El cáncer aumenta el riesgo de muerte por causas cardiovasculares en los pacientes

Sharon Worcester

Conflictos de interés

21 de marzo de 2022

El cáncer aumenta significativamente el riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular de los pacientes, sobre todo en el primer año tras el diagnóstico e independientemente del tipo de cáncer, según un estudio de base poblacional publicado hace unos días.

El análisis retrospectivo, que incluyó datos de más de 200.000 pacientes con cáncer, mostró que un nuevo diagnóstico de cáncer aumentaba significativamente el riesgo de muerte por causas cardiovasculares (hazard ratio [HR]: 1,33), al igual que de otras complicaciones cardiovasculares, como ictus (HR: 1,44), insuficiencia cardiaca (HR: 1,62) o tromboembolia pulmonar (HR: 3,43).

Con base en los resultados, los investigadores concluyeron que "un nuevo diagnóstico de cáncer se asocia de forma independiente con un riesgo significativamente mayor de muerte por causas cardiovasculares y de morbilidad no mortal, independientemente de la ubicación del cáncer".

Los resultados fueron publicados el 15 de marzo en la versión electrónica de Journal of the American College of Cardiology: CardioOncology.[1]

Se sabe que los pacientes con cáncer y los sobrevivientes de cáncer tienen más riesgo de insuficiencia cardiaca, pero los datos sobre el riesgo de otros desenlaces cardiovasculares siguen siendo menos claros. Además, los autores señalan que muchos tratamientos contra el cáncer, incluidas la radioterapia torácica y la quimioterapia, pueden aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular durante el tratamiento y después de este, pero los datos sobre el riesgo cardiovascular a largo plazo en sobrevivientes de cáncer son contradictorios.

El Dr. D. Ian Paterson, de la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá, y sus coautores querían esclarecer cómo un nuevo diagnóstico de cáncer en diversos sitios y etapas podría afectar al riesgo de eventos cardiovasculares mortales y no mortales de los pacientes a largo plazo.

En el análisis actual se incluyeron datos de 224.016 pacientes con un nuevo diagnóstico de cáncer identificados a partir de una base de datos administrativa de más de 4,5 millones de adultos que residen en Alberta, Canadá. Los investigadores identificaron 73.360 muertes por causas cardiovasculares y 470.481 eventos cardiovasculares no mortales entre abril de 2007 y diciembre de 2018.

Al comparar los eventos cardiovasculares en los pacientes con y sin cáncer, los autores descubrieron que los pacientes con cáncer tenían 33% más de riesgo de mortalidad de origen cardiovascular en el curso de los 12 años de seguimiento del estudio, tras ajustar los datos sociodemográficos y las comorbilidades (HR: 1,33; intervalo de confianza de 95% [IC 95%]: 1,29 a 1,37). Los pacientes con cáncer también tenían más riesgo de sufrir ictus (HR: 1,44), insuficiencia cardiaca (HR: 1,62) y tromboembolia pulmonar (HR: 3,43), aunque no de sufrir un infarto de miocardio (HR: 1,01; IC 95%%: 0,97 a 1,05), en comparación con los que no tenían cáncer.

La magnitud del riesgo variaba un poco según la etapa del cáncer, el tiempo transcurrido a partir del diagnóstico y el tipo de cáncer.

Un nuevo diagnóstico de cáncer ubica a los pacientes en un riesgo significativamente mayor de mortalidad de origen cardiovascular, insuficiencia cardiaca, ictus o tromboembolia pulmonar, independientemente de la ubicación del cáncer, pero el riesgo de eventos cardiovasculares fue mayor para los pacientes con neoplasias genitourinarias, digestivas, torácicas, del sistema nervioso y hematológicas. Estos pacientes representaron más de la mitad de la cohorte de cáncer y más de 70% de la nueva morbilidad cardiovascular.

Los pacientes con un cáncer más avanzado eran los que tenían más riesgo de presentar desenlaces cardiovasculares adversos, pero incluso los que se encontraban en una fase muy temprana de la enfermedad tenían un riesgo elevado.

El riesgo de eventos cardiovasculares fue mayor en el primer año después del diagnóstico de cáncer para todos los desenlaces (HR: 1,24 a 8,36), pero una década después siguió siendo significativamente elevado para la muerte por causas cardiovasculares, insuficiencia cardiaca y tromboembolia pulmonar.

En general, los autores concluyeron que "los pacientes con cáncer constituyen una población de alto riesgo de enfermedad cardiovascular" a largo plazo y señalaron que los enfermos de cáncer "pueden beneficiarse de un tratamiento conjunto que incluya a cardiólogos y especialistas en ictus y trombosis".

En un editorial adjunto, el Dr. Hiroshi Ohtsu, de la Juntendo University, en Tokio, Japón, y sus colaboradores concluyeron que el trabajo "tiene fortalezas notables" e importantes implicaciones clínicas.[2] Sin embargo, el Dr. Ohtsu y sus colaboradores sostuvieron que puede ser necesario tomar medidas adicionales antes de trasladar estos hallazgos a la práctica clínica.

Por ejemplo, el estudio está limitado por su diseño retrospectivo basado en la población y la falta de datos sobre el tratamiento del cáncer, así como sobre varios factores relativos a los pacientes, como el grupo étnico, el tabaquismo y la actividad física.

Los autores del estudio están de acuerdo y señalan que en trabajos futuros se debería evaluar cómo influyen en el riesgo de los pacientes los tratamientos oncológicos y otros posibles factores que contribuyen a los desenlaces cardiovasculares desfavorables.

"Este trabajo podría conducir a una mejor predicción del riesgo cardiovasculares de los pacientes con cáncer y de los sobrevivientes de la enfermedad y a la mejora de las estrategias de prevención y tratamiento", comentaron.

El estudio fue apoyado por una beca de la fundación de los Canadian Institutes of Health Research a Tonelli. Los autores manifestaron no tener ninguna relación económica pertinente. El comentario editorial fue apoyado en parte por la financiación a los autores individuales por parte de la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia/Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar, y la Agencia para la Investigación y el Desarrollo Médico de Japón.

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