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Dra. Jenny Victoria Cárdenas Patiño
La Dra. Jenny Victoria Cárdenas Patiño, médica general en el Hospital Naval en Guayaquil, Ecuador, relata que la pandemia de COVID-19 la sorprendió joven, tanto en el ámbito profesional como en el personal. Tenía menos de un año ejerciendo cuando el virus llegó a Ecuador. "La experiencia que ganamos en la pandemia es abismal y hablo de experiencia laboral y personal. Yo no había visto morir mayor cantidad de gente y durante la pandemia nos tocó ver muchos fallecimientos por diferentes motivos, por la propia enfermedad, por la incapacidad física de recibir más pacientes, por falta de medicación. Todo ese tipo de cosas como que nos endureció el corazón de forma prematura", destacó la especialista.
Desde un inicio la Dra. Cárdenas fue asignada al área COVID-19 de su hospital, pasando al área de hospitalización y de terapia intensiva. Pero esta pandemia no solo cambió radicalmente su práctica médica, también cambió su vida personal. "Yo estaba en casa cuando empezó la cuarentena en mi país, habían sido días muy duros en el hospital y a los 10 días decidí irme de casa, por el miedo, por no saber qué le podía pasar a mis padres y a mis hermanos. Me fui y pasé cinco meses sin verlos físicamente, a pesar de que estábamos en la misma ciudad", señaló.
Así como ella, el personal de salud en el mundo ha enfrentado múltiples riesgos profesionales y retos en la vida diaria. En Latinoamérica esto se suma a la falta de recursos humanos y materiales, lo que ha generado problemas de salud físicos y psicológicos en los trabajadores del área médica. Problemas que han afectado de manera especial a las mujeres, como señala el Análisis de género y salud: COVID-19 en las Américas, publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).[1]
"La presión sobre las y los profesionales de la salud no es neutral en cuanto al género. A nivel mundial, 70% del personal de salud de primera línea lo constituyen mujeres. En la región de las Américas 86% del personal de enfermería, que debe tener un contacto particularmente estrecho con los pacientes, es femenino", señala el documento de la OPS.

Dr. Raúl Mercer
El Dr. Raúl Mercer, médico pediatra con máster en epidemiología, coordinador del Programa de Ciencias Sociales y Salud de la FLACSO Argentina y coordinador del estudio multidisciplinario de la OPS, comentó que a estas cifras se suma que la pandemia ha amplificado las desigualdades estructurales ya existentes.
"Es importante destacar que esta pandemia no se da exclusivamente como una relación virus-humano, sino que se da en un contexto. Y en Latinoamérica es un contexto que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo denomina trampa del desarrollo. Esta trampa está condicionada por una situación de empobrecimiento, de regresión económica, que afecta a la mayoría de nuestros países y también se caracteriza por un aumento en las desigualdades, entre ellas las desigualdades de género", destacó.
Esto hace que además las trabajadoras de la salud se enfrenten a un aumento en las situaciones de violencia intrafamiliar, que si enferman encuentran mayores dificultades para acceder a la atención médica y a tiempos de espera más extensos para obtener un diagnóstico, explica el documento de la OPS. "Al 31 de enero de 2021 los informes de los ministerios de salud incluían más de 1,3 millones de casos entre las y los trabajadores de la salud en las Américas. Más de 6.000 trabajadores de la salud fallecieron debido a la COVID-19. Las mujeres representan 72% de los casos entre los profesionales de la salud. La diferencia por sexo es más marcada en los grupos de edad de 40 a 59 años, ya que 74% corresponde a mujeres".
Más trabajadoras menos remuneración económica
El análisis de la OPS también señala que en Latinoamérica los ingresos de las mujeres que trabajan en el sector salud son 25% inferiores a los de los hombres del mismo sector, que las mujeres realizan más horas extras, son más vulnerables a episodios de violencia laboral, se encuentran más expuestas a agentes infecciosos y tienen menos acceso a elementos de protección para realizar sus tareas.

Dra. Surella Acosta Preciado
"Las mujeres somos la mayoría de la fuerza laboral en el área de la salud, pero tenemos un promedio de menor ingreso, posiblemente relacionado con el acceso a cargos más altos o directivos. ¿Eso ha empeorado durante la pandemia? Puede que sí, por ejemplo, si hablamos de las especialidades médicas, hay mayor cantidad de especialistas de sexo masculino en cuidado intensivo, pero más auxiliares de enfermería de sexo femenino. Eso tiene bases sociales más allá de la pandemia, pero que en este momento agudiza la desigualdad en los riesgos, la remuneración y el acceso a puestos directivos entre las trabajadoras de la salud", destacó la Dra. Surella Acosta Preciado, especialista en medicina interna de la Clínica Cafam en Bogotá, Colombia.
A esto se le suma el estrés del trabajo extra no remunerado, como el cuidado de los hijos y los enfermos dentro del hogar, que históricamente recae en las mujeres. Tareas que se han complicado debido al cierre de escuelas, asilos, hospitales y otros espacios de cuidado.
"En la parte profesional creo que todos nos expusimos de la misma forma, trabajamos hombro a hombro, no importaba si eras hombre o mujer, tenías que intubar. Pero sí creo que en las mujeres, que se hacían cargo de sus hijos, el miedo y el estrés jugaban en contra. Compañeras que estaban amamantando y usaban mascarilla siempre con sus hijos por miedo al contagio, mamás que debían hacerse cargo de las clases virtuales. Se veía un instinto muy protector, algo muy diferente a los hombres, que no parecían tener tanto miedo", rememoró la Dra. Cárdenas.
Asimismo, la Dra. Acosta añadió que las mujeres con frecuencia son cabezas del hogar y para ellas enfermar o fallecer por COVID-19 conlleva el estrés emocional de afectar el funcionamiento familiar, de no poder aportar en lo económico, en lo emocional o en el cuidado de hijos, padres u otros familiares. De hecho, el estudio de la OPS señala que "ser mujer ha sido un factor predictivo de sintomatología ansiosa, depresiva, insomnio o síndrome de desgaste profesional".
Por otro lado, el estudio de la OPS señala que tampoco se tomaron en cuenta el tiempo, las instalaciones ni los recursos necesarios para gestionar la salud menstrual de las trabajadoras de primera línea, quienes tienen que utilizar permanentemente el equipo de protección personal. O como señaló la Dra. Cárdenas, las necesidades especiales de las mujeres que lactan.
El enfoque de género no es cuestión ideológica
El Dr. Mercer recalcó que abordar estos fenómenos con una lente de género no es una cuestión ideológica, sino sociológica y psicosocial, y lo primero que tendrían que hacer los estados es preguntarse y reconocer cómo el género afecta de manera diferencial a las personas en esta pandemia. Lo segundo es indagar dentro de los sistemas de salud y generar respuestas institucionales que ayuden a reducir las brechas entre los trabajadores de la salud.
"Detectar quiénes entre sus trabajadores tienen una doble carga de trabajo, lo que se conoce como doble o triple jornada. Detectar que la mujer sale de su lugar de trabajo, pero llega a otros espacios de trabajo que aunque sean informales, son de alta demanda. Esto afecta la resistencia, la capacidad del cuerpo, su estado físico y mental, sus relaciones interpersonales, familiares y laborales. Y se agrava mucho más en condiciones de cuarentena [o confinamiento] y pandemia".
Algo parecido opinó la Dra. Cárdenas: "Dada la situación de cuidadoras de familia, sería bueno que los jefes pudieran analizar qué personal es apto para el teletrabajo. De tal forma que la persona cuidadora, tanto mujer como hombre, evite contagiarse y contagiar a sus familiares, además de solventar los cuidados en casa, como las clases virtuales o los cuidados a los adultos de edad avanzada. Es verdad que es imposible operar por telemedicina, pero las consultas sí pueden darse por este medio. Lo mismo con las mujeres que están lactando: podrían estar en áreas con menor probabilidad de contagio".
El Dr. Mercer puntualizó que si en Latinoamérica (una de las regiones más desiguales del mundo) no se atiende este problema, la región se sumergirá más en esta trampa del desarrollo y las brechas de desigualdad aumentarán poniendo en situación de fragilidad a los países.
"Para atender la pandemia hay que entender y mejorar el contexto en el que viven las personas. Como especialista en salud pública puedo decir, sin lugar a dudas, que la peor pandemia la conforman la inequidad, la injusticia y las desigualdades sociales. No es lo mismo padecer la pandemia en un contexto de alta desigualdad económica y social que en un país con una economía fuerte que garantiza el acceso a las medidas de protección, a las vacunas, a los cuidados de salud básicos. Es el mismo virus, pero el comportamiento es totalmente diferente de acuerdo al lugar en donde viven las personas y su posición en la sociedad", destacó el especialista.
Mujeres y comunidades resilientes ante la COVID-19

Enf. Nayeli García Zúñiga, M. C.
"Tener a un paciente con COVID-19 se siente como tener 10 pacientes normales, porque necesitas los trajes especiales, que son muy pesados, no te dejan escuchar bien, requieren que grites. Además tienes que sacar a todos de la sala y cuando terminas estás empapado, debes bañarte, cambiarte y regresar. Eso se nos junta con los pacientes normales y con la falta de personal", explicó Nayeli García Zúñiga, M. C., enfermera en quirófano para pacientes con COVID-19 en el Hospital San Ángel Inn, en Ciudad de México, México.
La enfermera puntualizó que todos sufren el estrés, pero muchos no lo aceptan, por la educación, por la idea de que así es el trabajo y para eso estudiaron. Por otro lado, señaló la gran satisfacción que le da ayudar a la sociedad durante esta pandemia.
El análisis de género, publicado por la OPS, resalta que a pesar de los problemas la pandemia ha visibilizado la capacidad y resiliencia de las mujeres, que han estado en el centro de la respuesta, ha puesto en evidencia que realizan más tareas de cuidado (remuneradas y no remuneradas) que los hombres, que deben ser reconocidas y bien remuneradas.
La Dra. Cárdenas no conocía el dato de que las mujeres representan la mayor proporción de trabajadores de la salud que han enfrentado esta pandemia, algo que ahora la hace sentir orgullosa.
"No aceptemos brechas salariales o de responsabilidades por el hecho de ser mujeres. Todas merecemos el reconocimiento por haber sacado adelante a los pacientes y a la par el círculo familiar del que generalmente somos centro. Y creo que es necesario e importantísimo reconocer a las auxiliares de enfermería, que suelen tener el trabajo más duro, complejo, de mayor paciencia. Ellas están allí, poniendo el alma a trabajos que muchas veces no son tan reconocidos por la población en general", sustentó la Dra. Acosta como mensaje a las trabajadoras de la salud.
Recomendaciones de la OPS
Como conclusión de su análisis, la OPS recalca que "la pandemia incide de manera desproporcionada en las mujeres, con lo cual contribuye a una mayor desigualdad de género en salud, que amenaza su desarrollo y bienestar". Por esto, la organización urge producir más información, con enfoque de género, sobre las complejas consecuencias de la epidemia.
Por lo pronto la OPS recomienda que los países desarrollen medidas para la protección de la salud mental y políticas para garantizar el acceso a la salud sexual y reproductiva.
En cuanto al área laboral, se deben generar programas que den respuesta a la sobrecarga de trabajo remunerado y no remunerado de las mujeres y acompañar a las trabajadoras del área de la salud y servicios de cuidado, pues tienen una mayor exposición a la COVID-19. Para ello la OPS recomienda "incorporar la perspectiva de género e interpelar la construcción de nuevas masculinidades en el diseño de políticas de cuidado que apelen a la corresponsabilidad en las tareas domésticas y de cuidado, que se vieron acrecentadas durante la pandemia".
El Dr. Mercer, la Dra. Cárdenas, la Dra. Acosta y la Enf. Nayeli García, M. C. han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
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CRÉDITOS
Imagen principal: Dreamstime
Imagen 1: Dra. Jenny Victoria Cárdenas Patiño
Imagen 2: Dr. Raúl Mercer
Imagen 3: Dra. Surella Acosta Preciado
Imagen 4: Enf. Nayeli García Zúñiga
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Citar este artículo: Más riesgos, más trabajo, menores salarios: la desigualdad de género durante la pandemia de COVID-19 - Medscape - 14 de feb de 2022.
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