
Dr. Juan Valdivia
Dependiendo de qué se hable, 69 metros puede ser una medida impresionante. Por ejemplo, 69 metros es siete veces más que la plataforma más alta de clavados olímpicos (aventarse de esa altura sería mortal), esa distancia es el equivalente a un edificio de 20 pisos, pero 69 metros es la profundidad a la que el Dr. Juan Valdivia, neurocirujano, subespecialista en cirugía compleja y reconstructiva de columna y en neurocirugía oncológica, descendió nadando, con la fuerza de sus piernas y con una sola bocanada de aire. Esta hazaña lo llevó a obtener el récord nacional peruano de apnea.
El buceo libre o en apnea (freediving) es un deporte que consiste en sostener la respiración debajo del agua y sumergirse a la mayor profundidad posible con una sola inhalación. Abrir los ojos y estar completamente solo a 69 metros de profundidad podría parecer escalofriante, pero para el neurocirujano y apneísta es más que satisfactorio.
"La apnea me cambió la vida. Uno piensa que lo tiene ya todo resuelto, por ejemplo, yo ya era neurocirujano cuando la conocí. Pero la apnea lo toca a uno. Cuando uno siente la caída libre (freefall) y se pierde, uno se queda".

Figura 1. El Dr. Juan Valdivia en una competición de apnea
El médico que buscaba algo más
El Dr. Valdivia nació en Lima, Perú. Nadie en su familia estudió medicina. Su madre se dedicaba a los negocios y su padre era detective. Cuando tenía diez años falleció su padre y él quedó con la idea de que su papá quería que fuera médico. Era un niño al que le gustaba la ciencia, trabajar con las manos y ayudar a la gente. Llegado el momento la decisión le pareció lógica.
Terminó la carrera de medicina en Perú y postuló a los exámenes en Estados Unidos para validar su título. Allí hizo la especialidad de neurocirugía en la University of Arizona y la subespecialidad en cirugía compleja y reconstructiva de columna en la University of Michigan, ambas en Estados Unidos. Además realizó otra especialidad en neurocirugía oncológica, en la Emory University. Terminando se dedicó un tiempo a la academia y la investigación en la University of Michigan.

Figura 2. El Dr. Juan Valdivia es neurocirujano, subespecialista en cirugía compleja y reconstructiva de columna y en neurocirugía oncológica.
"Esto hasta que me di cuenta que quería algo más y tomé mi primer curso de apnea. Por eso ahora vivo en Florida. La apnea me llevó de Michigan a Florida y a cambiar mi carrera de la academia a la práctica privada", recordó.
En aquel momento el Dr. Valdivia tenía 36 años. Descubrió la apnea por casualidad en 2013, cuando vio el documental One Breath, de William Trubridge, campeón mundial de apnea. Le llamó la atención por ser una actividad que le permitiría explorar lugares hermosos. Pero un par de años después, cuando comenzó a practicarla, se dio cuenta de que la apnea era un atajo para la meditación profunda, un camino para estar en el presente.
Casi diez años después el Dr. Valdivia, competidor y recordista, brinda esta entrevista a Medscape en español desde el Dean's Blue Hole, en las Bahamas, uno de sus lugares de entrenamiento.
Pulmones del tamaño de una nuez
Cuando el Dr. Valdivia se sumerge, su mente y su cuerpo cambian con el agua. Y no solo en sentido metafórico, la presión que recibe a una profundidad de 69 metros es de ocho atmósferas. Esto hace que sus pulmones se compriman a un octavo de su volumen normal. En caída libre dentro del agua, el apneísta deja de moverse, relaja todos los músculos y disfruta del viaje que le espera hacia las profundidades. Un cuerpo inerte moviéndose hacia el fondo del mar.

Figura 3. Cuando el Dr. Valdivia se sumerge, su mente y su cuerpo cambian con el agua.
De hecho, hasta 1961 se creía que era imposible que el ser humano descendiera en apnea a más de 50 metros, pues sus pulmones y caja torácica serían aplastados por la presión del agua.[1] Pero desde entonces hombres y mujeres han logrado sobrepasar esas profundidades en apnea y se ha descubierto que los humanos tienen un conjunto de respuestas fisiológicas que les permiten sumergirse incluso a más de 100 metros. Este conjunto de respuestas se conoce como reflejo mamífero de inmersión.[2]
Cuando el Dr. Valdivia se sumerge el reflejo de inmersión comienza. Su cuerpo responde con una vasoconstricción periférica de sus extremidades, la sangre de sus brazos y piernas (regiones capaces de tolerar la hipoxia) se concentra en su torso y cabeza. Otro cambio que ocurre en su cuerpo es la bradicardia, que le permite disminuir su gasto cardiaco.
"El reflejo mamífero de inmersión es impresionante, la vasoconstricción periférica, la bradicardia, la vasodilatación cerebral. Y eso uno lo siente mientras baja. Sientes que las extremidades se enfrían, sientes un enfoque mental potenciado, porque hay más flujo sanguíneo al cerebro. Esa sangre extra hace que el cerebro funcione un poco distinto. Me llama mucho la atención cómo bajas totalmente desconectado y si todo va bien, durante el regreso los pensamientos son muy claros, muy nítidos. Como cuando estás resolviendo una ecuación matemática muy difícil y de repente recuerdas todo, esa sensación de que los pensamientos se aclaran", resaltó el clínico.
La sangre extra, que viene de la extremidades, también ocupa el espacio que los pulmones van dejando al comprimirse, en un fenómeno denominado blood shift. Por esto la caja torácica no colapsa. Otra respuesta del cuerpo del apneísta es la contracción del bazo; este órgano libera más glóbulos rojos a la sangre y propicia una mayor disponibilidad de oxígeno.
Todas estas respuestas fisiológicas, que le permiten al Dr. Valdivia descender a las profundidades solo con el aire de sus pulmones, ocurren también en los mamíferos marinos, aunque con mayor intensidad.
Ser libre de pensamientos
El especialista comentó que la apnea lo vuelve a uno muy humilde, pues el agua se vuelve un gran espejo donde uno se refleja y se amplifica. La ansiedad, el enojo, pero también la alegría, se presentan frente al apneísta, que si decide observar, puede comenzar un viaje largo, pero placentero, hacia el autoconocimiento y el autocontrol.
"La libertad de pensamiento es algo que defendemos mucho en occidente, es un derecho fundamental del ser humano, es muy importante. Pero la apnea me ha hecho analizar que también hay algo más: la libertad que te da estar libre de pensamientos. Estar consciente pero sin pensar. Ese es el estado último óptimo del apneísta, no calcula, no hace memoria, simplemente está consciente de sí mismo y de su cuerpo. Being aware, en inglés. Eso es lo más bonito del buceo en apnea, es algo que va más allá de todo placer, es lo que me gustaría experimentar todo el tiempo que hago apnea", señaló.
Como neurocirujano, el Dr. Valdivia también experimenta una concentración total cuando entra a quirófano. De hecho, existen tantas similitudes en cuanto a concentración y visualización, que el médico reconoce que su profesión le ayudó a tomar con bastante control el estrés de la competencia, y al mismo tiempo, la apnea le ayudó a mejorar la visualización y la calma durante su práctica quirúrgica. Aún así hay una diferencia notable.
"En cirugía uno se debe completamente al paciente, uno no puede estar pensando en otras cosas, el mañana, los impuestos, la familia. Todo debe ser totalmente secundario al paciente, el desprendimiento más grande que tiene uno como cirujano es entregarse al paciente, olvidarse que uno tiene hambre, que tiene que ir al baño. Y así pasa", añadió.
La apnea como herramienta para mejorar la salud mental
El Dr. Valdivia relató que en un inicio la competencia le daba muchos nervios, pero ahora ve las cosas diferentes. "Aprendí que el secreto de que el cuerpo humano realice una actividad difícil está 80% en la preparación mental. Empecé a conocer técnicas de autoprogramación mental, de concentración de la atención y otras técnicas muy interesantes, como las del autor Eckhart Tolle, para separar al individuo de sus pensamientos".
Al poner en práctica su entrenamiento mental, el neurocirujano logró ver a sus pensamientos como una nube de la cual podía separarse y la ansiedad por la competencia se fue. Fue entonces cuando bajó los 69 metros del récord nacional peruano.
"Recuerdo que cuando me venía un pensamiento de ansiedad en la plataforma de competencia, ya en el agua, justo antes de empezar la inmersión, mi mantra era: ‘Eso es solo una formación mental y se va a ir, como pequeñas olas en el agua’", señaló.
El cirujano considera que las herramientas que te enseña la apnea para el manejo de emociones y pensamientos, la vuelven una actividad con mucho potencial para ayudar a combatir los problemas mentales.
"Creo que en el futuro la apnea va a ser una herramienta para curar o tratar enfermedades de salud mental como enfermedad de pánico, ansiedad generalizada, depresión, síndrome de estrés postraumático. Considero que es una herramienta para enseñar a la población en general cómo manejar sus pensamientos y ayudar a su bienestar mental".
Los nervios de ser médico y competidor
El Dr. Valdivia nunca ha dejado de practicar la medicina. Sigue ejerciendo como neurocirujano y después de completar todos sus cursos como apneísta fue invitado a participar como médico de los atletas en competencia y también de intentos de récords del mundo. Además, desde 2017 es parte del Comité Médico y Científico de la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea (AIDA). Entre sus actividades investiga las dudas de los atletas sobre desmayos, neumotórax, fármacos, cuestiones quirúrgicas, etcétera.
Con el tiempo el Dr. Valdivia se fue haciendo amigo de los competidores, quienes comenzaron a enseñarle más sobre el deporte y en 2017 decidió entrar a su primer campeonato. A pesar de no estar seguro de su decisión, en esa primera competencia el neurocirujano logró dos récords nacionales para Perú.

Figura 4. El Dr. Juan Valdivia ha logrado dos récords nacionales para Perú.
Después de haber experimentado el mundo del médico y del atleta, el especialista considera que ser médico en un evento de apnea profunda le causa un mayor estrés que ser atleta. Pues las competencias que necesitan de mucha profundidad suelen ser en lugares alejados de instalaciones médicas de vanguardia.
"Por ejemplo, fui médico del intento de récord de William Trubridge en 2020. Él iba a bajar 124 metros y fue mucho estrés, porque no había cama de terapia intensiva, tomografía ni rayos X; no había nada de eso cerca. Prácticamente el equipo que yo llevaba era el hospital y cada intento de bajar 124 metros es un intento de vida o muerte. Algo pasa mal y él va a salir muerto o medio muerto. Eso me trajo mucha más ansiedad. En las competencias más sencillas no se siente ese riesgo, pero en este tipo de intentos es mucha responsabilidad", detalló el neurocirujano.
Esta ansiedad viene de los riesgos asociados a la práctica de la apnea de competencia. Entre ellos están los barotraumas en oído, tráquea o pulmones; además del síncope o la pérdida de conciencia debida a la hipoxia. El Dr. Valdivia cuenta cómo ha experimentado uno de estos fenómenos, desde su posición de competidor.
"En 2018 tuve dos síncopes en la misma competencia. Cometí errores muy importantes, pero eso me ayudó a adentrarme en el tema del síncope en la apnea y el cerebro. Soy neurocirujano y llegué a la competencia después de una tanda de días quirúrgicos sumamente pesados, con deprivación del sueño y solo un día antes de la competencia. Anuncié una bajada de 50 metros, algo que ya había hecho, pero al final de la prueba, en la superficie, me dio un síncope".
El médico describe su experiencia como uno de los episodios más frustrantes de su carrera como apneísta. Además, el reglamento descalifica la prueba del atleta que sufre este evento. Pero después de lo ocurrido, el médico se dio cuenta que lo que le sucedió era una bendición disfrazada de evento desafortunado, que lo llevó a aprender sobre el síncope y a no cometer los mismos errores.
"Después del síncope comencé a notar que tenía ciertos síntomas e hice una encuesta anónima entre los apneístas de AIDA. Descubrí que la mayoría que había pasado por un síncope presentó algunos síntomas que desaparecieron después de 72 horas; a estos les llamaría síndrome poshipóxico en buceo en apnea, que incluye cefalea leve y problemas de memoria corta —por ejemplo, se te olvida dónde pusiste las llaves o el celular— y hay cambio de ánimo. Esto es algo que no se ha descrito en la literatura médica, pero sucede", destacó.
Estos fenómenos están asociados a la apnea competitiva, que como cualquier deporte de alto rendimiento busca explorar las máximas capacidades de rendimiento humano. Pero la apnea también puede tener otro enfoque, un enfoque recreativo que busca el autoconocimiento y la meditación.
Combinar la práctica médica y la competencia deportiva
El Dr. Valdivia acepta que la medicina es una profesión muy noble, pero también muy demandante por lo que encuentra muy pocos momentos para entrenar entre su rutina diaria. En Florida entrena su resistencia anaeróbica en la piscina y en el gimnasio. Durante la entrevista comenta que desde octubre no había podido salir a entrenarse en profundidad, hasta ese momento.
"La apnea es algo que hago parcialmente, la medicina es algo que no cambiaría por nada, yo sería médico hasta que me muera. Pero la apnea me ha dado la oportunidad de conocerme a mí mismo, conocer mis pensamientos y conocer cómo controlarlos, cómo controlar la ansiedad. Y no es que la apnea todo el tiempo se me haga fácil, pero en verdad me ha llevado a estados que son un éxtasis", indicó.
El Dr. Valdivia o "Juani", como lo conocen en la comunidad de buceo en apnea, nunca imaginó que se convertiría en un competidor con récords nacionales para su país. A veces le sorprenden sus logros, a pesar del poco tiempo que tiene para entrenarse. A veces también duda y piensa en abandonar el deporte, pero siempre hay algo que lo pone de vuelta en el camino.
"Le debo mucho a atletas y científicos de los que he aprendido de medicina del buceo en apnea. Creo que la comunidad es responsable del conocimiento que tenemos en este maravilloso deporte y comparo el aprendizaje de medicina de buceo en apnea al de medicina en general. William Halsted enseñó medicina al lado del paciente y yo recomiendo aprender medicina de buceo en apnea al lado del atleta, al lado del apneísta".
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CRÉDITOS
Imagen principal: Medscape Illustration | Dr. Juan Valdivia
Figura 1, 3 y 4: Dr. Juan Valdivia/Fotógrafo Daan Verhoeven
Figura 2: Dr. Juan Valdivia
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Citar este artículo: Juan Valdivia, a 69 metros bajo el mar con una sola respiración - Medscape - 22 de abr de 2022.
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