La vacuna contra el herpes zóster no parece aumentar brotes en pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas

Louise Gagnon

Conflictos de interés

15 de julio de 2022

Una investigación retrospectiva, en la que se utilizan datos de reclamaciones médicas, no demostró un riesgo elevado de brotes de la enfermedad en pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas que recibieron la vacuna recombinante contra el herpes zóster.[1]

Los autores del estudio, publicado en Arthritis & Rheumatology, señalaron que las personas con enfermedades inflamatorias inmunomediadas tienen más riesgo de presentar herpes zóster y complicaciones relacionadas, incluida la neuralgia posherpética, y que el American College of Rheumatology y otras organizaciones profesionales han recomendado la vacunación para ciertos grupos de pacientes con artritis reumatoide, enfermedad inflamatoria intestinal y psoriasis para personas de edades iguales o mayores a 50 años.

Los investigadores del estudio utilizaron las reclamaciones médicas de IBM MarketScan, que proporcionó datos sobre pacientes de 50 a 64 años, y los datos de Medicare de Centers for Medicare and Medicaid Services sobre pacientes de edades iguales o mayores a 65 años.

Definieron las supuestas reagudizaciones de tres maneras: hospitalización/consultas en el servicio de urgencias por enfermedades inflamatorias inmunomediadas, tratamiento mediante esteroides con un glucocorticoide oral de acción corta o tratamiento con glucocorticoides en inyección parenteral. Los investigadores realizaron un análisis de series de casos autocontrolados para examinar cualquier relación temporal entre la vacuna recombinante contra el herpes zóster y las reagudizaciones de la enfermedad.

De los inscritos con enfermedades inflamatorias inmunomediadas, 14,8% de los 55.654 pacientes de la base de datos de MarketScan y 43,2% de los 160.545 pacientes de la base de datos de Medicare recibieron al menos una dosis de la vacuna recombinante contra el zóster durante 2018-2019. La finalización de la serie de dos dosis dentro de los seis meses fue de 76,6% en el grupo de MarketScan (rango de edad: 50 a 64 años) y de 85,4% en los inscritos en Medicare (rango de edad: 65 años o más). En el análisis de series de casos autocontrolados, 10% y 13% de los pacientes desarrollaron reagudizaciones en el grupo de control en comparación con 9%, y 11% a 12% en el intervalo de riesgo después de una o dos dosis de la vacuna recombinante contra el herpes zóster en los inscritos en MarketScan y Medicare, respectivamente.

Basándose en estos resultados, los investigadores concluyeron que no había un aumento estadísticamente significativo de los brotes posteriores a la administración de recombinante contra el zóster para cualquier enfermedad inflamatoria inmunomediada en pacientes de 50 a 64 años o en pacientes de 65 años o más después de la primera o la segunda dosis.

Dra. Nilanjana Bose

La Dra. Nilanjana Bose, reumatóloga de Lonestar Rheumatology, en Houston, Estados Unidos, quien no participó en el estudio, dijo que la investigación aborda un tema en el que existe inquietud, es decir, la vacunación en pacientes con enfermedades inflamatorias inmunomediadas.

"Siempre que se vacuna a un paciente con una enfermedad autoinmunitaria, sobre todo cuando está tomando un medicamento biológico, hay que preocuparse por el riesgo de que surjan brotes. Cada vez que se manipula el sistema inmunitario, existe el riesgo de que aparezcan brotes", explicó la Dra. Bose.

El estudio sirve de aclaración para el ámbito de la atención primaria, indicó la Dra. Bose. "Muchas veces, la vacuna contra el herpes zóster no es administrada por reumatología sino por atención primaria o a través de la farmacia (en Estados Unidos). Este estudio tranquiliza a los médicos de atención primaria".

Los resultados del estudio reflejan que la mayoría de las vacunas recombinantes contra el herpes zóster se administraron en farmacias.

Uno de los puntos débiles del estudio es que los investigadores no incluyeron a pacientes menores de 50 años, observó la Dra. Bose. "Habría estado bien que se hubieran fijado en pacientes más jóvenes. Intentamos vacunar a todos nuestros pacientes adultos con inmunosupresión, incluso a los más jóvenes, porque también corren el riesgo de contraer herpes zóster".

Dado que cada vez hay más opciones de tratamientos farmacológicos en reumatología que son inmunomoduladores, el tema de la vacunación de los pacientes suele ser objeto de debate, añadió la Dra. Bose.

El Dr. Arthur Kavanaugh, profesor de medicina de la University of California San Diego (UCSD), en La Jolla, Estados Unidos, y director del Center for Innovative Therapy de la Division of Rheumatology, Allergy, and Immunology de la UCSD, declaró que una de las fortalezas del estudio es el gran número de pacientes, pero señaló el inconveniente de utilizar datos de reclamaciones. "La información obtenida de reclamaciones tiene limitaciones inherentes, como la falta de datos muy detallados sobre los pacientes", señaló el Dr. Kavanaugh, quien no participó en el estudio. Describió esta investigación como "realmente la primera evidencia que conozco que aborda esta cuestión".

No se señaló ninguna fuente de financiación. Uno de los autores declaró haber recibido becas de investigación y honorarios de consultoría de parte de Pfizer y GSK por trabajos no relacionados; los demás autores no declararon conflictos de interés. Los doctores Bose y Kavanaugh han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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