El uso de inhibidores de la bomba de protones en la diabetes de tipo 2 se relaciona con eventos cardiovasculares

Mitchell L. Zoler 

Conflictos de interés

10 de enero de 2023

Entre las personas con diabetes de tipo 2 que informaron que usaban regularmente un inhibidor de la bomba de protones, la incidencia de eventos de enfermedad cardiovascular y de muerte por todas las causas aumentó significativamente en un estudio de más de 19.000 personas con diabetes de tipo 2 en una base de datos prospectiva del Reino Unido.[1]

Durante una mediana de seguimiento de aproximadamente 11 años, el uso regular de un inhibidor de la bomba de protones por parte de personas con diabetes de tipo 2 se vinculó significativamente con un aumento relativo de 27% en la incidencia de enfermedad coronaria, en comparación con la ausencia de uso de un inhibidor de la bomba de protones, después de un ajuste completo por posibles variables de confusión.

Los resultados también muestran que el uso de inhibidores de la bomba de protones se asoció significativamente después del ajuste completo con un aumento relativo de 34% en el infarto de miocardio, un aumento relativo de 35% en la insuficiencia cardíaca y un aumento relativo de 30% en la muerte por todas las causas, informó un equipo de investigación chino en una publicación reciente en Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.[1]

Los inhibidores de la bomba de protones son una clase de fármacos que se usa ampliamente en formulaciones tanto de venta libre como recetadas para reducir la producción de ácido en el estómago y para tratar la enfermedad por reflujo gastroesofágico y otros trastornos relacionados con el ácido. La clase de inhibidores de la bomba de protones incluye agentes ampliamente utilizados como esomeprazollansoprazol y omeprazol.

Los análisis de este informe, que utilizó datos recopilados en el Biobanco del Reino Unido, son "rigurosos" y los hallazgos de "una modesta elevación del riesgo de enfermedad cardiovascular son consistentes con un número creciente de estudios observacionales en poblaciones con y sin diabetes", comentó Mary R. Rooney, Ph. D., epidemióloga de la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health en Baltimore, Estados Unidos, que se enfoca en la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Informes observacionales previos

Por ejemplo, un informe de un estudio observacional prospectivo de más de 4.300 residentes de Estados Unidos publicado en 2021 del cual Rooney fue coautora documentó que la exposición acumulada a inhibidores de la bomba de protones durante más de 5 años se asoció significativamente con un aumento del doble en la tasa de eventos de enfermedad cardiovascular, en comparación con personas que no usaron un inhibidor de la bomba de protones. (Este análisis no examinó un posible efecto del estado de la diabetes.)[2]

Y en un estudio observacional prospectivo separado de más de 1.000 australianos con diabetes de tipo 2, el inicio del tratamiento con inhibidores de la bomba de protones se asoció significativamente con un aumento de 3,6 veces en la incidencia de eventos de enfermedad cardiovascular, en comparación con la ausencia de uso de inhibidores de la bomba de protones.[3]

Sin embargo, Rooney advierte que el papel del uso de los inhibidores de la bomba de protones en el aumento de los eventos de enfermedad cardiovascular "todavía es una pregunta sin resolver. Es demasiado pronto para decir si el uso de inhibidores de la bomba de protones en personas con diabetes debería generar una precaución adicional". Se necesitan hallazgos de ensayos aleatorios prospectivos para determinar de manera más definitiva si los inhibidores de la bomba de protones juegan un papel causal en la incidencia de eventos de enfermedad cardiovascular, recalcó en una entrevista.

La práctica estadounidense a menudo da como resultado una prolongación injustificada del tratamiento con inhibidores de la bomba de protones, dicen los autores de un editorial que acompañó al informe de 2021 de Rooney y sus colaboladores.[4]

El uso a largo plazo de inhibidores de la bomba de protones amenaza con causar daño

"La práctica de iniciar la profilaxis de las úlceras por estrés [mediante la administración de un inhibidor de la bomba de protones] en cuidados intensivos es común", escribieron los autores del editorial. "Aunque se basa en datos y tiene buenas intenciones, la posibilidad de causar daño, si continúa a largo plazo después de la resolución de la enfermedad aguda, es palpable", advierten el Dr. Nitin Malik y el Dr. William S. Weintraub en su editorial.

Los nuevos análisis que utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido incluyeron a 19.229 adultos con diabetes de tipo 2 y sin enfermedad coronaria preexistente, infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca o ictus. La cohorte incluyó a 15.954 personas (83%) que no informaron usar un inhibidor de la bomba de protones y a 3.275 que actualmente usaban inhibidores de la bomba de protones con regularidad. Las limitaciones del estudio incluyen la autonotificación como la única verificación del uso de inhibidores de la bomba de protones y la falta de información sobre el tipo de inhibidores de la bomba de protones, la dosis o la duración del uso.

Los hallazgos se mantuvieron consistentes en varios análisis de sensibilidad, incluido un análisis equiparado de puntuación de propensión y después de un ajuste adicional para el uso de antagonistas del receptor de histamina de tipo 2, una clase de fármaco con indicaciones similares a las de los inhibidores de la bomba de protones.

Los autores del informe especulan que los mecanismos que podrían vincular el uso de inhibidores de la bomba de protones y el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular y mortalidad podrían incluir cambios en la microbiota intestinal y posibles interacciones entre los inhibidores de la bomba de protones y los agentes antiplaquetarios.

El estudio no recibió financiación comercial. Los autores y Rooney han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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