
Dra. Beatriz Lemus Rodríguez
A los tres años de edad la Dra. Beatriz Lemus Rodríguez, originaria de Coro, Venezuela, fue diagnosticada con autismo moderado y mutismo selectivo; los médicos dijeron a sus padres que estaría confinada a su hogar y no había muchas posibilidades de que se desarrollara profesional o artísticamente… un pronóstico erróneo.
Bea, como le llaman de cariño, es la menor de cuatro hermanos, su padre es pediatra y su madre maestra y en ellos encontró la inspiración para ir y destacar en sus más grandes pasiones: la medicina y la música.
Su vida se divide entre la especialidad en medicina física y rehabilitación de la que recién egreso laborando diariamente en el Hospital Militar de Caracas, después las clases de piano que ofrece a niños y en dar conciertos acompañada de la Orquesta Sinfónica de Falcón, porque si de algo está segura es de que ser médica y pianista no son pasatiempos, sino responsabilidades profesionales en las que quiere mejorar cada día.

Figura 1. La Dra. Beatriz Lemus durante su graduación de la especialidad.
"Mis días son rutinarios, necesito orden y estructuras, eso me ayuda a entender ambos artes porque para mí, la música y la medicina son arte. La música es magia, el lugar donde caben todos mis sueños y la medicina es ese sitio que me permite mostrar lo que sé para ayudar a los demás", compartió con Medscape en español.
Ignorancia, su mayor obstáculo
Después del diagnóstico los padres de la Dra. Lemus rechazaron que su hija estuviera destinada a vivir en el encierro por lo que para que empezara a comunicarse, su madre hizo un libro con pictogramas en el que incluyó actividades, situaciones, personas y emociones más la palabra de cada dibujo, así Bea elegía lo que quería expresar.
También le enseñó a leer y escribir; la ahora especialista en fisiatría tomaba un gis y escribía en un pizarrón para expresarse, lo que años más tarde sustituyó por una tableta electrónica.
A la par de su diagnóstico Bea descubrió su amor por el piano. Un día caminó al instrumento que descansaba en su casa y empezó a tocar, nadie le enseñó.
En la música la especialista encontró la forma de comunicarse, de expresar sus sentimientos sin necesidad de escribir, así como la disciplina que se requería para conseguir algo, misma que le ayudó a no darse por vencida cuando eligió seguir los pasos de su padre y adentrarse en el mundo de la medicina.

Figura 2. La Dra. Beatriz Lemus en brazos de su padre, quien también es doctor y ha sido una inspiración para dedicarse a la medicina.
Admira a la pianista argentina Martha Argerich, la seguridad que transmite al salir al escenario y le impresiona la habilidad técnica de la pianista Yuja Wang, una de las mejores del mundo, pero afirmó que no desea ser como ellas, prefiere su forma de tocar porque es cómo transmite lo que siente al mundo.
De su infancia recuerda poco; debido al autismo fue una niña muy solitaria, a la que constantemente le hacían bullying, también debía lidiar con trastornos sensoriales que hacen que su vida sea "una cajita de tortura", porque tiene hipersensibilidad a muchas cosas, entre ellas al sonido y con la frustración por no poder comunicarse con fluidez.
A pesar de ello atesora momentos, como los viajes a Mochima para visitar a su abuelo paterno, que vivía frente a un muelle y las noches estrelladas le parecían lo más "fantástico", se sentaba a su lado a ver las estrellas y a escuchar las olas del mar.
Disfrutaba el cariño y la empatía de su abuelo, anhelaba vivir en un mundo en el que no la excluyeran por no ser igual a los demás; hoy sabe que ese es uno de los más grandes retos que seguirá sorteando a lo largo de su vida.
"Lo más difícil es enfrentarse a esta sociedad que nada sabe de autismo, que todo critica, juzga, que complican la existencia, te discriminan y excluyen. La ignorancia es incómoda, pero he aprendido que no tengo límites, a lo mejor es más difícil, pero eso no significa que no pueda obtener logros", señaló.
Concientizar sobre autismo desde la música
Cuando Bea miraba a su padre entrar a casa todavía portando su bata blanca, soñaba con convertirse en médica. "Mi padre fue mi inspiración, mi modelo, quería ser como él". Sabía que no sería fácil, pero decidió asumir el reto de estudiar medicina.
Al entrar a la Facultad de Medicina en la Universidad Experimental Francisco de Miranda, el acoso, el bullying y la incomprensión de compañeros y profesores se sumó a los retos de aprender cosas nuevas, de leer y estudiar más que nunca, pero la academia no era una dificultad, la discriminación sí.
"Fue difícil, abrumador y muchas veces sentí que no podía, que debía desistir, pero mi padre hasta el sol de hoy ha sido mi apoyo incondicional. Además creo que soy muy 'terca' y me encanta llevar la contraria. Mis psicólogos y psicopedagogos decían que no podía estudiar medicina, que no tenía la capacidad para hacerlo y más me empeñé", refirió.
Al egresar de la carrera de medicina trató de ingresar a pediatría, pero se inclinó por medicina física y rehabilitación, pues de esa forma podría ayudar a personas que están en busca de "una segunda oportunidad" para poder mejorar su calidad de vida.

Figura 3. La Dra. Lemus quería especializarse en pediatría, como su padre, pero ante la falta de opciones en su país y la discriminación por vivir con autismo, optó por Medicina Física y Rehabilitación.
Aun así, comentarios como: "No lo lograrás", "Dedícate a otra cosa", "Deberías quedarte en casa", no faltaron en su residencia médica, pero en el Servicio de Rehabilitación del Hospital Militar de Caracas también conoció a la Dra. Miriam Chacón, quien le "cambió la vida", no solo por su trato sin distinción, sino porque en lugar de ver sus dificultades, destacó lo capaz que es.
Convencida de que la discriminación y la ignorancia son las barreras más grandes que debe derribar, Bea se sintió honrada cuando la invitaron a participar en un concierto junto a la Orquesta Filarmónica Nacional de Venezuela para hacer conciencia sobre el autismo.
Tocando el Concierto para Piano No. 2 de Rachmaninov, que además es una de sus piezas favoritas, ante cientos de espectadores, fue que la médica fisiatra entendió que la música no solo era su forma de comunicarse, sino de compaginar sus más grandes pasiones y mostrar al mundo lo capaces que son las personas con autismo.

Figura 4. Aspecto general de un concierto realizado el 9 de abril de 2022 a fin de concientizar a la sociedad sobre el autismo.
"Con la música me siento libre de expresar lo que siento y quiero. Tengo una conexión que para muchas personas es única con mi instrumento. No puedo entablar una conversación porque cuando escribo lo que quiero decir, la charla ya avanzó, pero con la música es distinto, la gente se sorprende, me entiende. Y si yo puedo hacerlo, todos los que viven con autismo o cualquier otra condición deben saber que son capaces de lo que quieran, que los sueños sí se cumplen".
A sus 37 años la Dra. Lemus no deja de soñar, de componer música en sus ratos libres, de jugar con legos y de prepararse para ejercer mejor la medicina, de la que asegura le queda un largo trayecto por recorrer. "Hay que trazarnos metas siempre, trabajar para hacer cosas grandiosas, para eso estamos aquí seguiré trabajando por ser la mejor médica fisiatra y una pianista reconocida", concluyó.
La Dra. Lemus ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITO
Imagen principal: Medscape Illustration
Figuras 1-4: Dra. Beatriz Lemus
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Citar este artículo: A través de la música la Dra. Beatriz Lemus busca concientizar sobre el autismo - Medscape - 22 de jul de 2022.
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