Complicaciones cardiovasculares por COVID-19 en la población pediátrica: declaración de la American Heart Association

Conflictos de interés

18 de abril de 2022

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Las complicaciones cardiovasculares son poco frecuentes en la población pediátrica y adulta joven después de la COVID-19 o la infección por SARS-CoV-2, según una nueva declaración científica de la American Heart Association (AHA).[1]

Sin embargo, señala que la infección puede causar algunos casos en la población pediátrica y adulta joven arritmias, miocarditis, pericarditis o síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C), una nueva afección identificada durante la pandemia.

La declaración detalla lo que se ha aprendido sobre cómo tratar, manejar y prevenir las complicaciones cardiovasculares asociadas con COVID-19 en la población pediátrica y adulta joven, y sugiere que se realice más investigación, incluidos estudios que sigan los efectos cardiovasculares a corto y largo plazo.

También informa que se ha descubierto que las vacunas contra COVID-19 previenen la enfermedad grave y reducen el riesgo de desarrollar síndrome inflamatorio multisistémico en 91% en la población pediátrica de 12 a 18 años.

En cuanto a regresar a hacer deporte, establece que los datos sugieren que es seguro para los jóvenes con COVID-19 leve o asintomático reanudar el ejercicio después de recuperarse de los síntomas. Para aquellos con infecciones más graves, recomienda realizar pruebas adicionales, incluyendo niveles de enzimas cardiacas, electrocardiograma y ecocardiograma, antes de regresar al deporte o ejercicio físico extenuante.

La declaración científica se publicó en versión electrónica en Circulation el 11 de abril.[1]

"Tras dos años de pandemia y con una gran cantidad de investigaciones realizadas en la población pediátrica con COVID-19, esta declaración resume lo que sabemos hasta ahora relacionado con COVID-19 en niños", dijo la presidenta del grupo de redacción de declaraciones, la Dra. Pei-Ni Jone, del Children's Hospital Colorado, en Aurora, Estados Unidos.

El análisis de las últimas investigaciones indica que la población pediátrica generalmente tienen síntomas leves de la infección por SARS-CoV-2. En Estados Unidos, al 24 de febrero de 2022, los menores de 18 años representaron 17,6% del total de casos de COVID-19 y alrededor de 0,1% de las muertes por el virus, indicó el informe.

Además, los adultos jóvenes, de 18 a 29 años, han representado 21,3% de los casos y 0,8% de las muertes por COVID-19.

Al igual que los adultos, aquellos menores de 18 años con afecciones médicas subyacentes, como enfermedad pulmonar crónica u obesidad y los que están inmunocomprometidos tienen más probabilidades de ser hospitalizados, ingresados en una unidad de cuidados intensivos y morir de COVID-19, señaló el comunicado. Hay informes contradictorios sobre el riesgo de COVID-19 grave en la población pediátrica y adulta joven con cardiopatías congénitas, y algunos sugieren un riesgo ligeramente mayor de COVID-19 grave.

En cuanto a las complicaciones cardiovasculares de COVID-19 en la población pediátrica, las arritmias han incluido la taquicardia ventricular y la taquicardia auricular, así como el bloqueo auriculoventricular de primer grado. Aunque las arritmias generalmente se resuelven espontáneamente sin necesidad de tratamiento, en algunos casos se han administrado antiarrítmicos profilácticos y se ha descrito la muerte por taquicardia ventricular recurrente en un adolescente con miocardiopatía hipertrófica.

Se han observado elevaciones de troponina, anomalías electrocardiográficas, incluidos cambios en el segmento ST, y aumento tardío de gadolinio en imágenes de resonancia magnética cardiaca en pacientes con afectación miocárdica. Aunque la muerte es rara, tanto la muerte cardiaca súbita como la muerte después de terapias médicas y de soporte intensivas han ocurrido en la población pediátrica con afectación miocárdica grave.

En una gran serie retrospectiva de casos pediátricos de muertes asociadas con SARS-CoV-2 en personas menores de 21 años, la mediana de edad al momento de la muerte fue de 17 años, 63% eran hombres, 28% eran negros y 46% eran hispanos. De los que fallecieron, 86% tenían una condición comórbida, con la obesidad (42%) y el asma (29%) como las más frecuentes.

Pero el informe concluyó que: "Aunque la población pediátrica con comorbilidades tienen un mayor riesgo de infección sintomática por SARS-CoV-2 en comparación con la población pediátrica sana, las complicaciones cardiovasculares, la enfermedad grave y la muerte son poco frecuentes".

Síndrome inflamatorio multisistémico: raro pero grave

Los autores de la declaración explicaron que los niños y algunos adultos jóvenes pueden desarrollar síndrome inflamatorio multisistémico, un síndrome inflamatorio relativamente raro pero grave, que generalmente ocurre de dos a seis semanas después de la infección con SARS-CoV-2 y que puede afectar el corazón y múltiples sistemas de órganos.

En el primer año de la pandemia, se reportaron más de 2.600 casos de síndrome inflamatorio multisistémico a los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos, a una tasa estimada de un caso por cada 3.164 casos de infección por SARS-CoV-2 en niños, de entre los que se vieron afectados de manera desproporcionada los niños hispanos y negros.

Hasta 50% de los niños con síndrome inflamatorio multisistémico tenían afectación del miocardio, que incluye función ventricular izquierda disminuida, dilatación de la arteria coronaria o aneurismas, miocarditis, troponina y péptido natriurético de tipo B (BNP) o el péptido natriurético de tipo b N-terminal pro (NTproBNP) elevados, o derrame pericárdico. Los reactivos de fase aguda, incluida la proteína C reactiva, el dímero D, la ferritina y el fibrinógeno pueden estar significativamente elevados en síndrome inflamatorio multisistémico, la proporción de neutrófilos/linfocitos puede ser más alta y los recuentos de plaquetas más bajos que aquellos con enfermedades febriles que no son síndrome inflamatorio multisistémico.

Afortunadamente, el desenlace de síndrome inflamatorio multisistémico es generalmente muy bueno, con resolución de la inflamación y anomalías cardiovasculares de una a cuatro semanas después del diagnóstico, indicó el informe.

Sin embargo, ha habido informes de progresión de los aneurismas de las arterias coronarias después del alta, lo que destaca el potencial de complicaciones a largo plazo. La muerte por síndrome inflamatorio multisistémico es rara, con una tasa de mortalidad de 1,4% a 1,9%.

En comparación con la población pediátrica y adulta joven que falleció a causa de la infección aguda por SARS-CoV-2, la mayoría de las muertes por síndrome inflamatorio multisistémico se produjeron en personas previamente sanas sin comorbilidades.

Los autores recomendaron un seguimiento estructurado de los pacientes con síndrome inflamatorio multisistémico debido a la preocupación por la progresión de las complicaciones cardiacas y un pronóstico incierto a largo plazo.

La declaración señala que el tratamiento de primera línea para síndrome inflamatorio multisistémico es típicamente inmunoglobulina intravenosa y los pacientes con una mala función ventricular pueden necesitar inmunoglobulina intravenosa en dosis divididas para tolerar la carga de líquido.

El tratamiento de soporte para la insuficiencia cardiaca y el choque vasopléjico a menudo requiere un manejo agresivo en una unidad de cuidados intensivos para la administración de inotrópicos y medicamentos vasoactivos. Se considera el uso de terapia antiplaquetaria con ácido acetilsalicílico (aspirina) en dosis bajas en pacientes con compromiso coronario y se agrega anticoagulación, según el grado de dilatación de la arteria coronaria.

Vacunación contra COVID-19

La declaración señaló que las vacunas pueden evitar que los pacientes desarrollen COVID-19 y disminuyen el riesgo de presentar síndrome inflamatorio multisistémico en 91%, entre la población pediátrica de 12 a 18 años de edad.

Sobre la miocarditis asociada a la vacuna, concluyó que los beneficios de recibir las vacunas superan los riesgos. Por ejemplo, por cada millón de dosis de las vacunas de ARN mensajero contra la COVID-19 en hombres de 12 a 29 años (el grupo de mayor riesgo de miocarditis asociada a la vacuna), se estima que 11.000 casos de COVID-19, 560 hospitalizaciones y seis muertes podrían prevenirse, mientras que se esperarían de 39 a 47 casos de miocarditis.

Asimismo, agregó que los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos continúan siguiendo de cerca la miocarditis en la población pediátrica y adulta joven, particularmente una posible conexión con las vacunas de ARN mensajero contra la COVID-19.

La declaración indicó que se requiere más investigación para comprender mejor los mecanismos y los abordajes óptimos de tratamiento para la infección por SARS-CoV-2, la miocarditis asociada a la vacuna, los desenlaces a largo plazo de COVID-19 y síndrome inflamatorio multisistémico, y el impacto de estas diversas afecciones del corazón en niños y adultos jóvenes. Además, cualquier terapia antiviral nueva debe probarse en ensayos clínicos centrados en niños.

"Aunque se ha aprendido mucho sobre cómo el virus afecta los corazones de los niños y adultos jóvenes, se necesitan ensayos de investigación clínica continuos para comprender mejor los impactos cardiovasculares a largo plazo", finalizó la Dra. Jone. "También es importante abordar las disparidades de salud que se han vuelto más evidentes durante la pandemia. Debemos trabajar para garantizar que todos los niños reciban el mismo acceso a la vacunación y atención de alta calidad".

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