Las mujeres mexicanas con cáncer cervicouterino y acceso a la atención financiada por el Seguro Popular, programa gubernamental activo de 2003 a 2020, y su Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (FPGC) entre 2006 y 2014 tuvieron una sobrevida de 68,5%, según un análisis publicado en la edición de enero-febrero de Salud Pública de México.[1]
El cáncer cervicouterino es el cuarto cáncer que más afecta a las mujeres a nivel mundial, con una incidencia de 13,3 casos por 100.000 habitantes en 2020. Se ha estimado que a escala mundial 311.000 mujeres mueren cada año a causa de esta enfermedad, de las cuales 85% pertenece a países de ingresos medio y bajo, como México.
Con esta premisa, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) querían entender la sobrevida y los factores asociados en pacientes con este tipo de cáncer que pudieran dar opciones de atención, pero para su sorpresa, no existían datos que los acercaran a un panorama real. Ante el vacío de información los investigadores se dieron a la tarea de analizar, a través de un convenio, pues la información no es pública, la sobrevida y factores asociados en pacientes con cáncer cervicouterino atendidas por el Seguro Popular en México, esto como un primer paso para revelar la magnitud del problema.
La importancia de este estudio radica en que es pionero en el análisis de sobrevida en grandes poblaciones, ya que hasta ahora las investigaciones habían abordado la sobrevida desde una óptica local o en unidades de salud.

Lina Sofía Palacio Mejía, Ph. D./Fuente: Researchgate
Lina Sofía Palacio Mejía, Ph. D. en estudios de población y demografía, del Grupo de Investigación Demografía y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública y coautora del estudio, comentó a Medscape en español que hacer un análisis desde el Seguro Popular permitió una visión mucho amplia, pues hasta 2020, el padrón de beneficiarios fue de 54 millones de mexicanos. Creado para brindar protección financiera a la población no derechohabiente (aquellos sin Instituto Mexicano del Seguro social [IMSS], Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado [ISSSTE] o Petróleos Mexicanos [PEMEX]), mediante un esquema de aseguramiento de salud público y voluntario.
El costo era cubierto mediante un subsidio federal proveniente de recursos fiscales del Presupuesto de Egresos de la Federación y de las aportaciones familiares de los asegurados. El monto de la aportación familiar era determinado según el nivel de ingreso de cada familia.
Estos servicios incluían fármacos, consultas y tratamientos; 89% de los recursos del sistema se transfería a los estados para operar los servicios de consulta de primer nivel y la hospitalización general en el segundo nivel de atención, lo que se complementaba con un esquema para financiar la atención de alta especialidad con el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos que reunía 8% de la totalidad de los fondos.[2]
Aunque el Seguro Popular era una herramienta restrictiva a ciertas enfermedades, el cáncer cervicouterino estaba incluido en la protección.
Una experiencia exitosa
El estudio arrojó que la sobrevida global por cáncer cervicouterino a los cinco años fue de 68,5%. Los factores asociados fueron la etapa clínica (locorregional [HR: 2,8; IC 95%: 2,6 a 3,0] y metastásica [HR: 5,4; IC 95%: 4,9 a 5,9]) comparada con la etapa temprana y la edad (HR: 1,003; IC 95%: 1,001 a 1,004). Como conclusión, las mujeres que lograron el acceso a la atención del cáncer cervicouterino financiadas por el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos tuvieron una sobrevida ligeramente superior (3,3%) a las reportadas en otros estudios (por ejemplo, en México durante 1984 a 1996 66,3%, 63% en España, 66% en Estados Unidos de 66,0%, 67,05% en Chile y 58,8% en Colombia).
La sobrevida por etapa clínica a cinco años fue de 88,0% para la etapa temprana, de 63,9% en etapa locorregional y de 43,6% en metastásica. Se destaca que entre más temprano se diagnostique se observa una mayor sobrevida.
Los modelos simples revelaron que la edad, la etapa clínica y el tiempo transcurrido para el inicio de tratamiento, exceptuando la marginación y el desplazamiento por atención, se asociaron significativamente con el riesgo de morir por cáncer cervicouterino en el país. Asimismo, las mujeres en etapas locorregional y metastásica al momento del diagnóstico presentaron un riesgo de fallecer 2,76 y 5,39 veces mayor, con respecto a la etapa temprana.
Aunque con sus limitaciones, pues hay que entender que estos datos no incluyen mujeres que no tuvieron acceso a estos servicios o a otros subsistemas de salud en el país, se demuestra la importancia de garantizar el acceso a las mujeres al tratamiento de cáncer cervicouterino, en particular a aquellas con gran desventaja social en el acceso y cobertura de servicios médicos de alta especialidad. Esto también hace pensar que el mecanismo de financiamiento fue adecuado para garantizar la accesibilidad y la continuidad del tratamiento y que será necesario implementar políticas similares.
"Este estudio es una primera aportación para entender la sobrevida a nivel poblacional y actualizada, así como poder generar conocimiento para médicos, tomadores de decisiones y mujeres en general, porque conocer esta expectativa de sobrevida las anima a que cuando perciban un síntoma, puedan acudir temprano, para tener oportunidades de un tratamiento que garanticen la vida", señaló Palacio Mejía.
La especialista añadió que esta es una experiencia exitosa y por ello el fondo debería mantenerse, pero también es necesario mejorar los datos, pues incluso el acceso a la información ha retrocedido. Hoy el Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), programa que sustituyó al Seguro Popular, lo ha mantenido, pero ya no tiene el padrón de usuarios que tenía el seguro popular, donde las mujeres eran identificadas y sabían que tenían derecho a estos servicios, ahora solamente cuando es diagnosticada por un cáncer entra a inscribirse a este fondo, "las reglas no son tan claras y esto podría ser una limitante".
Una enfermedad en personas con bajos recursos
La investigadora destacó: "He visto que se pudo dar mayor acceso a estas poblaciones para hacer una citología cervical y con esto se logró disminuir la brecha. Sin embargo, sigue siendo una enfermedad que se presenta en mujeres con bajo nivel académico, sin acceso a servicios de salud y prevención".
En México se diagnostica principalmente en la etapa media de la enfermedad con 68,5%, seguida de temprana con 24,5% y metastásica con 6,9%. Esta última tuvo un aumento importante a partir del año 2010. Por otro lado, la edad promedio al diagnóstico fue de 51,2 ± 13,8 años; para las mujeres diagnosticadas en etapas tempranas fue de 49,8 ± 13,6 años, en etapas locorregionales de 51,6 ± 13,8 años y en etapas metastásicas, de 52,9 ± 14,0 años.
Cincuenta por ciento de las pacientes con cáncer cervicouterino residía en siete entidades federativas del país: estado de México (12,6%), Veracruz (9,2%), Ciudad de México (6,7%), Guanajuato (4,6%), Guerrero (5,4%), Michoacán (5,0%) y Oaxaca (4,8%). No obstante, 52% se atendió en seis entidades: Ciudad de México (24,4%), Veracruz (8,0%), Jalisco (5,6%), Guerrero (4,6%), Guanajuato (4,0%) y Michoacán (4,0%).
Grandes limitaciones en el sistema de información
Palacio Mejía aseguró que fue una gran ventaja tener estas bases de datos, pero también muy complicado acceder a ellas. "Se requiere mejorar los sistemas de información; esta debería ser información rutinaria, pública y de mejor calidad, pues nos enfrentamos a que cada cierto año cambiaba la estructura de la base de datos, la definición de las variables, la fecha de diagnóstico y el inicio de tratamiento, entre otros aspectos".
La especialista confirmó que la recomendación sería poder establecer un sistema de información adecuado desde el inicio, constante en un periodo y poblacional, no solo sobre fondo de gastos catastróficos, sino de todas las instituciones. "El sistema se puede mejorar, se requiere de un registro nacional de cáncer. En algún momento, por ejemplo, empezarán a llegar niñas vacunadas y sería bueno poder saber si las mujeres que presenten cáncer fueron vacunadas o no contra el virus del papiloma humano. Ese tipo de políticas se podría evaluar con un buen registro".
En 2019 se aprobó la implementación de la Red Nacional de Registros de Cáncer de México, sin embargo, no ha llegado el presupuesto para tal fin.

Dr. Alejandro Mohar Betancourt/Fuente: IIBO
El Dr. Alejandro Mohar Betancourt, investigador del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO) de la UNAM, quien comentó los resultados de este estudio, coincidió en que a pesar de que existen cifras que muestran el impacto del cáncer en la mortalidad nacional, la información epidemiológica que tenemos es parcial y poco representativa. Esta realidad ha obligado a utilizar estimaciones internacionales para describir la morbilidad de la enfermedad en nuestro país.
Por ello asegura que se requiere de un registro con base poblacional para determinar el crecimiento real de la epidemia, su tendencia en el tiempo, el perfil epidemiológico de los pacientes, la sobrevida de estos y la calidad del diagnóstico y del tratamiento.
Es indispensable crear uno o varios registros regionales con base poblacional, interinstitucionales y eficientes y que tengan acceso a información homogénea y sistemática para la captación y registro, año con año, de todos los nuevos pacientes que reciban el diagnóstico de alguna neoplasia maligna, pues hasta cuatro de cada diez casos de cáncer pueden prevenirse y 30% de los pacientes podría curarse o alcanzar el control de la enfermedad si esta se le detecta en forma temprana y es referido; "este es un gran aliciente para lograrlo".
Como dato extra, Palacio Mejía y sus colaboradores del Instituto Nacional de Salud Pública crearon un atlas de mortalidad por cáncer, además se ha desarrollado una Unidad de Inteligencia en Salud Pública (UISP), denominado Observatorio Nacional de Salud Pública de México. Gracias a la ciencia de datos se tiene información, como exceso de mortalidad y esta permite desglosar la tendencia de mortalidad por tipo de cáncer, por ejemplo. "Es un recurso que acaba de salir y parece muy útil para el personal médico".
Palacio Mejía, Ph. D. y el Dr. Mohar han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITO
Imagen principal: Dreamstime
Figura 1: Researchgate
Figura 2: Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBO)
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Citar este artículo: Sobrevida 3,3% mayor al recibir atención del cáncer cervicouterino financiada por el Seguro Popular en periodo de 2006 a 2014 - Medscape - 30 de mayo de 2022.
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