Trastornos hipertensivos del embarazo asociados a doble riesgo de hipertensión

Batya Swift Yasgur

Conflictos de interés

27 de junio de 2022

Los trastornos hipertensivos del embarazo se asocian con un riesgo de más del doble de desarrollar hipertensión una década después, sugiere una nueva investigación.[1]

Los investigadores estudiaron prospectivamente a las pacientes con y sin antecedente de haber experimentado trastornos hipertensivos del embarazo diez años antes; la mayoría se identificó a sí misma como de raza negra. Descubrieron que aquellas con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo tenían un riesgo 2,4 veces mayor de hipertensión nueva que aquellas sin dicho historial.

Las pacientes que desarrollaron hipertensión mostraron un mayor remodelado del ventrículo izquierdo (incluido un mayor grosor relativo de la pared), peor función diastólica, más strain longitudinal anormal y mayor elastancia arterial efectiva que aquellas sin hipertensión, independientemente de la presencia o ausencia de antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo.

"Sabemos que las pacientes con preeclampsia tienen un mayor riesgo de enfermedad cardiaca más adelante en la vida, y esto parece estar impulsado por el desarrollo de una nueva hipertensión", dijo a Medscape Noticias Médicas la autora principal, la Dra. Lisa Levine, maestra en ciencias, directora del programa de embarazo y enfermedad cardiaca en el Hospital of the University of Pennsylvania, en Filadelfia, Estados Unidos.

Es de vital importancia "estudiar una población más diversa, incluido un porcentaje mayor de pacientes de raza negra, ya que los trastornos hipertensivos del embarazo y la enfermedad cardiovascular afectan de manera desproporcionada a las mujeres de raza negra", compartió la Dra. Levine. "Y es importante evaluar a las pacientes en busca de hipertensión, hacer que acudan a consulta en atención primaria, y darles un diagnóstico y tratamiento temprano".

El estudio fue publicado en la edición del 21 de junio de Journal of the American College of Cardiology.

Población poco estudiada

Los trastornos hipertensivos del embarazo incluyen hipertensión gestacional y preeclampsia, explicó la Dra. Levine. "Ya sabemos que las pacientes que han tenido preeclampsia tienen un mayor riesgo de ictus, insuficiencia cardiaca e infarto de miocardio más adelante en la vida", apuntó. El objetivo del estudio era ver si, en lugar de esperar de 20 a 30 años, podían observar solo diez años más tarde para ver qué pacientes estarían en mayor riesgo de enfermedad cardiaca en el futuro, agregó la Dra. Levine.

En particular, se sabe que la enfermedad cardiovascular y los trastornos hipertensivos del embarazo "afectan de manera desproporcionada a las mujeres de raza negra", continuó la Dra. Levine. "Lo que hace que nuestro estudio sea diferente de otros es que nos enfocamos predominantemente en la población afroamericana negra, ya que es poco estudiada y también tiene el mayor riesgo de preeclampsia y enfermedad cardiaca", puntualizó.

Se propusieron "evaluar las diferencias en los factores de riesgo cardiovascular, así como la enfermedad cardiovascular subclínica entre un grupo bien caracterizado de pacientes racialmente diversas con y sin antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo diez años antes", afirmaron los autores.

Para examinar la pregunta, los investigadores realizaron un estudio transversal prospectivo entre abril de 2016 y diciembre de 2019 de pacientes con y sin diagnóstico de trastornos hipertensivos del embarazo durante un embarazo anterior de al menos diez años (de 2005 a 2007). Las pacientes se extrajeron de una cohorte de padres en un estudio observacional realizado previamente de pacientes con preeclampsia o trastornos hipertensivos del embarazo y pacientes normotensas como grupo de control.

El estudio actual se centró en 135 pacientes (85% de raza negra), 84 con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo y 51 sin ellos. De las pacientes de raza negra, 91,7% tenía antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo, en comparación con 8,3% de las pacientes blancas.

Durante una consulta en persona, los investigadores evaluaron la presión arterial de las participantes y otros factores de riesgo clínicos de enfermedad cardiovascular, incluidos la glucosa y los lípidos en ayuno. También utilizaron medios no invasivos para medir la estructura y función cardiaca y vascular.

Tabla 1. Medición de la estructura y función cardiaca y vascular

Estructura y función cardiaca y vascular

Medida no invasiva

Estructura/función cardiaca (incluida la fracción de eyección del ventrículo izquiero y el grosor de la pared).

Ecocardiografía.

Rigidez de las arterias musculares y de las grandes arterias.

Velocidad de la onda del pulso carotídeo-femoral y carotídeo-radial.

Función arterial hemodinámica.

Tonometría arterial y ecocardiografía Doppler.

Función endotelial.

Dilatación mediada por flujo de la arteria braquial.

Importancia de la detección sistemática

El riesgo de hipertensión nueva fue 2,4 veces mayor para las pacientes con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo que para aquellas que no los tenían; para aquellas con hipertensión grado 2 observada en 56,0% de las pacientes con trastornos hipertensivos, y en 23,5% de las pacientes sin este tipo de trastornos (p < 0,001). Esto equivale a un riesgo relativo de 2,4 (intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,39 a 4,14), incluso después de ajustar por raza, edad materna, índice de masa corporal (IMC) y antecedentes de parto prematuro.

"Es importante destacar que 18% de las pacientes con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo cumplieron con los criterios para un nuevo diagnóstico de hipertensión identificado durante la consulta del estudio", informaron los autores.

No hubo diferencias en muchas medidas cardiacas (estructura del ventrículo izquierdo, sobrecarga longitudinal global, función diastólica, rigidez arterial o función endotelial) entre pacientes con y sin antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo.

Sin embargo, las pacientes con hipertensión crónica, independientemente de los antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo, tenían otras anomalías cardiacas, incluido un mayor remodelado del ventrículo izquierdo, peor función diastólica y una mayor elastancia arterial efectiva.

"Los datos sobre el aumento del riesgo de hipertensión después de trastornos hipertensivos del embarazo no son un hallazgo novedoso, sin embargo, nuestra cohorte es única en la alta tasa inicial de hipertensión grado 2, incluso entre pacientes sin antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo", comentaron los autores.

De hecho, cuando analizaron el diagnóstico de hipertensión grado 1 o grado 2, encontraron que más de 80% de las pacientes con antecedentes de trastornos hipertensivos del embarazo y 60% de las pacientes sin este antecedente tenían hipertensión. En particular, entre las pacientes con antecedentes, solo 39% tenía un diagnóstico formal de hipertensión grado 1 o 2, lo que destaca aún más "la importancia de la detección sistemática de la hipertensión crónica en esta población", afirmaron.

"Estudios adicionales deberían evaluar el periodo de tiempo óptimo para detectar la hipertensión posparto y un plan de seguimiento para estas mujeres en riesgo", añadió la Dra. Levine.

"Oportunidad única en la vida"

Comentando para Medscape Noticias Médicas, la Dra.Malamo Countouris, maestra en ciencias, profesora asistente de medicina y codirectora del programa de hipertensión posparto de la University of Pittsburgh Medical Center, en Pittsburgh, Estados Unidos, dijo que la hipertensión "no se reconoce ni se trata adecuadamente entre las mujeres jóvenes premenopáusicas de raza negra".

El embarazo "nos da una pista, a través de los trastornos hipertensivos del embarazo, sobre quién tiene un alto riesgo de desarrollar hipertensión crónica y cambios cardiacos estructurales subclínicos subsecuentes en la década posterior al parto", señaló la Dra. Countouris, que no participó en el estudio.

"Aún no se sabe si los trastornos hipertensivos del embarazo contribuyen de forma independiente a los cambios cardiovasculares en los años posteriores al parto. Se necesita mayor investigación para aclarar las contribuciones únicas o combinadas de las complicaciones del embarazo y la hipertensión", añadió.

En un editorial acompañante, la Dra. Josephine Chou, maestra en ciencias, directora de cardioobstetricia y codirectora de cardiología materna de la Yale University School of Medicine, en New Haven, Estados Unidos, calificó el estudio como una "contribución loable a la comprensión de los trastornos hipertensivos del embarazo y la hipertensión en la primera década después del embarazo", pues externó que "allanaba el camino para futuros esfuerzos para mejorar la atención cardiovascular posparto, al permitirles aprovechar esta oportunidad única en la vida para, en última instancia, reducir la morbilidad y mortalidad materna y relacionada con el embarazo".[2]

El estudio fue apoyado por NIH, National Heart, Lung, and Blood Institute, y la American Association of Obstetricians and Gynecologists Foundation. La Dra. Levine declaró no tener ningún conflicto de interés económico pertinente. Las declaraciones de los otros autores se enumeran en el artículo original. La Dra. Countouris informó que recibe fondos la de American Heart Association. La Dra. Chou ha declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.

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