Este contenido forma parte de una serie de comentarios de estudiantes de medicina en colaboración con el Colectivo Médicos en Formación. El colectivo es impulsado por Nosotrxs y está conformado por la Asociación Mexicana de Médicos en Formación, A.C. (AMMEF), la Asamblea Nacional de Médicos Residentes (ANMR), la Asociación de Residentes del Hospital General de México (ARHGM), la Asamblea Mexicana de Médicos Internos de Pregrado (AMMIP), la Asamblea Mexicana de Médicos Pasantes de Servicio Social (AMMPSS) y otrxs aliadxs del sector que trabaja en colaboración desde enero de 2020 para que se garanticen los derechos de las y los profesionales de la salud en formación. |
¿Por qué pesa tanto tu mochila médico interno de pregrado? ¿Por qué llevas una decena de jeringas, un par de tubos de muestras y una veintena de agujas?
Llevo estudiando medicina 5 años ya y nadie nunca me dijo que sería tan pesado, he aprendido mucho, sin duda, pero cada día pesa más la carga que llevo en los hombros.
Mi mochila pesa porque tengo que levantarme todos los días de madrugada para poder llegar a tiempo al hospital. Todos los días tengo que pasar visita y apuntar los pendientes de las decenas de pacientes que están a mi cargo y al de los residentes, acompañándonos día a día en los hospitales mexicanos.
Llevo la mochila cargada de material porque mañana al llegar tendré que obtener las muestras de tu familiar lo antes posible para que los resultados salgan a tiempo y podamos tomar decisiones sobre su tratamiento. Pesa tanto mi mochila porque tengo que cargarla de cosas que usaré mañana a primera hora, cuando aún la ventanilla está cerrada y no me provean de las cosas que necesito para que tu atención como paciente llegue a acercarse a lo que llamamos digno.
Me pesan en los hombros las 36 horas que dejo de dormir cada dos días cuando estoy de guardia. En la mochila traigo zapatos, una bata arrugada y hasta comida por si no me da tiempo de ir a comer porque tuve que quedarme trasladándote a ti, paciente, de un lado al otro del hospital, llevándote a los estudios y tomando las muestras que necesitas para estar mejor, siendo muchas veces actividades que salen de las funciones que debo realizar como estudiante, pero que hago para que estés mejor.
Duelen mi espalda, mis ojos, mis pies y mi cabeza, porque en esta mochila llamada internado debo cargar además de los malos tratos de tus familiares y los gritos de mis superiores, las preocupaciones de mi hogar, la pérdida de interacción con amigos y familiares, así como todo lo ajeno al hospital que me importa como persona. Pesa esta mochila porque después de día y medio en el hospital, comiendo poco, durmiendo nada y aguantando menos, tengo que trasladarme hora y media o más para llegar a mi casa a preparar una exposición, a leer para la clase de mañana, a seguir estudiando y poder ignorar un poco menos cada día.
Mientras cargo en mi mochila la abrumadora sensación de ser un joven en los inicios de sus 20 años, con incertidumbre sobre mi futuro y con el peso de haber visto gente morir ayer, también cargo con la frustración de haber pedido un fármaco y no encontrarlo, de haber caminado buscando un electrocardiógrafo por todo el hospital porque solo hay uno, con la depresión asfixiante de ver los ojos con lágrimas de los pacientes y sus familiares al recibir una noticia desfavorecedora; sin embargo, intento recordarme que un día más cargando esta mochila es un día menos de seguir sosteniéndose.
A la par, me toca ver cómo el sistema no avanza y cómo ante la necesidad de mejora sobre la precarización al gremio, el peso de esta mochila recae en una vocación que muchas veces no alcanza para ayudar a las personas. Porque con vocación no haré que el tomógrafo funcione o que se cubran las necesidades del hospital, tampoco haré que los directivos tomen mejores decisiones administrativas ni de enseñanza.
Pero además mi vocación les conviene, porque se utiliza como herramienta para no dejar de dar nuestro máximo, se nos pinta como héroes si salimos después de la hora o si se llega más temprano, si se trabaja más que el otro o si se realizan más procedimientos, pero en realidad solo suplimos todas las deficiencias que ellos saben que existen pero que conviene en muchos ámbitos que sigan así.
He visto a muchas compañeras y compañeros que al igual que yo se cansan de cargar la mochila, algunas de ellas no están hoy aquí y se les extraña tanto, algunos otros tienen miedo de soltar la mochila porque llevan un camino largo y no quieren fallarle a sus padres, a la sociedad o a sí mismos. Recuerdas a tus superiores decir que solo las personas con vocación, las fuertes e inteligentes, son capaces de portar esa mochila y piensas que eres débil, insuficiente y un mal profesional, y te encorvas más por ese peso en tu espalda.
Como institución me tratas como delincuente, me exhibes, me esposas, me privas de mi libertad, me pisoteas y desprecias mi trabajo. Un sistema de salud que se preocupa más porque traigo en mi mochila un par de frascos para mejorar la investigación, la seguridad del paciente o el abasto de fármacos o de mejorar los procesos burocráticos de gente que le roba al pueblo con salarios por trabajo que no hacen.
Mi mochila pesa porque hoy ya no estoy dispuesto a tolerarte a ti, institución de salud que históricamente me has maltratado. Ya no te toleraré a ti, institución universitaria que has decidido abandonarme e ignorarme cuando te pedí apoyo. Hoy estoy cansado de que continúes culpándome y creando una historia mediática sobre mi falta de vocación.
¿Por qué tendría que estar sufriendo por algo que se supone debería disfrutar? Yo elegí esta carrera y la inicié creyendo que siempre se hacía lo correcto, jamás imaginé que quienes deberían apoyarnos no lo hacen y solo velan por sus necesidades, que solo les preocupe sacar el día, hacer números y que parezca que todo está bajo control. La profesión es tan bonita que duele que lejos de verla así, para muchos sea motivo de tortura.
Hoy todas y todos decidimos no seguir cargando esta mochila, las cosas van a cambiar y aunque los directivos nos llamen generación de cristal para justificar el maltrato y quieran que sigamos cargando este sistema, hoy decimos basta. Aunque desde tu comodidad me señales y amenaces, escúchame bien, no seguirán teniendo el gozo de nuestro silencio... la nueva Revolución de las Batas ha comenzado.
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Citar este artículo: ¿Por qué pesa tanto su mochila, doctor? - Medscape - 28 de oct de 2022.
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