ENTREVISTA

Tuberculosis: cómo la "enfermedad estética" cambió la historia del mundo

Marc Fröhling; Sebastian Schmidt

Conflictos de interés

6 de octubre de 2022

En esta entrevista el Dr. Ronald D. Gerste examina la historia accidentada de la tuberculosis, la "enfermedad estética" prácticamente olvidada en los tiempos del coronavirus, pero todavía una de las enfermedades infecciosas más mortíferas del mundo. Informa sobre hallazgos destacados y fracasos catastróficos en el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad desde la Edad Media hasta la actualidad.

Dr. Ronald D. Gerste

El Dr. Ronald. D. Gerste, que nació en 1957, es médico e historiador. Desde su época de estudiante, le ha fascinado la importancia de los factores médicos en el transcurso de la historia. El Dr. Gerste ha vivido durante muchos años como corresponsal y autor de libros en Washington D. C., Estados Unidos, donde escribe principalmente para Neue Zürcher Zeitung y otras revistas científicas.

Con distintos nombres, la tuberculosis ha acompañado a la humanidad durante miles de años. Uno de ellos es la "enfermedad estética", ya que provocaba la pérdida de peso y la palidez en los pacientes más jóvenes, frecuentemente afectados, que se consideraba el ideal de belleza en la época victoriana. Muchas celebridades sufrieron la enfermedad, entre ellas poetas y artistas como Schiller, Lord Byron y la familia Brontë. A principios de los años 90, la enfermedad podría haber cambiado la historia del mundo porque Nelson Mandela cayó enfermo antes de las negociaciones que fueron tan importantes para el fin del apartheid en Sudáfrica.

Todavía hoy, la comunidad mundial no está encaminada hacia sus objetivos autoimpuestos de contener la enfermedad infecciosa, como informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Día Mundial de la Tuberculosis, a finales de marzo. Los niños y los adolescentes, en particular, son las principales víctimas: solo en 2020, 1,1 millones de niños y adolescentes menores de 15 años se infectaron con tuberculosis y 226.000 murieron por esta causa, según la OMS.

Medscape: Nelson Mandela contrajo tuberculosis durante su encarcelamiento. ¿Cómo se manifestó la enfermedad en quien sería Premio Nobel de la Paz y qué se sabe del tratamiento?

Dr. Ronald D. Gerste: Nelson Mandela contrajo tuberculosis en 1988; en ese momento tenía 70 años y llevaba 26 años en prisión. Desarrolló los síntomas clásicos de la enfermedad: tos con sangre, fatiga creciente y pérdida de peso. Se le trató con medicamentos y se le drenó líquido de los pulmones después de que los médicos sospecharan inicialmente de una infección vírica, pero posteriormente se demostró que se trataba de tuberculosis. Mandela fue hospitalizado durante seis semanas en el Hospital Tygerberg de Ciudad del Cabo, el segundo hospital más grande de Sudáfrica. El tratamiento funcionó bien, pero los pulmones de Mandela siguieron dañados. Posteriormente, fue susceptible de padecer neumonía y fue hospitalizado a causa de eso en 2012 y 2013.

Mandela tuvo la suerte de que el tratamiento le funcionara. Unos años más tarde, se desarrollaron las primeras cepas de patógenos resistentes a los antibióticos. ¿Cómo reaccionó la investigación médica ante este hecho?

La aparición de cepas multirresistentes del patógeno llevó a la Organización Mundial de la Salud a declarar una "emergencia sanitaria mundial" en 1993. Tres años después, se declaró el Día Mundial de la Tuberculosis para concienciar sobre la amenaza que supone esta enfermedad, conocida desde la antigüedad. Se celebra siempre el 24 de marzo, día en que Robert Koch pronunció su famosa conferencia en Berlín anunciando el descubrimiento del patógeno Mycobacterium tuberculosis.

La investigación médica ha introducido nuevos fármacos en el tratamiento de la tuberculosis, como bedaquilina y delamanid, pero el tratamiento de la tuberculosis multirresistente sigue siendo un reto mundial y ha hecho disminuir las esperanzas de erradicarla como la viruela hace unos 40 años. En la actualidad, solo 56% de los pacientes con tuberculosis multirresistente de todo el mundo son tratados con éxito.

El patógeno de la tuberculosis fue descubierto por el mencionado Robert Koch. ¿Cómo fue el descubrimiento?

Dr. Robert Koch

Junto al cólera, la tuberculosis fue la gran epidemia del siglo XIX, por lo que para un aspirante a investigador como Robert Koch, que se había hecho un nombre al descubrir el patógeno del ántrax en 1876, no había otro objetivo más gratificante que encontrar el desencadenante de esta enfermedad infecciosa, la cual se cobró la vida de celebridades como Kafka, Dostoievski y Schiller, además de numerosas personas que hoy no tienen nombre. Koch trabajó con sus cultivos durante varios años; un adelanto fue el método de tinción con azul de metileno desarrollado por el joven Paul Ehrlich, al que Koch añadió un segundo colorante de color marrón. Tras numerosos experimentos, se pudieron reconocer al microscopio varillas ligeramente curvadas en el material tuberculoso.

En la noche del 24 de marzo de 1882, Koch ofreció una conferencia en el Instituto de Fisiología de Berlín con el título Aetiología de la tuberculosis, que no parecía muy impactante en las invitaciones. Se esperaba una o dos docenas de participantes, pero vinieron más de cien; muchos oyentes tuvieron que conformarse con estar de pie detrás de las filas de sillas de la sala de conferencias. Tras una conferencia bastante árida (Koch no era un gran retórico ni un autopromotor), presentó sus resultados al público.

Sus asistentes habían instalado una serie de microscopios en la sala de conferencias, a través de los cuales todos podían echar un vistazo a este enemigo de la humanidad: el bacilo de la tuberculosis. Cuando Koch terminó su presentación, se hizo el silencio en la sala. No hubo un arrebato de aplausos: el público era demasiado consciente de que había sido testigo de una jornada histórica. Paul Ehrlich dijo más tarde que esa noche había sido la experiencia científica más importante de su vida. En las semanas siguientes, los periódicos convirtieron a Robert Koch en un héroe nacional y el káiser lo nombró consejero privado. El médico rural de Pomerania era ahora la figura de la ciencia en el joven imperio alemán.

Poco después de su descubrimiento, Koch anunció una vacuna contra la tuberculosis con la sustancia activa tuberculina. ¿Fue capaz de convencer con eso también?

No, ese fue el gran fracaso, casi el desastre de una notable carrera científica. La preparación de bacilos tuberculosos atenuados con agua y glicerina no solo no evitó en absoluto la infección, sino que resultó mortal para numerosos usuarios. Pero la tuberculina ha sobrevivido en una forma modificada: mediante una erupción cutánea característica que indica que una persona sometida a la prueba ya ha tenido contacto con la micobacteria.

¿Cómo han avanzado las posibilidades de diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad desde la época de Robert Koch?

Se ha logrado un avance muy decisivo en materia de diagnóstico. Con el descubrimiento, más bien accidental, de los rayos que pronto fueron bautizados con su nombre por Wilhelm Conrad Röntgen en los últimos días de 1895, fue posible hacer visibles de forma imprevista los cambios en los pulmones causados por la tuberculosis en pacientes vivos; los exámenes en serie para detectar la tuberculosis con el "Röntgen" fueron la consecuencia lógica. Con pocos años de diferencia, ambos recibieron los premios Nobel, que en aquella época aún eran una novedad: Röntgen en 1901 para la física, Koch en 1905 para la medicina y la fisiología.

Los medicamentos eficaces eran prácticamente inexistentes a finales del siglo XIX, pero para quienes podían permitírselos se abría todo un nuevo mundo de (esperada o supuesta) curación de la "tisis": el sanatorio, situado en lo alto de las montañas, rodeado de "aire puro". El más famoso de estos balnearios climáticos es probablemente Davos. No es una falta de respeto a la Confederación Helvética, a la que tengo en alta estima, señalar que Suiza debe su alto estatus como destino turístico y, por tanto, su prosperidad en parte a la tuberculosis.

Pacientes en un sanatorio en Oregón, Estados Unidos/Fuente: Oregon Health & Science University

La situación era muy diferente en épocas anteriores. Hasta hace 250 años, las esperanzas de muchos enfermos descansaban en el procedimiento curativo de aspecto medieval del "toque real". ¿De qué se trata?

En la Edad Media surgió un "método de curación" con el que esperaban salvarse no solo los leprosos y otros enfermos graves, sino también los tísicos: el "toque real", descrito por primera vez por el rey franco Clodoveo en el año 496. Esta ceremonia, llamada Royal Touch en inglés, se basaba en la idea de que el rey o la reina, ungidos por Dios, podían mejorar o incluso curar el estado de un enfermo tocándolo brevemente.

El rey Carlos II curando a través del toque real

Con el paso de la Edad Media a la primera época moderna, este acto, en el que a menudo se reunían miles de personas frente a la residencia del gobernante, se practicaba a gran escala. Los enfermos pasaban junto al ungido como si fuera una procesión y se dejaban tocar brevemente por él. Los ciertamente escasos "éxitos" fueron, por supuesto, aprovechados por la propaganda real para proclamar las bendiciones que el reinado del rey o la reina significaba para el país. En aquellos que, sin embargo, fueron víctimas de la tuberculosis o de alguna otra aflicción, descendió el silencio de los cronistas.

Según los recuentos contemporáneos, Carlos II de Inglaterra, que reinó de 1660 a 1685 en el curso de la Restauración tras la Guerra Civil inglesa, tocó a 92.102 enfermos en el curso de este periodo. El récord de actuación en un solo día lo tiene probablemente Luis XVI de Francia, de quien se dice que tocó a un total de 2.400 enfermos el 14 de junio de 1775. Es posible que algunos de ellos estuvieran de pie y vitorearan en la multitud de París 18 años después mientras el rey subía los escalones hacia la guillotina.

Otro invento asociado al diagnóstico de la tuberculosis es el estetoscopio. ¿Cómo surgió?

Un joven médico llamado René-Théophile-Hyacinthe Laënnec ya había experimentado la importancia del diagnóstico de la tuberculosis en sus años de estudiante: su maestro en París fue Xavier Bichat, considerado el fundador de la histología y que murió de tuberculosis con solo 30 años en el segundo año de Laënnec. Laënnec era partidario de la auscultación y se ayudó de una paciente con gran sobrepeso enrollando una hoja de papel y colocándola sobre el tórax de la mujer para escuchar sus latidos. Desarrolló la idea aún más y construyó un tubo de madera hueco con un auricular de metal. En 1818, presentó el aparato en la reunión de la Academia de Ciencias de París, lo llamó estetoscopio. Utilizó su nuevo instrumento principalmente para auscultar los pulmones de los pacientes que padecían tuberculosis y distinguió los sonidos de las cavidades tuberculosas de los de otras enfermedades pulmonares como la neumonía y el enfisema.

De vuelta al presente: la OMS quiere erradicar la tuberculosis de una vez por todas. ¿Cuáles son las esperanzas y los temores en la lucha contra la enfermedad?

Sin duda, en la actualidad estamos experimentando un retroceso en estos esfuerzos y eso no solo se debe a los patógenos multirresistentes. En particular en los países de ingresos más bajos, especialmente afectados por la tuberculosis, los programas de tratamiento y detección se han visto interrumpidos por las medidas de bloqueo dirigidas contra la COVID-19. La OMS sospecha que, en el primer año de pandemia, 2020, alrededor de medio millón de personas más podrían haber muerto de tuberculosis porque nunca recibieron un diagnóstico.

Este contenido fue originalmente publicado en Coliquio, parte de la Red Profesional de Medscape.

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