El desarrollo de COVID-19 al final del embarazo se vincula con un riesgo siete veces mayor de parto prematuro

Will Pass

Conflictos de interés

27 de julio de 2022

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Las mujeres embarazadas que se infectan con el SARS-CoV-2 en su tercer trimestre tienen casi tres veces más probabilidades de tener un parto prematuro, mientras que la infección después de las 34 semanas de gestación aumenta este riesgo siete veces, según el estudio de cohortes poblacional equiparado más grande publicado hasta la fecha.[1]

Estos hallazgos respaldan estudios anteriores, lo que subraya la necesidad de que las mujeres embarazadas y sus familias tomen medidas preventivas contra la infección, informaron la autora principal Noga Fallach, epidemióloga del Kahn Sagol Maccabi Research and Innovation Institute en Tel Aviv, Israel, y sus colaboradores.

Investigaciones anteriores sugirieron que la COVID-19 puede causar bajo peso al nacer y parto prematuro en mujeres embarazadas, pero esos estudios no informaron los resultados de cada trimestre, escribieron los investigadores en PLoS ONE, y señalaron que "el momento de la infección viral durante el desarrollo fetal puede afectar el nacimiento y otros resultados de salud".[1]

Para abordar esta brecha de conocimiento, los investigadores revisaron los datos de 2.703 mujeres embarazadas en Israel que dieron positivo al SARS-CoV-2 desde el 21 de febrero de 2020 hasta el 2 de julio de 2021. Los resultados del embarazo en estas mujeres se compararon con los resultados en un número igual de mujeres embarazadas sin antecedente de infección. No se informó el estado de vacunación.

La comparación de los dos grupos mostró que desarrollar COVID-19 en el tercer trimestre estaba relacionado con casi el triple de riesgo de parto prematuro (odds ratio [OR]: 2,76; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,63 a 4,67) y más del cuádruple de riesgo si los síntomas de la COVID-19 estaban presentes (OR: 4,28; IC 95%: 1,94 a 9,41). Las mujeres que dieron positivo para SARS-CoV-2 después de las 34 semanas de gestación tenían siete veces más probabilidades que las mujeres no infectadas de tener un parto prematuro (OR: 7,10; IC 95%: 2,44 a 20,61).

Las mujeres embarazadas que desarrollaron COVID-19 en los dos primeros trimestres no tenían una probabilidad significativamente mayor de tener un parto prematuro. La infección no se asoció con tasas de natalidad anormalmente bajas o pérdidas gestacionales en ningún trimestre.

La Dra. Tal Patalon, coautora y directora del Kahn Sagol Maccabi Research and Innovation Institute, se centró en estos hallazgos más optimistas en una entrevista.

"Los resultados son alentadores y tranquilizadores de que la infección por SARS-CoV-2 durante el embarazo no está asociada con ningún tipo de pérdida gestacional", apuntó la Dra. Patalon.

También señaló que las mujeres del estudio estaban infectadas con variantes del SARS-CoV-2 que ya no son comunes.

"Debe recordarse que el grupo de investigación probó las variantes predelta del SARS-CoV-2 y no se refiere a la variante dominante hoy, que es ómicron", recalcó la Dra. Patalon.

Aún así, los investigadores concluyeron que los "resultados subrayan la importancia de las medidas preventivas tomadas contra la infección por SARS-CoV-2 entre las mujeres embarazadas y sus familias".

La Dra. Sonja A. Rasmussen, de la University of Florida (UF), en Gainesville, Estados Unidos, dijo que el problema con las variantes desactualizadas en la investigación publicada ha sido uno de los "verdaderos desafíos" en el estudio de la pandemia de la COVID-19 en constante evolución; sin embargo, no es razón suficiente para descartar este estudio.

"Creo que en este punto, debemos asumir que también se aplica a ómicron", observó la Dra. Rasmussen, y señaló que también se ha demostrado que otros virus respiratorios, como la influenza, aumentan el riesgo de parto prematuro cuando se contrae al final del embarazo.

Si bien los presentes hallazgos resaltan el riesgo de infección en el tercer trimestre, la Dra. Rasmussen aconsejó a las mujeres en todas las etapas del embarazo que se protejan contra la COVID-19, basándose en el conocimiento de que la enfermedad en una madre puede afectar el crecimiento y desarrollo normal del feto, incluso si no conduce a un parto prematuro.

"Una madre que se enferma durante el embarazo no es buena para el lactante", expresó la Dra. Rasmussen. "El lactante realmente depende de la madre. Por lo tanto, se desea que este tenga una buena nutrición durante todo el embarazo, es tan importante antes como después. Y se desea que el lactante obtenga una buena oxigenación sin importar en qué momento [del embarazo]. Sé que la gente quiere un pequeño descanso [de las medidas preventivas], pero quisiera enfatizar que si está embarazada, hacemos todo tipo de cosas durante el embarazo para asegurarnos de que nuestros bebés estén seguros y saludables, y se deben continuar las medidas durante todo el embarazo".

Específicamente, la Dra. Rasmussen aconsejó el distanciamiento social, el uso de una mascarilla N95 y la vacunación. Vacunarse durante el embarazo ayuda a los recién nacidos a combatir las infecciones hasta los 6 meses de edad, añadió, cuando se vuelven elegibles para la vacunación. Este beneficio adicional se informó recientemente en un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, para el cual la Dra. Rasmussen coescribió un editorial.[2,3]

"Se han aprobado vacunas para lactantes de 6 meses o más", recordó la Dra. Rasmussen. "Pero, ¿qué haces en esos primeros seis meses de vida? Ese es un momento de alto riesgo para los lactantes".

A pesar de esto, convencer a las mujeres embarazadas de que se vacunen sigue siendo un desafío clave para los proveedores de atención médica, según la Dra. Rasmussen, incluso con una gran cantidad de datos de seguridad. "Al principio [en la pandemia], dijimos que no sabíamos mucho sobre los riesgos. Sabíamos que otras vacunas eran seguras durante el embarazo, pero no teníamos mucha información sobre una vacuna contra la COVID-19. Pero ahora tenemos muchos datos sobre la seguridad durante el embarazo y estas vacunas parecen ser completamente seguras, según la información que tenemos. Ha habido muchas, muchas mujeres embarazadas vacunadas en los Estados Unidos y en otros países".

Para las madres embarazadas renuentes, la Dra. Rasmussen ofreció algunos consejos: "Sé que se preocupan por cualquier cosa que hagan cuando están embarazadas, pero esto es algo que se puede hacer para ayudar al lactante, ahora, para que sea menos probable un parto prematuro" y, más tarde, después de que nazca el bebé.

"Lo más importante es que la embarazada escuche esta [recomendación de vacuna] de su médico. Si van a escuchar a alguien, van a escuchar a su médico. Eso es lo que han demostrado los datos durante mucho tiempo", concluyó la Dra. Rasmussen.

Los investigadores y la Dra. Rasmussen han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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