Al parecer, el síndrome de ovario poliquístico en adolescentes se presenta como dos subtipos distintos según haya o no obesidad, de acuerdo con nuevos datos.[1]
Los hallazgos respaldan los subtipos "metabólico" y "reproductivo" previamente identificados en mujeres adultas, indicaron los investigadores.
En general, el síndrome de ovario poliquístico afecta de 7% a 10% de las mujeres adultas y se asocia con comorbilidades metabólicas y reproductivas significativas, que incluyen diabetes de tipo 2, síndrome metabólico, subfertilidad y carcinoma de endometrio.
"Aunque es bastante frecuente, todavía hay incertidumbre con respecto a sus mecanismos, lo que realmente ha limitado el desarrollo de abordajes de tratamiento o prevención más efectivos", comentó Angie Chen, quien presentó los resultados en el Congreso Anual de la Endocrine Society (ENDO) de 2022.
Los criterios de diagnóstico varían, pero en general el diagnóstico se realiza por la presencia de combinaciones de hiperandrogenismo, disfunción ovulatoria y morfología de ovario poliquístico. En las adolescentes, solo los dos primeros son criterios utilizados para el diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico y la definición de oligoovulación o anovulación difiere para las mujeres adultas.
Pero existe heterogeneidad en el síndrome de ovario poliquístico entre mujeres adolescentes y adultas. "Diferentes combinaciones dan como resultado diferentes presentaciones clínicas", señaló Chen, estudiante de medicina de tercer año en la Feinberg School of Medicine de la Northwestern University en Chicago, Estados Unidos.
"Hay diferencias significativas entre los subfenotipos... La heterogeneidad es parte de la razón de la diversidad de criterios de diagnóstico, y eso podría dificultar que los proveedores hagan el diagnóstico con facilidad", explicó.
"El síndrome de ovario poliquístico es un diagnóstico de exclusión"
En el estudio retrospectivo de revisión de expedientes de 352 adolescentes diagnosticadas con síndrome de ovario poliquístico, las que no tenían obesidad tenían niveles más altos de hormona lútea (LH), testosterona total y niveles de androstenediona. Por el contrario, las niñas con obesidad tenían más probabilidades de tener hiperandrogenemia impulsada por la resistencia a la insulina con niveles más bajos de globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG) y niveles más altos de testosterona libre.
Estos resultados respaldan los de un estudio de mujeres adultas publicado en junio de 2020 en PLOS Medicine, que demuestra "subtipos reproductivos y metabólicos de síndrome de ovario poliquístico" que se asociaron con nuevos loci de susceptibilidad genética.[1]
Cuando se le pidió que comentara, la moderadora de la sesión, Dra. Genevieve Neal-Perry, Ph. D., compartió con Medscape Noticias Médicas: "Con el síndrome de ovario poliquístico hay mucha heterogeneidad. Es como un diagnóstico de exclusión. Sabemos que no es un problema de tiroides o de prolactina, sabemos que no es hiperplasia suprarrenal congénita, por lo tanto sabemos que no son estas enfermedades las que caben en un bote. Es un trastorno heterogéneo que refleja diferentes variantes genéticas que conducen a diferentes fenotipos".
El nuevo estudio, señaló la Dra. Neal-Perry, "nos dice que hay diferentes paradigmas de tratamiento que debemos considerar". Específicamente, las mujeres con el subtipo síndrome de ovario poliquístico metabólico "corren un mayor riesgo de morbilidad, como enfermedad cardíaca, enfermedad del hígado graso y cosas que no solo tienen un impacto en su calidad de vida, sino también en la duración de su vida".
"Comprender qué tipo de síndrome de ovario poliquístico es puede tener un impacto en cómo intervenimos", continuó la Dra. Neal-Perry, del departamento de obstetricia y ginecología de la Facultad de Medicina de la University of North Carolina, en Chapel Hill, Estados Unidos.
Aunque el enfoque en el subtipo reproductivo suele estar en la fertilidad, las pacientes "parecen tener un mayor riesgo de sufrir alguna disfunción metabólica, incluso si no presentan obesidad. Realmente deberían ser evaluadas", agregó.
Cuando se le preguntó acerca de la posibilidad de nuevas directrices, la investigadora principal del estudio, Dra. Laura C. Torchen, endocrinóloga pediátrica del Lurie Children's Hospital of Chicago, Illinois, Estados Unidos, declaró a Medscape Noticias Médicas: "No creo que estemos listos para brindar directrices con criterios diagnósticos diferentes y pautas de manejo según el subtipo. Creo que se necesita más trabajo para delinear los mecanismos en estos subgrupos".
Sin embargo, añadió la Dra. Torchen, "desde la perspectiva de la investigación, creo que no subagrupar a las niñas/mujeres con síndrome de ovario poliquístico ha sido una barrera para comprender estos mecanismos".
"Diré que en mi práctica clínica diferencio mis decisiones de manejo: una niña con obesidad y testosterona total normal, pero con testosterona libre elevada tiene más probabilidades de mejorar la disfunción ovulatoria con metformina sola, sin anticonceptivos orales, que una niña con testosterona total elevada".
Entre adolescentes con síndrome de ovario poliquístico, las diferencias dependen de la obesidad
Chen y colaboradores examinaron datos de expedientes del PCOS multisite registry, que incluye siete centros médicos académicos, de 2013 a 2021. La población del estudio incluyó a 352 niñas de 13 a 18 años con diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico, incluidas 68 sin obesidad (índice de masa corporal < percentil 85) y 284 con obesidad (> percentil 95). El índice de masa corporal promedio fue de 22,6 kg/m2 para el grupo sin obesidad y de 36,1 kg/m2 para aquellas con obesidad.
La edad en el momento del diagnóstico de síndrome de ovario poliquístico fue de 15,8 años para el grupo sin obesidad frente a 15,3 años para las que tenían obesidad, lo que fue una diferencia significativa (p = 0,03). La edad de la menarquia (primer periodo menstrual) fue de 12,1 años para el grupo sin obesidad frente a 11,6 años para las que tenían obesidad, que también fue una diferencia importante (p = 0,02).
Los dos grupos no diferían significativamente por raza o etnia. El grupo sin obesidad era 63% blanco, 13% negro y 10% asiático; esas proporciones en el grupo con obesidad fueron de 58%, 18% y 4%, respectivamente.
Los fenotipos metabólicos diferían de manera importante. Las niñas con obesidad tenían hemoglobina glucosilada más alta (p < 0,0001), niveles más altos de la enzima hepática alanina aminotransferasa (ALT) (p = 0,0006), triglicéridos más altos (p = 0,0016) y colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) más bajo (p < 0,0001), en comparación con aquellos sin obesidad.
Las personas con obesidad también tenían acantosis nigricans más grave: parches de piel secos y oscuros que generalmente aparecen en las axilas, el cuello o la ingle (p < 0,0001). La mayoría de las niñas con obesidad tenían acantosis nigricans leve, pero en algunas era moderada o grave, mientras que en el grupo sin obesidad, muy pocas niñas tenían signos de la afección de la piel y ninguna tenía un caso grave.
En contraste, las niñas sin obesidad tenían niveles de testosterona total significativamente más altos (p = 0,003) y niveles de androstenediona (p = 0,0015) y testosterona libre más baja (p = 0,0026), en comparación con aquellas con obesidad.
"Creemos que el motivo de esta discrepancia es que las niñas con obesidad tenían una globulina transportadora de hormonas sexuales más baja como resultado de su resistencia a la insulina", apuntó Chen.
Además, las chicas sin obesidad también tenían niveles más altos de hormona lútea (p = 0,0001). "Esto es consistente con el subfenotipo reproductivo observado en mujeres adultas con síndrome de ovario poliquístico y sugiere que el mecanismo endocrino es especialmente importante en esta población de niñas sin obesidad", observó.
Chen concluyó: "En el futuro, esperamos que estudios adicionales puedan dilucidar los distintos mecanismos biológicos que sustentan estos subfenotipos. Este es solo el primer paso para aplicar la 'medicina de precisión' en el síndrome de ovario poliquístico. En última instancia, nos encantaría ver distintas directrices de manejo para el tratamiento y prevención del síndrome de ovario poliquístico en los diversos subfenotipos".
Chen y las Dras. Torchen y Neal-Perry declararon no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITO
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Citar este artículo: Se identifican dos subtipos distintos de síndrome de ovario poliquístico en adolescentes - Medscape - 22 de jun de 2022.
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