La pandemia de la COVID-19 ha servido de espoleta para lanzar un mensaje de alerta sobre la gestión de emisiones y residuos en el entorno sanitario. Un informe dirigido por la Unidad de Agua, Saneamiento, Higiene y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) avisa de la magnitud del problema de los desechos generados en el contexto de la COVID-19: "Más de 140 millones de kits de pruebas, que podrían generar 2.600 toneladas de desechos no infecciosos (principalmente plástico) y 731.000 litros de desechos químicos (el equivalente a una tercera parte de una piscina olímpica)". Y recomienda contar con sistemas de gestión eficaces in situ, incluidas orientaciones para los sanitarios sobre qué hacer con los productos de salud una vez los hayan utilizado.[1,2]
En España, algunos hospitales, como el Vall d’Hebron, en Barcelona, aplica medidas para reducir el impacto ambiental: instalación de islas de reciclado en puntos clave del hospital, bolsas reutilizables para el servicio de farmacia, uso de coches eléctricos, contador de emisiones de CO2, realización de auditorías de residuos, etc. Sin embargo, no existen unas directrices comunes para todos los centros, "no hay unas medidas generales para disminuir la huella de carbono, cada hospital genera las medidas que cree oportunas", apuntó Jordi Giner, enfermero del Servicio de Neumología y Alergología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona, y miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Quien insiste en que el material de un solo uso que se utiliza en los centros sanitarios va en aumento, "por ejemplo, en hospitales, centros de salud y farmacias es obligatorio el uso de mascarillas que luego se desechan, al igual que las jeringuillas de plástico".
Huella climática en atención primaria
En atención primaria, ¿qué acciones se están llevando a cabo para reducir las emisiones y los residuos? "A este nivel no se está haciendo nada, que sepamos, en ninguna comunidad española", afirmó el Dr. Francisco Javier Torres, médico en el centro de salud Palma Norte, en Madrid, y autor principal del estudio ¿Cómo puede contribuir Atención Primaria a disminuir la huella climática del sector salud?, premiado este año por la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
Según este estudio observacional realizado en 5 centros de salud de Madrid, el personal sanitario que trabaja en atención primaria desconoce la contribución del sector salud a la contaminación ambiental y cómo influye el uso de la terapia inhalada. Los inhaladores de cartucho presurizado (pMDI) que utilizan los pacientes con asma y con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) contienen propelentes hidrofluorocarbonados (HFC), un tipo de gases de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global. En España, alrededor de 52% de los inhaladores utilizados son de cartucho presurizado, con una media anual de 15 millones de unidades vendidas, lo que se traduce en la emisión de aproximadamente 400.000 toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2) anuales, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).
Entre las medidas que propone el Dr. Torres, está el concienciar a los profesionales sanitarios mediante planes de formación, realizar campañas informativas en los centros de salud, establecer puntos limpios en los propios centros con el fin de facilitar la tarea a los pacientes y concienciarlos para que reciclen, y sustituir, en la medida de lo posible, los inhaladores presurizados por los dispositivos de polvo seco. "Si recetamos un inhalador presurizado, es como si estuviésemos haciendo cantidad de kilómetros con un coche: 100 dosis de inhaladores de cartucho presurizado equivalen a una huella de carbono aproximadamente de 290 km en recorrido de un automóvil, frente a los dispositivos de polvo seco que equivalen a 6,2 km", explicó.
Por su parte, Giner señaló que lo fundamental es que el paciente esté educado y entrenado en el manejo correcto de los dispositivos, "esto disminuiría el uso de los cartuchos presurizados de una forma muy importante, ya que si la técnica no se hace bien sólo un 10% de la medicación va a llegar al pulmón y el paciente necesitará utilizar el inhalador más de lo necesario". Además, añadió que debe fomentarse el reciclado de estos dispositivos una vez han finalizado su vida útil. El estudio AIRE, de análisis perceptivo de los inhaladores reciclados indica que menos de la mitad de los pacientes depositan los inhaladores ya utilizados y los cartuchos sustituidos en el punto convenido del sistema integrado de gestión y recogida de envases (SIGRE) de las farmacias.[1]
En cuanto a la sustitución de los inhaladores presurizados por los de polvo seco, Giner apunta algunos inconvenientes: "Existe un estudio que dice que utilizar los dispositivos de polvo seco resulta más caro que el uso de los presurizados, otro inconveniente es que en estos momentos la farmacología no permite utilizar dispositivos de polvo según para qué fármacos, además hay pacientes que no pueden utilizar esta alternativa, y por otra parte, el cambio podría promover una baja adhesión terapéutica, ya que cuando un paciente está habituado a utilizar correctamente un dispositivo de inhalación, el hecho de cambiar a otro suele implicar una caída en el seguimiento del tratamiento".[2]
Actualmente se están investigando nuevos propelentes menos contaminantes que llegarían a producir hasta 90% menos de huella de carbono y que podrían estar en el mercado en los próximos años.
Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.
Para más contenido suscríbase a nuestros boletines y siga a Medscape en Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.
CRÉDITO
Imagen principal: Dreamstime
Medscape Noticias Médicas © 2022
Citar este artículo: Huella climática en atención primaria, ¿cómo conseguir consultas médicas más ecorresponsables? - Medscape - 24 de oct de 2022.
Comentario