Un amplio estudio que muestra un mayor riesgo de cáncer de piel no melanoma en pacientes pediátricos que recibieron un trasplante de órgano sólido puso de relieve la necesidad de una educación temprana sobre la reducción del riesgo y de más investigación para determinar el momento óptimo para el cribado, afirmaron un investigador y dos dermatólogos con experiencia en problemas de la piel relacionados con los trasplantes.[1]
El aumento de la incidencia del cáncer de piel no melanoma en los receptores de trasplantes pediátricos es "realmente alto, por lo que en definitiva sabemos que existe un riesgo", al igual que para los receptores adultos de trasplantes de órganos sólidos, señaló la Dra. Cathryn Sibbald, M. Sc., dermatóloga en el Hospital for Sick Children de Toronto y coautora de una carta de investigación publicada en junio en JAMA Dermatology.[1]
Para su estudio, la Dra. Sibbald y sus coinvestigadores recurrieron a la base de datos del plan de seguro médico de Ontario, que cubre la atención médica de los ciudadanos canadienses y los residentes cualificados en dicha provincia. Identificaron a 951 pacientes menores de 18 años que recibieron un trasplante de órgano sólido entre 1991 y 2004 en un hospital de Ontario.
A continuación, utilizaron un algoritmo validado basado en las reclamaciones del seguro médico para identificar los diagnósticos de cáncer de piel no melanoma de los receptores de trasplantes y de más de 5 millones de controles de la misma edad. El cáncer de piel no melanoma, que incluye el carcinoma de células escamosas y el carcinoma de células basales, es el cáncer de piel más frecuente en personas que han recibido un trasplante de órgano sólido.
Se notificaron 15 casos de cáncer de piel no melanoma tras el trasplante (10 pacientes, 1,1%) a una media de 13,1 años después de la cirugía, y ninguno en los primeros 4 años. La media de edad en el momento del trasplante fue de 7,8 años, y la media de edad en el momento del diagnóstico del cáncer de piel no melanoma fue de 25,2 años. Los trasplantes de riñón fueron los más frecuentes (42,1% de los trasplantes). La mayoría de los receptores (ocho pacientes) que desarrollaron cáncer de piel no melanoma había recibido un trasplante renal, y la mayoría de ellos tenían un injerto funcional cuando se les diagnosticó el carcinoma.
Los investigadores descubrieron una mayor incidencia del cáncer de piel no melanoma en comparación con la de la población general (tasa de incidencia estandarizada: 9,09; intervalo de confianza [IC] de 95%: 5,48 a 15,08). Además, el riesgo de padecer este tipo de cáncer aumentaba con el tiempo transcurrido a partir del trasplante, con hazard ratios ajustados de 3,63 (IC 95%: 0,51 a 25,77) para un lapso de 1 a 5 años, 5,14 (IC 95%: 1,28 a 20,55) para 5 a 10 años, y 4,80 (IC 95%: 2,29 a 10,08) para 10 años o más, en comparación con la población de control.
Hace varios años, otro equipo de investigación llevó a cabo un estudio de cohorte similar, basado en la población de adultos receptores de trasplantes en Ontario y encontró en los receptores de trasplantes un riesgo de cáncer de piel no melanoma 6,6 veces mayor que en la población general.[2]
Protección solar y cribado de cáncer de piel
Al comentar el estudio, la Dra. Sarah Arron, dermatóloga del área de la Bahía de San Francisco y expresidenta inmediata de la International Immunosuppression and Transplant Skin Cancer Collaborative, dijo sentirse "tranquila" por el hecho de que los pacientes jóvenes sometidos a trasplantes tienden a no desarrollar el cáncer de piel hasta la edad adulta.
Un "gran estudio como este es importante porque la tasa global de cáncer de piel no melanoma es baja en este grupo de edad", señaló.
Los resultados "indican que podemos centrar nuestros esfuerzos en la prevención durante la infancia, con protección solar y educación sobre el cáncer de piel", dijo. "Luego, cuando estos pacientes lleguen a la edad adulta, podemos empezar a realizar exámenes de la piel. Por supuesto, cualquier paciente pediátrico con una lesión cutánea o un lunar que preocupe a sus padres o al equipo de trasplantes debe remitirse a dermatología para su evaluación".
Los receptores de trasplantes pediátricos y sus padres son los más interesados en informarse sobre la prevención del cáncer de piel antes o inmediatamente después del trasplante, según una encuesta realizada por otros investigadores.[3]
Se necesitan estudios de intervención
El aumento del riesgo de cáncer de piel no melanoma probablemente se deriva en gran medida de la inmunosupresión, observó la Dra. Sibbald en una entrevista. "Sabemos que este es el caso en la población de mayor edad y es probable que también esto ocurra en la población más joven, pues es uno de los principales factores determinantes", indicó.
A continuación, debería investigarse para analizar exhaustivamente los factores de riesgo, señaló. Esto incluye "los detalles de los medicamentos [inmunosupresores y otros] que reciben, y en qué dosis y durante qué lapsos de tiempo, para que podamos calcular la exposición acumulada y su relación con el riesgo", dijo.
La Dra. Kristin Bibee, profesora adjunta de dermatología en la Johns Hopkins University, comentó que le gustaría que en otros estudios "se evaluaran las intervenciones adecuadas, como el comportamiento de protección solar en la infancia y la adolescencia o la modulación de la inmunosupresión, para prevenir el desarrollo de neoplasias".
Tanto la Dra. Bibee como la Dra. Arron señalaron que todavía hay que determinar el momento y la intensidad óptimos de la vigilancia de los receptores jóvenes de trasplantes. Los pacientes que, gracias a nuevas investigaciones, se consideren de mayor riesgo podrían necesitar una vigilancia más temprana o más intensiva.
El papel que desempeña la raza en el riesgo de cáncer de piel en esta población es "una interrogante que no resuelve el estudio", apuntó la Dra. Arron. Los estudios realizados en Estados Unidos han demostrado que, entre receptores de trasplantes adultos, los pacientes blancos tienen "el mayor riesgo de padecer melanoma y carcinoma de células escamosas asociado a los rayos ultravioleta, seguidos por los pacientes asiáticos y latinoamericanos. Los afroamericanos tienen el menor riesgo, pero algunos siguen desarrollando cáncer de piel tras el trasplante", agregó.
En estudios previos sobre el cáncer en receptores de trasplantes pediátricos, se ha informado principalmente sobre las neoplasias malignas internas, con datos limitados sobre el cáncer de piel no melanoma, afirmaron la Dra. Sibbald y sus coautores. Es posible que la incidencia del cáncer de piel no melanoma esté infravalorada en el nuevo estudio debido a que "hay casos de cáncer de piel no melanoma no diagnosticados o no notificados", señalaron.
El nuevo estudio fue financiado por una beca de la Pediatric Dermatology Research Alliance y una beca del Hospital for Sick Children. La Dra. Sibbald declaró a JAMA Dermatology haber recibido becas de la alianza y de Paediatric Consultants Partnership durante la realización del estudio. Las Dras. Arron y Bibee han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente para el estudio y su contenido
Este artículo fue publicado originalmente en MDedge.com, parte de la Red Profesional de Medscape.
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CRÉDITO
Imagen principal: DermnetNZ
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Citar este artículo: El riesgo de cáncer de piel no melanoma tras un trasplante pediátrico requiere de educación y más investigación - Medscape - 6 de jul de 2022.
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