El valor de la densidad mamaria para estimar el riesgo de las mujeres con historia familiar de cáncer de mama

Esther Samper

Conflictos de interés

4 de noviembre de 2022

¿De qué forma influye la densidad mamaria en el riesgo de desarrollar cáncer de mama en mujeres que ya cuentan con una historia familiar? En el reciente Congreso de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) de 2022, la Dra. Teresa Ramón y Cajal Asensio, oncóloga médica del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau (Barcelona) presentó los últimos resultados de la investigación sobre esta cuestión. Los datos forman parte del estudio de cribado de mama personalizado basado en el riesgo, más conocido como el estudio PRISMA: un macroproyecto multicéntrico.[1]

Los modelos computacionales son una realidad en la práctica clínica que ayudan a optimizar o a personalizar la estimación de riesgo de los individuos mediante la inclusión de diversos factores. El objetivo de la investigación presentada por la oncóloga es identificar y personalizar el riesgo de sufrir cáncer de mama en mujeres con una historia familiar con casos de esta enfermedad. Para tal fin, se consideraron factores tanto genéticos como no genéticos y se empleó la versión 6 del modelo Algoritmo de Análisis de Incidencia de Enfermedades de Mama y Ovarios y Estimación de Portadora (BOADICEA).

La densidad mamaria se considera un biomarcador de riesgo de cáncer de mama. En concreto, las categorías BI-RADS c (densidad heterogénea) y BI-RADS d (densidad extrema) se asocian con un moderado riesgo de padecer esta neoplasia. Los objetivos principales del trabajo eran, por un lado, evaluar el efecto de la adición de la densidad mamaria en la estimación de riesgo de cáncer de mama calculada por el modelo BOADICEA. Por otro, valorar el impacto de la densidad mamaria en la estimación de riesgo a diez años en función del estado menopáusico.

El estudio contaba con las siguientes características: se incluyeron a 663 mujeres sanas, con edades comprendidas entre los 30 y 65 años (edad media de 46,3 años), con antecedentes familiares de cáncer de mama, sin mutación conocida en la familia en los genes BRCA1 BRCA2, PALB2, CHECK2 o ATM de cinco hospitales catalanes. El 70% de las pacientes fueron mujeres premenopáusicas y el 30% posmenopáusicas. Casi un cuarto de las pacientes había tenido la menarquia a una edad de 11 o menos años y el 23% no había tenido hijos. Las variables evaluadas fueron la edad, los factores hormonales, el índice de masa corporal, la historia familiar y la densidad mamaria.

Las pacientes se dividieron en categorías de riesgo estratificadas según las guías NICE. En concreto, se establecieron tres categorías: riesgo población de cáncer de mama cuando el riesgo estimado a diez años era menor del 3%, riesgo moderado cuando el riesgo se encontraba entre el 3% y el 8% y alto riesgo cuando ese riesgo a diez años supera el 8%. Se empleó estadística descriptiva para analizar los resultados.

Más de la mitad de los participantes estaba posicionada en un nivel de riesgo moderado, un 30% en un nivel de riesgo poblacional y solo un 2,5% un nivel de riesgo alto. Sin embargo, al incorporar la densidad mamaria al modelo de estimación de riesgo, se observa un aplanamiento de la curva de riesgo. Esto implica una redistribución de los casos hacia los estratos de los extremos de la curva, niveles de riesgo poblacional o niveles de riesgo moderado o alto.

La oncóloga explicó que "la incorporación de la densidad mamaria en el modelo supuso un cambio de categoría de riesgo en 150 participantes. 41 pacientes, valoradas con un riesgo poblacional inicialmente, pasan a una categoría de riesgo moderado. Veinte pacientes valoradas con un riesgo moderado pasan a la categoría de alto riesgo. En contraste con pacientes que también disminuyen de categoría: 84 pacientes de riesgo moderado pasan a la categoría de riesgo poblacional y cinco pacientes de alto riesgo pasarían a la categoría de riesgo moderado".

Tras estos datos, la Dra. Ramón y Cajal concluyó su presentación afirmando que: "La adición de densidad mamaria al modelo BOADICEA modifica la asignación de grupo de riesgo en una de cada cuatro mujeres sanas con historia familiar de cáncer de mama, con independencia del estado menopáusico. En el grupo de riesgo la incorporación de la densidad mamaria podría tener impacto, podría modificar las recomendaciones de detección precoz que se facilitan a estas mujeres". Será la validación prospectiva, mediante el seguimiento de las pacientes del estudio, la que confirmará el valor real de la densidad mamaria como factor de riesgo cuando existe historia familiar.

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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