En enero de 1686, se formó un tumor en la parte inferior del cuerpo del rey. Su médico personal, Dr. Antoine Daquin, lo describió como un pequeño nódulo, a dos dedos de distancia del ano, no doloroso, enrojecido y no pulsante. El nódulo se debía probablemente a una glándula inflamada, ya que esto era habitual en el siglo XVII.

Retrato de Luis XIV, rey de Francia, pintado por Rigaud o Nicolas Largillierre. Fuente: Wikimedia Commons
Los médicos del rey comenzaron el tratamiento con varios tipos de compresas: de azúcar, de diversas hierbas o de rosas hervidas en vino tinto. Cuando el nódulo se convirtió en un absceso perianal, se le practicó una punción para drenar el pus. Los médicos rellenaron la cavidad resultante con diversas sustancias, con gran dolor para el rey.
Luis XIV se enfadaba cada vez más porque el absceso seguía supurando y le obligaba a cambiarse de ropa dos o tres veces al día. Su malestar continuó por meses y el dolor también aumentaba. Cada vez que se sentía mejor, los médicos de la corte lo empeoraban de nuevo con enemas y laxantes. Al cabo de cuatro meses, se había formado una fístula. Los tratamientos regulares con hierro candente habían aumentado la extensión.
Al cabo de meses de dolor y otras molestias, el soberano se dio cuenta de la incapacidad de sus médicos y decidió operarse. Mientras tanto, se aisló en sus aposentos privados de Versalles. Rara vez se le veía en la corte, tuvo que dejar de montar a caballo y en los jardines se mantenía en una silla de manos.
El preludio de la cirugía
En aquella época, los cirujanos tenían un rango inferior al de los médicos y ningún cirujano debería atreverse a poner una mano sobre el rey a menos que dominara la operación a la perfección. La operación se planificó con todo detalle y en estricto secreto. Aparte de los médicos del rey, solo fueron informados su amante y esposa secreta Madame de Maintenon y su confesor Pére La Chaise. El heredero del trono no sabía nada al respecto.

Charles-Francois Félix de Tassy, cirujano real. Fuente: Wikimedia Commons
El cirujano real Charles-François Félix junior (1635-1703) nunca había realizado una operación de este tipo, pero se le permitió adquirir experiencia empírica. La operación se probó en pacientes de los hospitales de Versalles. Los historiadores han intentado sin éxito averiguar más sobre su suerte, aunque se rumorea que los fallecidos fueron enterrados en secreto al amanecer y que solo sobrevivió un paciente.
Félix se preocupó especialmente por los instrumentos adecuados y desarrolló le bistouri royal (el bisturí real). Se trataba de un bisturí largo y curvado de plata, que ahora se expone en el Museo de Historia de la Medicina de París.
El día de la operación
El día antes de la operación, el rey se paseó por sus jardines y cenó con su familia. Debido a los fuertes dolores que sufría, finalmente decidió posponer la operación para otro día a corto plazo. Así, el 18 de noviembre de 1686, a las 7 de la mañana, llegó el momento.
Para no despertar sospechas, los médicos y cirujanos reales, así como cuatro boticarios, habían llegado a la antesala de la alcoba real a primera hora de la mañana por diferentes caminos. Después de un enema preoperatorio, el rey mostró gran interés por los instrumentos que se iban a utilizar y parecía tener los nervios bien controlados.
Luis XIV estaba ahora tumbado en una cama con una almohada bajo el estómago y las piernas abiertas. La operación, de tres horas de duración, se realizó sin ningún tipo de anestesia. Supuestamente, el rey no se quejó de dolor y solo gritó "Mon Dieu" dos veces, aunque el dolor debió haber sido insoportable.
La operación fue un éxito, el rey se curó. Posteriormente, fueron necesarias otras dos operaciones similares; sin embargo, el Rey Sol quedó convencido por el método de la operación, incluso entusiasmado. La noticia de la cura se extendió rápidamente por el palacio. El rey celebró la corte desde su cama, cantando y con mucho ánimo. Menos de dos días después, Luis XIV estaba de nuevo en pie.
¿Un lugar en los libros de historia?
Fue probablemente la operación más famosa del siglo XVII y sin embargo solo figura en el historial médico personal del rey con una mención de media página. Daquin, por su actitud despectiva hacia los cirujanos, probablemente habría prescindido por completo del tema. Después de la operación, ordenó por su parte una sangría.
Félix, como el cirujano de la operación, obviamente estaba interesado en una descripción más detallada y escribió un documento de 18 páginas al día siguiente. Poco se sabe del paradero de este informe en los años posteriores. Se dice que en 2007 reapareció y se vendió en una subasta por 4.000 euros.
Las consecuencias de la operación
A pesar de que el rey francés Luis XIV les temía a las intervenciones quirúrgicas, se había dejado extirpar una fístula anal con un nuevo tipo de instrumento, con un alto riesgo de hemorragia y sin anestesia. La famosa operación tuvo una serie de consecuencias.
Los esfuerzos de los cirujanos se vieron recompensados con títulos nobiliarios, palacios y riquezas. Todas las personas que sufrían de fístula anal tenían ahora la esperanza de curarse con la operación. Y como todo lo que hacía el Rey Sol, la operación se convirtió en la moda de la corte. Los nobles hacían fila para ser operados como el rey, con o sin fístula.
No solo el rey fue muy valiente en la operación, también lo fueron los cirujanos. Una operación fallida o incluso la muerte del rey habrían tenido gravísimas consecuencias. La noticia del éxito se propagó por todo Europa y muchas personas acudieron a Francia para ser operadas por los hábiles cirujanos. París era el centro de la anatomía y la cirugía. Los cirujanos, antes eclipsados por los médicos, pasaron a ser el centro de atención.
Luis XIV también necesitó ayuda quirúrgica en otras ocasiones, tras un accidente de equitación en 1683 y debido a un absceso en el cuello. Su posterior cirujano de la corte, Georges Mareschal (1686-1736), también era conocido en toda Europa por sus habilidades para operar cálculos vesicales.

Dr. Georges Mareschal, cirujano. Fuente: Wikimedia Commons
La muerte de Luis XIV en 1715 se debió precisamente a errores médicos. Sus médicos se opusieron a la intervención quirúrgica y confundieron una gangrena incipiente con una ciática. El rey les suplicó a sus cirujanos que le amputaran la pierna, pero ya era demasiado tarde. Con un dolor extremo, el rey murió, a pesar de que una amputación temprana podría haberle salvado la vida.
La evolución de la cirugía francesa
El poder y la influencia del Rey Sol establecieron la cirugía como disciplina médica. Así, él mismo estableció cátedras de cirugía en Le Jardin du Roi (actual Jardin des Plantes), a menudo en disputa con la poderosa facultad de medicina. La universidad veía con recelo a los médicos reales y se mostraba escéptica ante el ascenso de los cirujanos. El profesorado tenía fama de ser reaccionario y hostil a las nuevas ideas de la Ilustración e incluso se produjeron altercados físicos.
Tras la muerte de Luis XIV, los siguientes cirujanos en jefe reales llevaron a cabo una serie de reformas, como la reorganización de la formación quirúrgica con la ayuda de cirujanos experimentados. Los primeros cursos oficiales se celebraron en 1724; la facultad de medicina intentó sin éxito hacerse con su control.
Un paso importante fue la creación de l'Academie Royale de Chirurgie en 1731 con el apoyo de Luis XV. La creación de la academia tuvo un éxito inmediato y fue rápidamente respetada en el mundo profesional. Existió durante 62 años y produjo un gran número de cirujanos de renombre.
El filósofo Voltaire (1694-1778) describió cómo el progreso de la cirugía era tan rápido y sorprendente que personas de todo el mundo acudían a París para ser operadas. Francia no solo contaba con excelentes cirujanos, sino que era el único país que disponía del instrumental necesario.
Con la revolución de 1789, la academia real llegó asimismo a su fin. En los turbulentos años que siguieron, con repúblicas, imperios y reinos cambiantes, hubo poco desarrollo académico en el campo de la cirugía. No se crearía una nueva sociedad profesional hasta 1843 en París.
Bajo la influencia de las obras del escritor y filósofo Denis Diderot (1713-1784), la medicina interna y la cirugía se unirían en el estudio de la medicina. Las instituciones médicas de París, Montpellier y Estrasburgo sustituyeron a los centros de formación puramente quirúrgicos.
Napoleón Bonaparte (1769-1821) impidió una nueva división de las disciplinas médicas al prohibir una organización independiente de los cirujanos. En 1808 se produjo una reorganización de las universidades y se restablecieron las facultades de medicina, con la existencia igualitaria de las disciplinas médicas importantes.
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CRÉDITO
Imagen principal: Wikimedia Commons. Rogers Fund, 1920. Metropolitan Museum of Art .
Figura 1, 2 y 3: Wikimedia Commons
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Citar este artículo: Historia de la medicina: El problema de los traseros de la realeza - Medscape - 5 de dic de 2022.
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