CASO CLÍNICO

Paciente femenino con fatiga, fibrilación auricular de nueva aparición y estrés

Dr. Asim Kichloo; Dr. Nadir Siddiqui; Dr. Nazir Lone; Dr. Mohamed A. Mohamed

Conflictos de interés

16 de enero de 2023

Las deformidades anatómicas de las vías respiratorias altas pueden desempeñar un papel en la patogenia del cierre de las vías respiratorias en la apnea obstructiva del sueño. Las deformidades de las estructuras craneofaciales y de los tejidos blandos obstruyen las vías respiratorias altas a varios niveles, especialmente las regiones retropalatina y retroglosal.[8,9,10] Algunas de las anomalías son la retrognatia, la hipertrofia amigdalina y la macroglosia.[11] Estos hallazgos subrayan la importancia de la exploración física en pacientes con sospecha de apnea obstructiva del sueño. Para diagnosticar la causa de la patología en pacientes con una anomalía craneofacial se requieren estudios por imágenes, incluyendo cefalogramas laterales.[12]

La apnea obstructiva del sueño se asocia con poca frecuencia a hipotiroidismo, acromegalia e insuficiencia renal. Es adecuado obtener un perfil tiroideo en pacientes con sospecha de hipotiroidismo.13]

No se dispone de análisis de sangre específicos para diagnosticar la apnea obstructiva del sueño. La determinación de la eritropoyetina, la hemoglobina glucosilada y la proteína C reactiva pueden ayudar a evaluar la gravedad de la enfermedad, pero no está clara la utilidad de estas pruebas.[14] La espirometría y la curva flujo-volumen han demostrado ser muy inespecíficas para la apnea obstructiva del sueño. El signo del diente de sierra se ha demostrado en unos pocos pacientes con la enfermedad.[15]

Los hallazgos clínicos por sí solos no establecen el diagnóstico de apnea obstructiva del sueño.[16] El Cuestionario STOP-Bang (ronquidos, cansancio, apnea observada, hipertensión arterial, índice de masa corporal, edad, perímetro del cuello y sexo masculino) y la Escala de Somnolencia de Epworth pueden utilizarse para examinar a pacientes con signos y síntomas de apnea obstructiva del sueño antes de remitirlos a pruebas de apnea del sueño.[17,18]

La polisomnografía se considera la prueba estándar de criterio para el diagnóstico de la apnea obstructiva del sueño; en ella se utiliza electroencefalografía, electromiografía, electrooculografía, electrocardiografía y pulsioximetría.[1] También se mide el flujo de aire y el esfuerzo respiratorio.[19] Se utilizan dos tipos de polisomnografía: 1) un estudio nocturno completo, en el que el estudio se realiza una noche y la valoración de la presión positiva en las vías respiratorias se realiza otra noche, y 2) un estudio nocturno dividido, en el que tanto el estudio como la valoración de la presión se realizan en una noche.[20]

Las pruebas de sueño domiciliarias pueden ofrecerse a los pacientes que tengan una alta probabilidad previa a la prueba de padecer apnea obstructiva del sueño moderada o grave.[21,22] Entre estos pacientes se incluyen los que presentan somnolencia diurna excesiva y dos de los tres criterios de ronquido fuerte habitual; apnea, jadeo y ahogo, que se presencian durante el sueño e hipertensión.[22]

La apnea obstructiva del sueño se diagnostica calculando el índice de apnea-hipopnea, que representa la media horaria de episodios apneicos asociados a hipoxemia durante el sueño. El índice se considera positivo si se producen más de 14 episodios por hora en un paciente asintomático y más de cuatro episodios por hora en un paciente sintomático.[23,24]

La apnea obstructiva del sueño tiene un enorme impacto en el sistema cardiovascular. Si no se trata, la enfermedad puede provocar numerosas complicaciones, como hipertensión sistémica, cardiopatía coronaria, insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial pulmonar y fibrilación auricular.[25,26,27,28]

Comentario

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