Multiplicadores de puntuación de riesgo cardiovascular sugeridos para las enfermedades reumáticas

Sara Freeman

Conflictos de interés

6 de enero de 2023

Es posible que esté justificada una reevaluación de las guías para el manejo del riesgo cardiovascular destinadas a los reumatólogos a partir de los resultados de un estudio poblacional publicado recientemente sobre los riesgos de 12 enfermedades cardiovasculares diferentes en pacientes con enfermedades autoinmunes.[1]

"La idea de que los pacientes con enfermedades reumáticas tienen más riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares existe desde hace muchos años", afirmaron Nathalie Conrad, Ph. D., y sus coautores en un artículo de opinión publicado en Annals of the Rheumatic Diseases.[1]

Esto "ha suscitado un gran debate sobre si se deben iniciar tratamientos de prevención cardiovascular y cuándo", señalaron.

Conrad fue la primera autora del estudio poblacional publicado en The Lancet en agosto de 2022, en el que se utilizaron registros vinculados de atención primaria y secundaria procedentes de conjuntos de datos de Clinical Practice Research Datalink del Reino Unido que incluían a personas a las que se había diagnosticado recientemente alguna de las 19 enfermedades autoinmunes diferentes durante un periodo de 18 años, entre 2000 y 2017, pero sin enfermedad cardiovascular hasta al menos 12 meses después de la enfermedad autoinmune inicial.[2] "Cada uno de los trastornos autoinmunes que analizamos se asoció con un mayor riesgo cardiovascular", dijo en una entrevista Conrad, del Departamento de Salud Pública y Atención Primaria de la Université Catholique de Louvain, en Lovania, Bélgica.

No solo aumentó el riesgo de enfermedad cardiovascular para las personas con enfermedades reumáticas en un promedio de 68%, en comparación con las personas sin enfermedades reumáticas, sino que se observó todo el espectro de trastornos cardiovasculares.

"Observamos aumentos en las enfermedades tromboembólicas, las cardiopatías degenerativas y la inflamación del corazón", listó Conrad.

Grandes conjuntos de datos examinados

La idea del estudio epidemiológico surgió de la creciente evidencia de riesgo de enfermedad cardiovascular en personas con enfermedades autoinmunes, pero no lo suficiente como para apoyar el diseño de medidas de prevención específicas.

En el estudio de Conrad publicado en The Lancet se examinaron las historias clínicas electrónicas de 446.449 personas con enfermedades autoinmunes y se las emparejó con 2.102.830 personas sin enfermedades autoinmunes. Entre ellas había 160.217 personas con siete enfermedades reumáticas: artritis reumatoide, polimialgia reumática, vasculitis, lupus eritematoso sistémico, síndrome de Sjögren, espondilitis anquilosante o esclerosis sistémica.

Además de buscar cualquier indicio de enfermedad cardiovascular, Conrad y sus coautores analizaron 12 resultados específicos: enfermedades ateroescleróticas, arteriopatía periférica, ictus o ataque isquémico transitorio, insuficiencia cardiaca, trastornos valvulares, enfermedad tromboembólica, fibrilación auricular o aleteo, enfermedad del sistema de electroconducción, arritmias supraventriculares, aneurisma aórtico, miocarditis y pericarditis y endocarditis infecciosa.

 

Riesgo cardiovascular en las enfermedades reumáticas

Como cabía esperar, observaron "mayores magnitudes de riesgo" en los individuos con lupus eritematoso sistémico y esclerosis sistémica que en las personas de la población general, para quienes las probabilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular eran entre dos y cuatro veces superiores. Pero lo que quizá no esperaban era que todas las enfermedades reumáticas conllevaran un mayor riesgo de sufrir problemas cardiacos o vasculares.

Además, el aumento del riesgo no podía explicarse únicamente por la presencia de factores de riesgo tradicionales, como la tensión arterial, el tabaquismo o la obesidad.

"El trasfondo aquí es que se podría predecir que cualquier contexto de inflamación sistémica conduciría a un mayor riesgo vascular", compartió en una entrevista el Dr. Iain McInnes, Ph. D., profesor de medicina y reumatología de la University of Glasgow. El Dr. McInnes es coautor del artículo publicado en Annals of the Rheumatic Diseases.

"La implicación es que bien puede haber un mayor riesgo vascular en toda la gama de enfermedades inflamatorias inmunomediadas", añadió. "Sin embargo, no debemos inferir que la magnitud del riesgo será la misma para cada enfermedad".

Lo más curioso, observó el Dr. McInnes, es que "aún no sabemos si existe una vía final común que lleve a dañar el vaso sanguíneo o si las distintas enfermedades podrían contribuir con distintas vías".

Y agregó: "Una cuestión para el futuro es ver cuáles son esos mecanismos que impulsan el riesgo en las distintas enfermedades. La razón por la que esto importa, por supuesto, es que podríamos querer pensar en la eficacia de diferentes intervenciones terapéuticas".

Determinación del riesgo cardiovascular

Conrad y sus colaboradores propusieron en su artículo de opinión que una actualización de la guía para el manejo del riesgo cardiovascular de las enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas por parte de la European Alliance of Associations for Rheumatology podría adaptar las puntuaciones de riesgo cardiovascular a determinadas enfermedades.

Indicaron que la guía podría considerar un multiplicador de riesgo de 2,5 para la esclerosis sistémica, 2,0 para el lupus y 1,5 para cualquier otra enfermedad reumática.

"Sostenemos que las recomendaciones de la European Alliance of Associations for Rheumatology (EULAR) deberían tener en cuenta esta nueva evidencia de una peor salud cardiovascular para numerosas enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas, y contemplar el cribado cardiovascular y las medidas de prevención asociadas", externó Conrad.

Aunque reconocen que los multiplicadores de riesgo no son perfectos, "son la mejor opción disponible hasta que se desarrollen herramientas personalizadas de predicción del riesgo, específicas para pacientes con enfermedades reumáticas y musculoesqueléticas".

Abordar el riesgo cardiovascular

Como antiguo presidente de la European Alliance of Associations for Rheumatology, el Dr. McInnes quiso señalar que "las recomendaciones de esta se basan en evidencia y están rigurosamente construidas sobre procedimientos operativos estándar que funcionan y han superado la prueba del tiempo. Estoy bastante seguro de que los miembros de los grupos de trabajo pertinentes de la European Alliance of Associations for Rheumatology estudiarán estos datos, pero también estudiarán toda la bibliografía para ver si es necesario algún cambio".

Un buen control de las enfermedades inflamatorias contribuirá sin duda a reducir el riesgo vascular, "pero no debemos suponer que será suficiente", advirtió. "Todavía tenemos que ser muy cuidadosos al abordar los llamados factores de riesgo tradicionales, pero en particular pensando en la obesidad y el síndrome cardiometabólico para asegurarnos de que cuando estén presentes, los detectemos y los tratemos adecuadamente".

En cuanto a quién está mejor situado para atender el perfil de riesgo cardiovascular de un paciente, el Dr. McInnes dijo: "Creo que el reumatólogo tiene la responsabilidad de asegurarse de que la mayor parte posible del espectro de la enfermedad del paciente se trata".

"Como reumatólogo, me gustaría saber que esos elementos de la presentación de la enfermedad de un paciente se están abordando", ya sea por un médico de atención primaria, un cardiólogo, un diabetólogo u otro especialista implicado en el tratamiento óptimo del paciente.

Conrad, Ph. D., declaró haber recibido ayuda del programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, de la European Society for Cardiology y de una beca concedida a su institución por la Fundación de Investigación Flounders, con sede en Bélgica. También declaró recibir regalías en relación con la propiedad intelectual de un sistema de monitorización domiciliaria de la insuficiencia cardiaca pagadas a Oxford University Innovation. El Dr. McInnes declaró tener relaciones económicas con muchos laboratorios farmacéuticos.

Este artículo fue publicado originalmente en MDedge.com, parte de la Red Profesional de Medscape.

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