Las mujeres pueden interrumpir el tratamiento endocrino de manera segura para buscar un embarazo

Liam Davenport

Conflictos de interés

29 de diciembre de 2022

Las mujeres que han sobrevivido al cáncer de mama con receptores hormonales (RH+) pueden interrumpir su terapia endocrina hasta por 2 años para buscar el embarazo sin afectar los desenlaces de la enfermedad a corto plazo, sugieren los resultados del ensayo prospectivo POSITIVE.[1]

El estudio involucró a más de 500 mujeres premenopáusicas de 20 países que habían recibido al menos 18 meses de terapia endocrina para el cáncer de mama positivo a receptores hormonales. Después de un periodo de lavado de tres meses, les dieron dos años para concebir, dar a luz y amamantar a su bebé antes de reanudar el tratamiento.

Resultó crucial que tomar un descanso del tratamiento no tuviera impacto en las tasas de recurrencia; la tasa de fracaso del intervalo libre de cáncer de mama de tres años fue de casi 9%, que en comparación con los controles históricos es favorable.

Además, casi tres cuartas partes de las mujeres lograron al menos un embarazo, la mayoría dentro de los dos años, y casi todas habían reanudado la terapia endocrina al final del periodo de estudio.

La investigación se presentó en el San Antonio Breast Cancer Symposium (SABCS) 2022.

Dra. Ann Partridge

"Estos datos enfatizan la necesidad de incorporar opciones, tratamientos y atención médica reproductiva centrada en el paciente durante el tratamiento, así como de dar seguimiento a nuestras pacientes jóvenes con cáncer de mama para que no solo puedan sobrevivir, sino también prosperar en su vida", dijo la presentadora del estudio, Dra. Ann Partridge, maestra en salud pública, vicepresidenta de oncología médica del Dana-Farber Cancer Institute y profesora de medicina en la Harvard Medical School, en Boston, Estados Unidos.

Sin embargo, señaló que los resultados actuales son de un seguimiento de tres años. El equipo ahora planea seguir a las mujeres durante "al menos una década... para controlar la reanudación del tratamiento independiente y los desenlaces de la enfermedad, porque, por supuesto, existe una gran preocupación por la recurrencia tardía" del cáncer de mama positivo a receptores hormonales.

Este punto también fue planteado por la Dra. Marleen I. Meyers, oncóloga médica del NYU Langone Perlmutter Cancer Center, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, que no participó en el estudio. Si bien elogió el estudio por ofrecer la "primera evidencia real" de que el tratamiento se puede interrumpir de manera segura, comentó que sería "cautelosa, ya que el seguimiento es corto y sabemos que el cáncer de mama con receptores hormonales positivos puede reaparecer dentro de los diez años posteriores al diagnóstico y más".

La Dra. Meyer también enfatizó que "la pérdida potencial de la fertilidad y la capacidad de tener hijos biológicos... [es] uno de los resultados más devastadores para las mujeres jóvenes con cáncer de mama".

"Hemos recorrido un largo camino con la preservación de la fertilidad", continuó la Dra. Meyers, pero esperar a completar los cinco a diez años recomendados de terapia endocrina "hace que la posibilidad de tener un hijo sea menos realista".

"Este estudio ofrece la esperanza de que algunas mujeres con cáncer de mama con receptores hormonales positivos puedan interrumpir el tratamiento del cáncer y seguir teniendo buenos resultados", destacó.

La Dra. Partridge compartió que "a menudo se desalienta a las mujeres" de quedar embarazadas, además de que la administración de terapia endocrina adyuvante durante los cinco a diez años estándar "compromete la concepción" en mujeres con enfermedad positiva a receptores hormonales.

Detalles del estudio

POSITIVE fue un ensayo de un solo grupo que involucró a mujeres premenopáusicas de hasta 42 años al ingresar al estudio.

Se les exigió haber recibido al menos 18 meses y no más de 30 meses de terapia endocrina adyuvante para el cáncer de mama positivo a receptores hormonales en estadio I-III, sin evidencia clínica de recurrencia.

Las mujeres también podrían haber recibido quimioterapia neoadyuvante previa con o sin preservación de la fertilidad.

Las mujeres suspendieron la terapia endocrina dentro del primer mes posterior a la inscripción en el ensayo y luego se sometieron a un periodo de lavado de tres meses antes de tener hasta dos años para intentar el embarazo y concebir, dar a luz y amamantar a su bebé.

Luego se les "recomendó encarecidamente" que reanudaran la terapia endocrina para completar los cinco a diez años de tratamiento planificados, con un seguimiento planificado de hasta diez años.

En total, se inscribieron 518 mujeres en 116 centros de 20 países de cuatro continentes, de las cuales 516 estaban disponibles para el análisis de eficacia principal. La mediana de tiempo desde el diagnóstico de cáncer de mama hasta la inscripción fue de 29 meses.

La mediana de edad de las participantes en el momento de la inscripción fue de 37 años y 75% no había tenido partos anteriores. La enfermedad en estadio I o II se diagnosticó en 93%.

La mediana de duración de la terapia endocrina antes de la inscripción fue de 23,4 meses.

Los moduladores selectivos de los receptores de estrógeno (SERM) se administraron solos a 42% de las pacientes, mientras que 36% recibió un modulador selectivo de los receptores de estrógeno más supresión de la función ovárica. Otro 16% de las mujeres recibió un inhibidor de la aromatasa junto con la supresión de la función ovárica.

La mayoría (62%) de las mujeres había recibido quimioterapia neoadyuvante previa.

El criterio principal de desenlace de intervalo libre de cáncer de mama a los tres años se midió después de una mediana de seguimiento de 41 meses. Hubo 44 eventos, con una tasa de fracaso intervalo libre de cáncer de mama de tres años de 8,9%. La tasa de fracaso del intervalo libre de recurrencia distante (DRFI) de tres años se calculó en 4,5%, con 22 eventos.

Para proporcionar un control externo, los investigadores examinaron los datos de los ensayos SOFT y TEXT para reunir una cohorte de 1.499 mujeres equilibradas según las características del paciente, la enfermedad y el tratamiento.[2]

Esto no reveló diferencias significativas en intervalo libre de cáncer de mama entre los dos grupos, con un hazard ratio (HR) de 0,81 (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 0,57 a 1,15) y una diferencia en las tasas de intervalo libre de cáncer de mama a los tres años de 0,2% entre los ensayos SOFT, TEXT y POSITIVE.

Tampoco hubo una diferencia significativa en las tasas de intervalo libre de recurrencia distante, con un HR de 0,70 (IC 95%: 0,44 a 1,12) y una diferencia de tasas de tres años de 1,4%.

Para el análisis del criterio de desenlace secundario, el equipo incluyó a 497 mujeres de la cohorte POSITIVE, de las cuales 368 (74%) tuvieron al menos un embarazo, lo que da un total de 507 embarazos. Se registró al menos un nacido vivo en 64% de las mujeres, u 86% de las que quedaron embarazadas.

La Dra. Partridge anotó que alrededor de 43% de las mujeres usaron algún tipo de tecnología de reproducción asistida en algún momento durante el periodo de estudio.

Se observaron complicaciones del embarazo en 11% de los casos, de entre las cuales, las más frecuentes fueron la hipertensión/preeclampsia en 3% y diabetes en 2%.

Hubo un total de 350 nacidos vivos de 317 mujeres, incluidos 335 nacimientos únicos y 15 pares de gemelos. Solo 8% de la descendencia tuvo bajo peso al nacer y 2% tuvo un defecto de nacimiento. La lactancia materna fue reportada por 62% de las mujeres.

Al realizar un análisis histórico de 18 meses, el equipo descubrió que el embarazo no aumentaba las tasas de intervalo libre de cáncer de mama, con un hazard ratio de 0,53 frente a mujeres no embarazadas después de revisar la edad, el índice de masa corporal, el estado de los ganglios linfáticos, la quimioterapia previa y el tratamiento con inhibidores de la aromatasa previo.

A los 48 meses de seguimiento, 76% de las mujeres había reanudado la terapia endocrina. Otro 8% tuvo recurrencia de cáncer o murió antes de que pudieran reiniciar la terapia, mientras que 15% aún no había reanudado el tratamiento por otras razones.

Entre las mujeres libres de enfermedad que no habían reanudado la terapia endocrina, 79% informó como motivo en su seguimiento más reciente que continuaba buscando el embarazo, que tenía un embarazo activo o reciente, o que continuaba amamantando.

En su comentario, la Dra. Jennifer K. Litton, vicepresidenta de Investigación Clínica en el University of Texas MD Anderson Cancer Center, en Houston, Estados Unidos, dijo que este fue un "estudio desafiante de diseñar y ejecutar".

"Nos da realmente un primer vistazo a la seguridad de una práctica que ya estaba ocurriendo", observó, y enfatizó que la interrupción del tratamiento para continuar con el embarazo sigue siendo "una decisión excepcionalmente individual".

La Dra. Litton también subrayó que estos resultados se aplican solo a la terapia endocrina y no a las mujeres que reciben otras terapias, como abemaciclib, por ejemplo, para las cuales el curso debe "terminarse por completo" antes de considerar cualquier interrupción del tratamiento.

Agregó de manera más general que "necesitamos seguir mejorando la discusión sobre las preocupaciones de fertilidad con nuestras pacientes con cáncer de mama que desean embarazarse en el futuro".

El estudio fue patrocinado y realizado por International Breast Cancer Study Group (IBCSG), una división de ETOP IBCSG Partners Foundation, y por Alliance for Clinical Trials in Oncology in North America, en colaboración con Breast International Group (BIG). También recibió financiación a nivel mundial de muchos grupos, como se indica en el resumen.

Las doctoras Partridge y Litton han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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