COMENTARIO

Puntos clave de la enfermedad de Parkinson

Dra. Zaira Medina López

Conflictos de interés

9 de mayo de 2022

El texto ha sido modificado para su mejor comprensión.

Hola, soy la Dra. Zaira Medina, grabando para Medscape en español y el día de hoy hablaremos de algunos aspectos básicos de la enfermedad de Parkinson.

Para comenzar, recordemos que el término "parkinsonismo" define un síndrome manifestado por bradicinesia, en combinación con al menos uno de los siguientes: temblor en reposo o rigidez. Algunos autores consideran que se pueden incluir otros signos en la definición de parkinsonismo, como pérdida de reflejos posturales, postura en flexión y congelamiento de la marcha y que podemos decir que se trata de parkinsonismo definitivo cuando hay dos de estos signos y al menos uno de ellos debe ser temblor en reposo o bradicinesia.

Ahora bien, la forma más común de parkinsonismo es la variante idiopática del mismo, conocida como enfermedad de Parkinson, descrita inicialmente por James Parkinson en 1817. Desde entonces ha habido un reconocimiento importante de la heterogeneidad de la enfermedad; 100 años después de su descripción se reconoció la neurodegeneración de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia nigra pars compacta en el mesencéfalo.

Desde la descripción original de la enfermedad, el diagnóstico clínico se ha centrado en un síntoma motor definido, pero hoy en día se reconocen los síntomas no motores como una parte cardinal de la enfermedad. De hecho, el proceso patológico de la enfermedad de Parkinson a menudo comienza en estructuras no dopaminérgicas cerebrales o del sistema nervioso periférico. Por tanto, de acuerdo con los criterios de la Sociedad de Trastornos del Movimiento de 2015, se establece la categoría de enfermedad de Parkinson prodrómica, que ya representa una etapa temprana de la enfermedad y se sugiere un abordaje escalonado del paciente con sospecha de la patología, que resumiré brevemente.

El primer paso es determinar si el paciente tiene parkinsonismo y el segundo si este es atribuido a enfermedad de Parkinson; en este punto es importante considerar la pericia del examinador y los diagnósticos diferenciales más importantes que incluyen temblor esencial, temblor distónico, atrofia de múltiples sistemas, parálisis supranuclear progresiva, entre otras.

El diagnóstico clínico de enfermedad de Parkinson requiere ausencia de criterios de exclusión absolutos, al menos dos criterios de apoyo y ausencia de banderas rojas.[1]

Dentro de los criterios de apoyo importantes se incluyen inicio asimétrico (predominio en hemicuerpo derecho o izquierdo), naturaleza progresiva del padecimiento, asimetría persistente a pesar de la progresión, respuesta excelente a levodopa (70% a 100%), discinesias inducidas por levodopa y presencia de respuesta al fármaco durante cinco o más años con un curso clínico de al menos diez años.

Los criterios de exclusión absoluta son: anormalidades cerebelosas, como ataxia de la marcha o apendicular, parálisis de la mirada vertical, diagnóstico de afasia primaria progresiva, parkinsonismo predominante en miembros pélvicos durante más de tres años, tratamiento con un bloqueante dopaminérgico o sospecha de parkinsonismo inducido por fármacos, ausencia de respuesta a levodopa y presencia de un diagnóstico alterno que pueda explicar el cuadro clínico del paciente.

Las banderas rojas incluyen la rápida progresión en el deterioro de la marcha con confinamiento en silla de ruedas dentro de los primeros cinco años de inicio o bien ausencia de progresión de los síntomas motores durante cinco años o más, disfunción bulbar temprana manifestada como disfonía grave o disartria, disfagia grave que requiere colocación de gastronomía, disfunción respiratoria, falla autonómica grave en los primeros cinco años de la evolución de la enfermedad, caídas recurrentes antes de los tres años, parkinsonismo bilateral y presencia de signos piramidales.[2]

Sabemos que desde el estudio publicado por Cotzias en 1967 levodopa ha sido el principal fármaco utilizado en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y es cierto que mejora la calidad de vida, los síntomas motores y disminuye la mortalidad. Sin embargo, hay algunos síntomas que no mejoran con levodopa, como disfunción autonómica, dolor relacionado con la enfermedad, trastorno del sueño, trastornos del estado de ánimo y otros síntomas neuropsiquiátricos, como alucinaciones y deterioro cognitivo.

Es importante considerar estos síntomas no motores que son causa significativa de discapacidad. Se reconoce que la enfermedad de Parkinson se asocia con patología que se extiende más allá del sistema nigroestriatal dopaminérgico. La neurodegeneración con los cuerpos de inclusión con alfa-sinucleína ha sido descrita en neuronas del locus ceruleus, neuronas colinérgicas del núcleo basal de Meynert y del núcleo motor dorsal del vago, núcleo pedunculopontino, médula espinal y sistema nervioso autónomo periférico.[3]

Es importante considerar el amplio espectro clínico de esta enfermedad, incluyendo todos los síntomas no motores y un abordaje multidisciplinario en la estrategia terapéutica, individualizando cada caso con las diversas maniobras y combinaciones farmacológicas disponibles para mejorar la calidad de vida del paciente.

Muchas gracias por su atención, soy la Dra. Zaira Medina, grabando para Medscape en español. Hasta pronto.

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