A los 90 años el Dr. Florentino Sanguinetti se define igualmente apasionado por la pintura y la medicina

Médicos y sus pasiones

Gabriela Navarra

8 de abril de 2022

Desde muy joven el Dr. Florentino Sanguinetti abrazó dos pasiones con la misma intensidad: la medicina y la pintura. Pintó mucho antes de ser médico, pero el interés por la plástica no mermó cuando se probó el primer guardapolvos (bata) blanco al ingresar a la carrera de medicina. Acaba de cumplir 90 años y desde hace más de dos radica en Unquillo, localidad de Córdoba, una de las provincias más importantes de Argentina. Fue allí de vacaciones junto a su esposa, Solange Fernández Ordóñez (psicóloga y escritora) y cuando el matrimonio iba a emprender el regreso a la ciudad de Buenos Aires, al fin del verano, estalló la pandemia de COVID-19.

Figura 1. El Dr. Sanguinetti en su estudio.

El Dr. Sanguinetti declaró a Medscape en español: "Preferimos quedarnos aquí. Estamos aislados pero muy seguros Por mi edad no puedo arriesgarme a tener COVID-19".

A pesar de la pandemia y de estar a 700 km de la ciudad de Buenos Aires, donde vive habitualmente, el Dr. Sanguinetti no descansa. En estos últimos dos años expuso más de 100 obras suyas en una retrospectiva que se realizó en el Museo de Arte Contemporáneo de Unquillo. "Acaba de finalizar y convocó a muchísima gente", señaló.

El Dr. Sanguinetti nació en Buenos Aires en 1932. Hizo el Bachillerato en el Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA), que depende de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde históricamente han asistido estudiantes que luego se destacarían: médicos, abogados, ingenieros, artistas, periodistas, biólogos… hasta presidentes.

Aunque por distintas causas es muy cercano tanto a la cultura alemana como a la judía, comenzó a estudiar pintura desde muy niño durante sus veranos en Unquillo (lugar de veraneo de la familia) y siendo ya estudiante de medicina en la Universidad de Buenos Aires tuvo una beca del Servicio Alemán de Intercambio Académico para estudiar en Múnich.

Durante el día asistía al Instituto de Patología, por la tarde a la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde estudiaron Paul Klee y Vasili Kandinsky. "Fui el primer becario que llegó a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Conocía el idioma porque lo había estudiado desde niño y eso me permitió ir a la ópera, al teatro, leer poesía, novelas o filosofía en alemán y generar muchas amistades. Una década después tuve la beca Humboldt, ya recibido de médico. Presidí dos veces la Asociación Cultural Argentino-Germana y fui condecorado con la Orden del Mérito de Primera Clase otorgada por el presidente de Alemania Federal. He ido muchísimas veces. Sí, Alemania es mi segunda patria", destacó.

Figura 2. Recuerdo de un atardecer dorado. Cortesía del Dr. Sanguinetti

A partir de 1994 el destino del Dr. Sanguinetti quedaría profundamente ligado al de la comunidad judía. Era director del Hospital de Clínicas, el hospital universitario escuela que depende de la Universidad de Buenos Aires y se encuentra ubicado a menos de 500 metros del edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), donde un atentado terrorista terminó con la vida de 85 personas y dejó más de 300 heridos.

El lunes fatídico

Aquel 18 de julio de 1994 fue lunes. Pleno invierno en Buenos Aires. El Dr. Sanguinetti era director del Hospital de Clínicas (cargo que ocupó 11 años). Estaba reunido en su despacho con otros médicos cuando alguien le trajo la noticia: una bomba en la Asociación Mutual Israelita Argentina, la mutual judía del barrio porteño de Once.

"Lo primero que hice fue abrir las puertas del hospital para que pudieran ingresar todas las personas, tanto los heridos como el público que venía desesperado buscando a sus familiares. Los atendía en el Aula Magna. Cada media hora hacía un informe sobre heridos y los fallecidos que confirmábamos. En pocos minutos ingresaron al hospital más de 100 personas con heridas graves y otros sin heridas físicas, pero alteradas, totalmente hipnotizadas porque habían pasado por la vereda del atentado. Fue una circunstancia muy difícil. Pero al Hospital de Clínicas se le reconoció la respuesta y fuimos muy elogiados", comentó.

Esa dramática circunstancia generó una corriente de mutua admiración y afecto entre el Dr. Sanguinetti y la comunidad judía. "En 2019 me pidieron ser orador principal en el acto que se realiza todos los años en la calle el día del atentado. También me invitaron a colocar la piedra fundamental del nuevo edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina. Mi acercamiento afectivo es muy profundo con la comunidad judía, a raíz del dolor y la sensación terrible de haber vivido el atentado. Eso nos unió mucho".

De sus largos años en el Hospital de Clínicas, el Dr. Sanguinetti recuerda haber introducido un sistema de premios al presentismo para disminuir las ausencias del personal médico y no médico que eran muy frecuentes. También organizó la actividad privada en el hospital, para hacerlo funcionar durante las tardes en consultas de distintas especialidades. "El médico cobraba y el paciente se sentía mejor atendido que en un sanatorio privado, que en muchos casos son muy defectuosos", evocó. Ninguno de los cambios introducidos por el Dr. Sanguinetti sobrevivió después de su paso por el hospital.

El eximio mastólogo

El Dr. Sanguinetti se especializó en cirugía mamaria y operó hasta el año 2013, cuando tenía 81 años. "En ese momento me hicieron una cirugía cardiaca y estuve un año bastante mal porque se infectó, así que dejé de operar, pero continué atendiendo mi consultorio hasta fines de 2019. Pensé que ya tenía edad para retirarme, pero sentimentalmente me ha costado mucho. Con mis pacientes tenía una conexión afectiva muy fuerte y muchas de ellas me han dicho que lo lamentan hasta tal punto de no querer ir a ningún otro médico".

Como mastólogo, el Dr. Sanguinetti fundó en 1974 el Centro de Patología Mamaria como parte de la Liga Argentina de la Lucha Contra el Cáncer (LALCEC). "Organicé el centro y con el tiempo se fueron cubriendo turnos de mañana y de tarde, con más profesionales. Pero para hacerlo puse como única condición desarrollar esa actividad en forma gratuita y así lo hice durante 43 años. La Liga Argentina de la Lucha Contra el Cáncer es una institución sin fines de lucro y atiende a miles de personas", una institución señera con más de 100 años de historia y 180 filiales en distintas localidades de las provincias argentinas.

El Dr. Sanguinetti también fue promotor del recorrido que desde 1989 realizan conjuntamente la Liga Argentina de la Lucha Contra el Cáncer y la empresa de cosméticos Avon por Argentina. Visitan localidades donde las mujeres no tienen posibilidades de hacerse una mamografía y realizan controles con un camión especial convenientemente equipado. Todo eso, claro está, en forma gratuita para las beneficiarias.

Pintar sin prejuicios

Figura 3. El Dr. Sanguinetti aseguró que le gusta ser llamado tanto "médico pintor" como "pintor médico".

El Dr. Sanguinetti aseguró que le gusta ser llamado tanto "médico pintor" como "pintor médico", porque ambas tareas le generan idéntica pasión. No en vano, siempre fue capaz de combinarlas. Cuesta creer que un hombre tan ocupado, casado, padre de cuatro hijos, director de un hospital, eximio cirujano mastólogo, haya podido simultáneamente ser artista plástico. Pero sí. "Para mí la pintura nunca fue un pasatiempo. Siempre me consideré un pintor profesional", enfatizó.

La bitácora de su vida recorre simultáneamente pasos importantes como médico cirujano y actividades vinculadas con la pintura. Mientras era reconocido como mastólogo por numerosas instituciones y publicaba trabajos como investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) exponía obras en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y en galerías y museos de Múnich, Bonn o París. En el año 2000, por ejemplo, la Academia Europea de Artes y Ciencias con sede en Viena lo designó miembro, en reconocimiento a su trayectoria en el campo de la medicina y las artes plásticas.

Reconoce influencias de Klee o Kandinsky, porque explica que el arte abstracto nació y se desarrolló en Múnich, donde hubo una auténtica revolución artística. "Conservo todas mis obras, que son más de 400. No tengo estilos ni épocas: pinto sin prejuicios. Es difícil hablar de la pintura porque la pintura está hecha para ser vista, para ser observada en silencio. Pero yo he pintado mucho abstracto y también figurativo. No he cultivado un estilo único", señaló.

Además de sus escritos médicos publicó un artículo titulado Medicina y Arte, encuentro de Vocaciones, para el libro Bioética y humanidades médicas, de Dietrich Von Engelhardt, José A. Mainetti y sus colaboradores, donde describe las historias de personajes famosos que como él tuvieron dos fuertes vocaciones, entre ellos Louis Pasteur, bacteriólogo y pintor, o Anton Chejov, escritor y médico.[1]

Figura 4. Ejercicio quiromántico. Cortesía del Dr. Sanguinetti

El Dr. Sanguinetti nunca vendió sus obras. "No tengo marchand, nunca me interesó el negocio. He regalado, sí. Hay varios museos que tienen obras mías y también amigos, que felizmente tengo muchos también. Tuve la suerte de abrazar estas dos carreras: la medicina y la pintura. Cuando estuve enfermo, en 2013, parte de mi recuperación fue posible porque todos los días podía mirar durante horas libros de arte. La medicina cura, pero el arte también. De cuerpo y alma".

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