Médico condenado en España por eutanasia transforma su drama en una obra de teatro

Matías A. Loewy

20 de diciembre de 2022

Dr. Marcos Hourmann/Cortesía: Duche&Zárate

BUENOS AIRES, ARG. En la noche del 28 de marzo de 2005, mientras estaba de guardia en un hospital de Tarragona, España, el Dr. Marcos Hourmann atendió a Carmen Cortiella, una paciente descompensada de 82 años con cáncer de colon avanzado, hemorragia digestiva, diabetes y otras comorbilidades. No había nada que hacer, le costaba respirar y la sedación paliativa solo prolongaría algunas horas o un día lo inevitable.

La hija le imploró que hiciera algo para que su madre no sufriera e incluso la misma Carmen le había pedido en diálogos previos que su enfermedad no hiciera sufrir a su hija y no lo dudó. Tomó una jeringa, cargó 50 mg de cloruro potásico y se lo inyectó en la vena. Registró ese acto en la historia clínica. Y se fue a descansar. "La ayudé a morir. Ya no daba más esa paciente", recuerda hoy.

    La ayudé a morir. Ya no daba más esa paciente.     Dr. Hourmann

La vida del cirujano y especialista en emergencias nacido y formado en Argentina cambiaría para siempre. "El día que terminó la agonía de Carmen comenzó la del Dr. Hourmann", publicó en 2020 El País, de España.[1] Meses más tarde el propio hospital lo denunció por ese acto, ya que la eutanasia no estaba aprobada en España y en marzo de 2009, fruto de un acuerdo con la fiscalía, fue condenado a un año de prisión (luego reducida a cuatro meses, no efectiva) y a otro de inhabilitación para el ejercicio de la medicina, pese a que la familia de la paciente jamás lo incriminó.[2] En el ínterin, el especialista trabajó algunos años en Gales, mintiendo respecto de sus antecedentes, hasta que el diario The Sun lo descubrió y bautizó como "Doctor Muerte", por lo que le revocaron la licencia y debió abandonar el país.

Figura 2. El Dr. Marcos Hourmann en escena durante la representación de Celebraré mi muerte en Buenos Aires, Argentina; diciembre, 2022. Cortesía: Duche&Zárate

Por estos días el Dr. Hourmann reconstruye detalles del episodio, del derrotero posterior y de su historia familiar en una obra de teatro documental que protagoniza por primera vez en Buenos Aires después de 168 funciones en España a lo largo de cuatro años, "de norte a sur y de este a oeste". Se titula Celebraré mi muerte, está coescrita y dirigida por los realizadores Alberto San Juan y Víctor Morilla (el "ideólogo" después de verlo en una entrevista televisiva) y el médico la describió a La Nación como "un canto a la vida, llena de humor, de paz, de alegría, de locura y también de tristeza, claro.[3] Es un remolino de emociones a lo largo de cincuenta minutos". Entre sus planes está estrenarla, en inglés, en Malta, a mediados del año próximo, además de nuevas presentaciones en España. "La idea es seguir con la obra hasta que la dure. Hay vida todavía, hay vida", señaló.

El Dr. Hourmann explicó a Medscape en español que él nunca fue un activista de la eutanasia, sino de la vida, que era una situación límite y que su acción fue "una actitud humana, cuando la medicina ya no llegaba y lo único que quedaba como tratamiento era ponerle punto final a un sufrimiento innecesario y a pedido, por supuesto, de la paciente. En la vida aprendí que el sufrimiento humano tiene un límite, que los sufrimientos innecesarios no tienen sentido. No hace falta ser médico para entenderlo".

¿Colisiona la eutanasia con el Juramento Hipocrático?

En el mundo la eutanasia está aprobada en muy pocos países: Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, España (desde el 25 de junio de 2021), Canadá, Colombia y Nueva Zelanda. En Argentina hay proyectos de ley que serán debatidos en el Parlamento el año próximo.

¿Colisiona la eutanasia con el mandato médico de "defender la vida" hasta el último esfuerzo o con los preceptos éticos del Juramento Hipocrático? El Dr. Hourmann no lo cree. "El Juramento Hipocrático es una obligación moral y ética que el médico tiene respecto de su trabajo y la responsabilidad de lo que significa atender un paciente. Obviamente, esto se va modificando a través del tiempo, pero yo lo llevo presente todo el día y siempre he cumplido con sus preceptos. Cuando hago un acto médico, pienso en hacer lo mejor para el paciente. El esfuerzo máximo que hice con Carmen fue arriesgar mi propia vida para ayudarla a morir de una manera más digna".

Si se considera que la eutanasia implica un daño o acción deliberada para causar la muerte, es lógico que surjan resistencias en la comunidad médica.

El especialista destacó: "Presentado así, nadie va a querer practicarla. Pero yo no lo veo así. La eutanasia es una forma más de terminar la vida de un ser humano cuando no hay solución médica y científica viable y hay un pedido explícito del paciente de que ese sufrimiento le impide seguir vivo. Así lo entiendo yo. Es un concepto de vida. Y aunque parecen que van el contra, la eutanasia y el Juramento Hipocrático van de la mano, en paralelo".

En Celebraré mi muerte, el Dr. Hourmann cuenta que su padre tuvo un ictus que lo dejó en silla de ruedas y afásico durante dos años, hasta su muerte. "Fue un sufrimiento tremendo, agónico y muy triste. Y yo hubiera preferido que mi padre no sufra. Pero ese soy yo. Mi papá siempre le había temido a la muerte y era un amante de la vida. Nunca habló de pedir morir. Si me lo hubiera pedido, por supuesto que lo habría ayudado, sin dudarlo. Pero nunca habría hecho algo en contra de su voluntad ni la de nadie", sostuvo.

Por su especialidad, la cirugía y las emergencias, el Dr. Hourmann manifestó que nunca en otra ocasión algún paciente le pidió ayuda para morir: "No se establece el diálogo continuado y la empatía con los pacientes que tiene, por ejemplo, un especialista en medicina interna, un oncólogo o un pediatra".

"¿Qué haría ahora si se repitiera la situación de Carmen en otro de sus pacientes?", preguntó Medscape en español. "Hoy, diciembre de 2022, lo haría, sin ninguna duda, bajo la ley de eutanasia (vigente en España,) que tiene requisitos muy claros y contundentes sobre a qué pacientes se puede practicar ese acto. En cambio, sin ley, visto lo visto, no volvería a hacerlo, porque aquel episodio me llevó a la desesperación y a la de mi familia y no soy un kamikaze, héroe ni una víctima. Sin embargo, fue el mejor acto médico que hice en mi vida. Esa es mi convicción", respondió.

Al final de la obra y antes de un coloquio abierto donde dialoga con el público y responde sus preguntas durante 40 minutos, el Dr. Hourmann invita a seis espectadores al azar para que decidan si se le puede considerar culpable o inocente de aquel acto con Carmen. En la función en Buenos Aires del domingo 11, el "tribunal", en el que participaron por casualidad dos médicos, lo "absolvió" en fallo dividido: 4 a 1, con una abstención. La mayoría de las sentencias ha ido en ese sentido. "Creo que es mucha la gente que piensa que se trata de una decisión que debemos tomar con libertad, sin interferencias", puntualizó.

"No todo justifica que alguien siga sufriendo después de cirugías, quimioterapia, o radioterapia por algo incurable. Eso se llama encarnizamiento terapéutico. ¿Le has preguntado si quiere recibir todo eso para seguir vivo o viva? ¿Todos esos medios médicos se justifican para ver si se puede salvar a alguien que te dice que no quiere seguir? Justifica tal vez a la ciencia, pero hay que preguntarle al paciente si es consciente, si está en pleno uso de sus capacidades mentales, si quiere que no le hagan más nada. No todo se justifica. Mucho menos la muerte ", manifestó a Infobae.

El Dr. Hourmann sigue ejerciendo como médico y trabaja como jefe de urgencias en una clínica de Sabadell, en las cercanías de Barcelona.   

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