 de enero de 2023.
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