Alta prevalencia de dismenorrea impacta el rendimiento académico

María Nayeli Ortega Villegas

10 de octubre de 2022

En estudiantes universitarias la dismenorrea primaria presenta alta prevalencia y la gravedad de su sintomatología interfiere significativamente con el rendimiento académico, concluye un estudio del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), publicado en Enfermería clínica.[1]

La dismenorrea se refiere al dolor pélvico cíclico y crónico asociado con la menstruación; normalmente se trata de un calambre en la parte baja del abdomen, producido justo antes de la menstruación o durante esta y puede provocar náusea, vómito, cefalea, fatiga y mareo. Dependiendo de su intensidad o gravedad, el dolor puede ser tan problemático como el quirúrgico. Se le llama dismenorrea primaria cuando no se ha identificado una patología asociada al dolor, mientras que es secundaria cuando se relaciona con una causa identificada.

A nivel mundial se ha estimado una alta prevalencia de dismenorrea, con más de dos tercios de mujeres (70,8%) que reportan dolor menstrual independientemente de estatus económico y lugar geográfico, por lo que debería contemplarse como un problema de salud pública.[2] La prevalencia en la población mexicana se ha reportado entre 28% y 90%.

Los trastornos menstruales causan un dolor incómodo que puede originar incapacidad (pérdida de funciones y actividades), discapacidad (alteración del papel social) y deterioro de la calidad de vida. Se ha demostrado que la dismenorrea tiene un efecto importante en la reducción de las actividades académicas y el rendimiento escolar. Los episodios frecuentes de absentismo pueden derivar en un mal rendimiento escolar, así como en abandono y reducción del logro educativo, lo que puede tener consecuencias a largo plazo para la igualdad de género.

Prevalencia, gravedad e impacto

El objetivo de este trabajo fue determinar la prevalencia de dismenorrea primaria, su gravedad e impacto en el rendimiento académico de estudiantes universitarias.

Para la realización de este trabajo se aplicó un cuestionario a 2.154 mujeres con edades entre 18 y 33 años, de siete carreras universitarias del Instituto de Ciencias de la Salud de la universidad de Hidalgo entre agosto de 2019 y marzo de 2020. La dismenorrea, "menstruación dolorosa durante los tres meses previos", requiere de reconocimiento médico; en el estudio se excluyeron mujeres con enfermedades degenerativas y dismenorrea secundaria. El grado de dolor se evaluó con una escala visual analógica, se solicitaron datos demográficos, patrones del ciclo menstrual y cuestiones relacionadas a los cambios en las actividades diarias, concentración en actividades escolares y absentismo debidos al dolor menstrual.

Entre las participantes, 78,9% reportó haber experimentado dismenorrea, con 91% de estas presentando dolor de moderado a grave.

Se encontró una asociación entre dismenorrea y ciclos largos (> 30 días), fase menstrual larga (> 5 días) y gran cantidad de flujo menstrual, así como con consumo de alcohol. La mayoría de mujeres (90,4%) reportó que la dismenorrea limitó sus actividades diarias en 4,4 ± 3,3 ciclos menstruales por año y 37% informó absentismo escolar en 2,6 ± 2,1 ciclos menstruales por año; 91,5% reportó incapacidad por los síntomas entre 30 minutos y seis horas por ciclo; 71,7% indicó un incremento de síntomas en periodos de gran estrés.

Solo 28,4% de las jóvenes consultó un médico debido al dolor menstrual.

De acuerdo a los autores, las mujeres con dismenorrea deberían recibir terapia educativa que incluya prescripción de fármacos, tratamientos adyuvantes y factores de riesgo.

Visibilización y necesidad de formación con perspectiva de género

Dra. Mariana Robles

La Dra. Mariana Robles, ginecóloga de la clínica Mujeres cuidando mujeres, que no formó parte de la investigación, señaló que el principal aporte de este trabajo es la visibilización de las experiencias de las mujeres al menstruar como factor para el rendimiento académico y social. "Hacen falta estrategias que permitan disminuir el impacto en nuestros espacios laborales y educativos, basados en evidencia científica; las mujeres no lo inventamos, el impacto es real".

La especialista resaltó que actualmente el personal médico suele minimizar las declaraciones de sus pacientes en cuanto el dolor que sufren durante la menstruación. "Hay un déficit en el tratamiento a las mujeres cuando tenemos alguna queja de dolor; estudios muestran una disminución en la incidencia de recetas de analgésicos para las mujeres en comparación con los hombres cuando se manifiesta dolor y me parece muy importante que se le crea a la paciente y se haga un estudio objetivo donde no se dé por hecho que por ser mujer, por el tamaño de cuerpo o por la edad, el dolor es normal".

"También es importante que no solo se aniquile el síntoma con analgésicos, pues las pacientes no pueden vivir con fármacos cada menstruación, hay que buscar la causa y para eso se requiere concientización de las diferentes patologías que podrían llevar a la dismenorrea; hay que ser acuciosos en las diferentes posibilidades de diagnóstico sin sesgo de ningún tipo", puntualizó la Dra. Robles.

Otro factor que incide en la alta prevalencia de dismenorrea es el fenómeno de normalización del dolor menstrual en la sociedad, lo que se refleja en el bajo porcentaje de mujeres con dismenorrea que buscan atención médica aún si los síntomas son graves e incapacitantes. También conlleva a la utilización de remedios caseros y automedicación, lo que puede ser erróneo.

La Dra. Robles manifestó que es importante la perspectiva feminista o al menos de género en la formación de personal médico: "Si hay enfoque feminista en la formación es más fácil visibilizar y centrarse en la mujer cuando se le atiende un aspecto de salud, no solo la dismenorrea. El hecho de que haya fuentes adecuadas de información dando la perspectiva correcta podría enriquecer los conocimientos médicos a los que podrá acceder la paciente".

Este estudio no recibió ninguna subvención específica de entidades financieras de los sectores público, comercial o sin ánimo de lucro. La Dra. Robles ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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