COMENTARIO

Breve guía para profesionales sanitarios para definir las relaciones sexuales "de riesgo"

El blog del dermato-venereólogo

Dr. Alejandro Martín-Gorgojo

Conflictos de interés

7 de julio de 2022

Aunque las infecciones venéreas se adquieren durante las relaciones sexuales, no todas se contagian y previenen de la misma forma.

Cuando atendemos a una persona con o en riesgo de infección de transmisión sexual aparece con frecuencia el concepto de "relaciones de riesgo". No obstante, tanto usuarios como profesionales pueden tener conceptos variables de relaciones "de riesgo", por lo que resulta clave definir el riesgo real de las relaciones sexuales.

Cabe recordar que solo existe riesgo de adquirir una infección venérea si alguno de los participantes en la relación sexual tiene una infección que pueda transmitir. Hay factores que influyen en que se produzca la transmisión: los factores propios del microorganismo, que incluyen el tipo de transmisión y su transmisibilidad y los propios del huésped.

En cuanto al tipo de transmisión del microorganismo, algunos se contagian a través de fluidos, mientras que otros lo hacen por contacto:

  • Virus de la inmunodeficiencia humana, Neisseria gonorrhoeae, Chlamydia trachomatis, Mycoplasma genitalium y Trichomonas vaginalis se transmiten por fluidos. Por ello, si se emplea el preservativo desde el inicio hasta el final de la relación sexual la protección será total.

  • Treponema pallidum, virus del papiloma humano, virus del herpes simple, Haemophilus ducreyi, lesiones de molluscum contagiosumescabiosis (sarna) y pediculosis se contagian por contacto. Por esto el preservativo o barrera de látex tendrá una eficacia limitada: protegerá únicamente del contagio en las zonas de piel o mucosa infectadas que cubra.

La transmisibilidad del germen varía: mientras que el gonococo puede tener tasas de transmisión cercanas a 100%, el virus de inmunodeficiencia humana tiene tasas variables, pero bastante menores, dependientes también de otros factores propios de la persona y la relación sexual. En cualquier caso, debe recordarse que una persona que recibe tratamiento con antirretrovirales y mantiene carga viral del virus de inmunodeficiencia humana indetectable no tendrá posibilidad de transmitir este virus (indetectable es igual a intransmisible).[1]

Respecto a los factores propios del huésped, se incluyen:

  • Estado inmunológico e integridad de la barrera cutáneo-mucosa de las personas participantes y uso o no de preservativo.

  • Incidencia de infecciones de transmisión sexual entre la población con la que se tiene contacto sexual (para información más actualizada de las infecciones de transmisión sexual bacterianas de declaración obligatoria en España, consulte la referencia 2).[2]

  • Tipo de práctica sexual realizada y zonas expuestas:

    • En el sexo vaginal y anal pueden transmitirse todas las infecciones venéreas. El uso correcto del preservativo previene las infecciones de transmisión sexual por fluidos.

    • Sexo oral:

      • Pene-boca (felación): pueden transmitirse todas las infecciones de transmisión sexual (tanto a la persona que la realiza como a la que lo recibe). La evidencia actual apunta a que la posibilidad de transmisión del virus de inmunodeficiencia humana con esta práctica es muy baja o prácticamente nula.

      • Vulva-boca (cunnilingus) y ano-boca (anilingus): al no existir penetración pueden transmitirse fundamentalmente infecciones de transmisión sexual por contacto. Hasta hace años no se consideraba que hubiera riesgo de contagio de infecciones transmitidas por fluidos, si bien hay publicaciones recientes que abordan la posibilidad de transmisión de Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae a través de la saliva.[3] En el caso del anilingus, debe contemplarse la posibilidad de transmisión de la hepatitis A en personas no inmunes o no vacunadas.

El uso adecuado del preservativo o barreras de látex pueden disminuir el riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual en estas prácticas.

  • En la masturbación mutua (sin ponerse en contacto los fluidos corporales), las caricias y el contacto piel con piel no implican riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual transmitidas por fluidos, aunque pueden transmitirse aquellas que lo hacen por contacto si se encuentran en las zonas expuestas.

En conclusión, para definir una relación sexual "de riesgo" en sentido estricto deben concurrir tres circunstancias:

  1. Incidencia de aparición de infecciones de transmisión sexual en la zona geográfica y población con la que se tienen relaciones sexuales, que condicionará la posibilidad de que haya presencia de una infección en al menos una de las personas involucradas en la relación sexual.

  2. Modo de transmisión sexual del germen y su capacidad de transmitirse.

  3. Zona corporal expuesta durante la relación sexual y uso o no de preservativo o de medios preventivos adicionales.

Teniendo en cuenta estas enfermedades y haciendo un abordaje individualizado podremos dar mejor atención y consejo a los pacientes que nos consulten.

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