COMENTARIO

Radiografía de la dermatología ambulatoria española

El blog del dermato-venereólogo

Dr. Alejandro Martín-Gorgojo

Conflictos de interés

1 de noviembre de 2022

Hace unos años se llevó a cabo una iniciativa muy valiosa por parte de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), a través de la Unidad de Investigación y su Fundación Piel Sana: el estudio DIADERM, que consistió en la anotación y codificación estandarizada de diagnósticos por parte de una muestra aleatoria y representativa de dermatólogos miembros de la academia y de toda la geografía española durante seis días de consulta (19, 20 y 21 de enero y 18, 19 y 20 de mayo de 2016), lo que permitió estimar la prevalencia de los diagnósticos realizados en las consultas ambulatorias generales de dermatología y conocer la carga de actividad.

Gracias a los datos obtenidos con DIADERM, hasta la fecha se ha podido constatar que los médicos especialistas en dermatología médico-quirúrgica y venereología (procedentes mayoritariamente de consultas ambulatorias generales del ámbito público y privado de España):

  • Tienen una alta carga asistencial.[1]

  • Atienden tanto población adulta como pediátrica.

  • Resuelven de forma efectiva y eficiente un gran volumen de consultas. Aunque la teledermatología está actualmente en claro aumento, sobre todo a raíz de la pandemia por COVID-19, en 2016 el número relativo de consultas por esta vía era limitado.[2]

  • Observan cierta variación en la frecuencia de algunos diagnósticos clínicos que realizan en función de la época del año. Acné, neoplasias benignas de la piel, rosácea y foliculitis son las más representativas. En el artículo que lo describió, estos cambios se atribuyeron a las enfermedades en sí mismas o a cambios en la demanda de consulta.[3]

  • Atienden a pacientes con infecciones venéreas de forma predominante en centros y consultas monográficas, lo que hace que pueda subestimarse la prevalencia de diagnósticos venereológicos en estudios como el descrito.[4]

  • Tienen un protagonismo indudable en el diagnóstico y tratamiento de los tumores cutáneos; 46,2% de los diagnósticos realizados en consulta es de tumores, siendo 18,5% de ellos correspondiente a cáncer cutáneo. De hecho, los diagnósticos más frecuentes efectuados atendiendo a los datos del estudio fueron los de queratosis actínica, carcinoma basocelular y nevo melanocítico.[5]

Asimismo, se pudo observar cómo la 10ª edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) adaptada a dermatología contenía códigos diagnósticos que permitían clasificar adecuadamente la inmensa mayoría de los diagnósticos dermatológicos vistos en consulta habitual. Sin embargo, presentaba algunas carencias al clasificar ciertas dermatosis (fundamentalmente aquellas de descubrimiento o desarrollo más reciente). Algunos de estos problemas han sido resueltos en la CIE-11, que según algunos autores aún tiene áreas por mejorar.[6]

Para terminar, debo destacar que lo más singular y positivo es que esta iniciativa fue posible gracias al esfuerzo de un grupo significativo y representativo de médicos especialistas en dermatología de España. A partir de ella se han podido generar datos de enorme calidad que han dado pie a la elaboración de estudios de gran interés sobre nuestra realidad clínica cotidiana. Parece óptimo poder llevar a cabo encuestas similares en otras especialidades para poder efectuar comparaciones y análisis con relevancia indudable en el diagnóstico de situación para el autoconocimiento y la toma de decisiones colectivas.

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