10 puntos de la adaptación española de las guías de práctica clínica de European Society of Cardiology de 2021

Carmen Espinosa

Conflictos de interés

5 de agosto de 2022

Con el objetivo de reducir la contingencia atribuible a los factores de riesgo cardiovascular en España, las diferentes sociedades médicas, integradas en el Comité Español Interdisciplinar de Prevención Vascular (CEIPV), han elaborado un documento de consenso, en el que adaptan las nuevas guías de European Society of Cardiology de 2021 a la práctica clínica.[1]

Estas guías, que sustituyen a las de 2016 con una actualización de 2020 y que han sido elaboradas por trece sociedades científica europeas, son más complejas que las anteriores, ya que se centran en un abordaje individual de la prevención cardiovascular para adaptarse a la diversidad fenotípica de los pacientes atendidos en la práctica clínica, focalizándose además en la estrategia poblacional y la salud pública.

A continuación un resumen de las principales novedades de estas guías realizado por el Dr. Antonio Miguel Hernández Martínez, representante de la Sociedad Española de Diabetes en el CEIPV y también coautor de estas guías.

  1. Se apuesta por el abordaje del riesgo cardiovascular individual. Para ello, se requiere hacer el cálculo del riesgo cardiovascular de forma sistemática en los adultos. Se indica que hay que alcanzar objetivos de forma escalonada, salvo en los casos de alto o muy alto riesgo en los que se debe intensificar de entrada valorando siempre el riesgo, el beneficio del tratamiento, las comorbilidades, la fragilidad o las preferencias del paciente.

  2. Se emplean por primera vez herramientas para el cálculo del riesgo cardiovascular como son el Systematic Coronary Risk Evaluation-2 (SCORE 2) y el Systematic Coronary Risk Evaluation-2 Old Person (SCORE OP), calibrados para cuatro regiones de Europa según las tasas de mortalidad vascular. España está incluida entre los países de bajo riesgo.

  3. Se marcan umbrales de riesgo cardiovascular en función de la edad, dividiendo a la población en < 50 años, 50 a 69 años y > 70 años.

  4. Se aconseja el uso de algoritmos de riesgo cardiovascular según sean personas (aparentemente) sanas, con diabetes o con enfermedad cardiovascular activa.

  5. Se establecen estrategias de prevención del riesgo cardiovascular para la población.

  6. Se recomienda calcular sistemáticamente el riesgo cardiovascular en todas las personas con algún factor de riesgo cardiovascular e incluso en adultos varones de más de 40 años o mujeres de más de 50 años.

  7. También se aconseja "evaluar cada cinco años este riesgo cardiovascular, evitando la falsa seguridad que da el que estés etiquetado ʹde bajo riesgoʹ por la edad o por no presentar un factor de riesgo cardiovascular", añadió el Dr. Hernández.

  8. Se indica que se deben alcanzar los objetivos óptimos que se marcan para cada uno de estos factores de riesgo cardiovasculares, lo antes posible.

  9. Otra de las novedades son las nuevas directrices para tratar el riesgo relacionado con la enfermedad renal crónica. En este sentido, el especialista destaca que se definen y categorizan en función del filtrado glomerular y la excreción de albúmina. "En las frecuentes categorías de alto y muy alto riesgo por esta enfermedad renal crónica, los objetivos (de tensión arterial, colesterol de lipoproteínas de baja densidad [LDL]…) han de ser estrictos". También se incluyen en el tratamiento con los inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2), también conocidos como gliflozinas, que están indicados en diabetes mellitus tipo 2 para mejorar el control glucémico, han demostrado además un claro efecto nefroprotector.

  10. Se considera fundamental la promoción de estilos de vida saludables en toda la población. En el concepto de vida saludable se incluyen recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de las estrategias del Ministerio de Sanidad para la actividad física y la alimentación saludable. Se recomienda realizar actividad física moderada de 150 a 300 minutos a la semana (o la mitad si es vigorosa), además de hacer dos días una actividad de fortalecimiento muscular, masa ósea o flexibilidad, junto a una reducción de los periodos de sedentarismo. Se aconseja buscar espacios ambientalmente saludables, por lo que se pide a las autoridades competentes la puesta en marcha de medidas urbanísticas que fomenten la movilidad en un entorno saludable.

En cuanto a la alimentación, se apuesta por la sostenibilidad, y se recomienda tomar productos frescos de temporada y proximidad, incluyendo abundante frutas y verduras, pescado, legumbres y evitando carnes rojas y alimentos procesados. También se indica limitar el consumo de alcohol y "por supuesto, no tener hábito tabáquico", señaló el Dr. Hernández.

Las nuevas guías europeas también establecen diferentes umbrales de riesgo dependiendo de la edad con el objetivo de mejorar el habitual infratratamiento que suele haber en jóvenes. Como explicó el Dr. Hernández, "hay una cantidad considerable de eventos cardiovasculares en pacientes considerados de bajo riesgo. Con estos umbrales se evitaría el que estén fuera del foco y, por tanto, infratratados. De igual forma se evitaría un ʹexcesoʹ de carga de riesgo que se atribuye a las personas de edad y que lleva a veces al fenómeno contrario de sobretratamiento".

Este contenido fue originalmente publicado en Univadis, parte de la Red Profesional de Medscape.

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